El Servicio Andaluz de Salud cuida su historial tecnológico

En apenas cuatro años, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) se ha situado a la vanguardia, no sólo en un ámbito europeo sino mundial, en la aplicación de las TIC en el ámbito sanitario.

Publicado el 27 Jun 2005

Aunque fue en el año 2000 cuando el SAS inició lo que hoy en día constituye el proyecto Diraya, hay que remontarse al año 1996 para contemplar su verdadero germen. Por aquel entonces, el organismo andaluz puso las bases de un sistema que hoy ha permitido digitalizar el historial clínico de casi cinco millones de ciudadanos andaluces. De ahí, a objetivos como la receta electrónica sólo hay un paso.

En 1996 el SAS dotó a cada uno de los centros de atención primaria dependientes de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía de una aplicación informática (TASS). Sin embargo, como señala Antonio Llergo, director regional de Recursos Informáticos del SAS, “a pesar de que estaban conectados no compartían información, de forma que si un ciudadano iba a un centro diferente al habitual se le abría un nuevo historial clínico”.
Al poco tiempo se daba un salto de gigante en el proyecto de modernización sanitario con el despliegue de una red de comunicaciones de banda ancha. El empeño no era ninguna frivolidad, no en vano había que conectar casi 1.500 centros de atención primaria y 30 hospitales. Aunque el avance permitió compartir información, que se hacía accesible desde cualquier centro mediante el uso de un navegador, sin embargo se quedaba corto a la hora de compartir el historial clínico de los pacientes. Además, se contaba con un centro de gestión de sistemas, lo que “nos permitió comenzar a pensar en otro modelo informático”, añade Llergo.

Por eso en el año 2000 se apostó por una aplicación informática, Diraya, a la vez que se optaba por un modelo centralizado en dos nodos para todo el área de atención primaria, diferenciados por área geográficas: uno situado en Sevilla (del que dependía la parte de Andalucía Occidental) y otro situado en Málaga, que daba servicio al área oriental.

El proyecto se estructura en dos entornos centralizados: uno para dar soporte a aquellas aplicaciones de atención secundaria y especializada (módulo de citación, partes de estructuras, pruebas funcionales, pruebas por imagen, vacunas, etc.); y otro que da soporte a toda la parte de primaria. Esta segunda ha sido desarrollada a medida por Indra y soporta todo el módulo clínico. Para su publicación se ha optado por Citrix MetaFrame que, mediante la utilización de clientes ligeros, permite se ahorre ancho de banda pero asegurando el servicio a todos los puntos de la red, a la vez que se resuelve la problemática de la seguridad y confidencialidad de los datos.

Como infraestructura tecnológica propiamente dicha, el SAS se ha declinado por entornos diferenciados: un mainframe que recurre a equipos con sistema operativo Solaris 9 y base de datos Oracle 9i; y un segundo sobre dos grandes servidores Fujitsu PrimePower y alrededor de un centenar de servidores de aplicaciones. Por su parte, en los PCs se ha optado por el sistema operativo Linux.

El sistema vertebral del proyecto se basa en la aplicación Diraya -desarrollada, al igual que sucedió con TASS, por Indra-, y que permite el acceso al historial clínico de cada paciente de forma digitalizada. De esta forma, el doctor puede acceder siempre a través de la tarjeta sanitaria del paciente que incorpora un chip que es leído en el lector incorporado a su puesto de trabajo en la consulta- a las fichas informativas de cada usuario, incluyendo aspectos como identificación, datos de aseguramiento sanitario, aseguramiento laboral o de adscripción. Los historiales, almacenados en la base de datos de forma centralizada, son accesibles desde cualquier centro sanitario de la geografía andaluza que se haya incorporado al nuevo sistema.

Mediante el sistema, los médicos de familia también pueden acceder a las agendas de los especialistas y solicitar y concretar citas, de forma que el paciente sale de su centro de salud con los datos de la citación que se precise para acudir al especialista o realizarse una prueba diagnóstica (radiología, analítica, etc.), y sin necesidad de tener que regresar al centro de nuevo para recoger la citación. Uno de los principales valores del proyecto es la tarjeta sanitaria que posee cada uno de los ciudadanos, que posibilita el acceso a los datos de la historia clínica única en los centros.

Otra de las puertas que abre el proyecto Diraya es la receta electrónica, un modelo de prescripción y dispensación de medicamentos que se realiza a través del sistema. La solución, que ya funciona en algunas zonas de Andalucía permitirá a los pacientes dirigirse a la farmacia y solicitar los medicamentos mediante la misma tarjeta sanitaria, que permitirá al farmacéutico, a través de otro lector en su equipo, acceder al sistema del SAS, conocer y finalmente dispensar los fármacos recetados previamente por el doctor.

Anteriormente, el médico, tanto de primaria como de atención especializada, realiza la prescripción desde el ordenador de su consulta, grabándose en el “módulo central de dispensación”, en el que se crea un “crédito farmacéutico” que contempla el tratamiento prescrito por el doctor, estableciendo incluso duraciones del tratamiento de hasta un año.

La principal ventaja de la receta electrónica, ya disponible para 213.000 ciudadanos andaluces, es evitar los continuos desplazamientos a los centros de los enfermos crónicos para renovar los tratamientos prescritos, lo que a su vez redunda en un mayor tiempo de los facultativos de atención primaria para atender a otros pacientes.
Las farmacias, que utilizan un módulo web de dispensaciones desarrollado en el proyecto, necesitan una conexión al sistema mediante banda ancha, además del lector de la tarjeta para poder acceder al sistema.

Precisamente, la integración que requiere la receta electrónica se constituyó en otro de los principales desafíos del proyecto Diraya, al demandar la relación del Servicio Andaluz de Salud con agentes externos, como son los farmacéuticos, con sistemas y aplicaciones diferentes, lo que necesitó un arduo trabajo de integración.

El sistema se ha implantado ya en 326 centros de salud de atención primaria y tres hospitales dependientes del Servicio Andaluz de Salud, que espera concluir el proyecto en el año 2007. Para el presente año se espera trasladarlos a todos los centros de atención primaria, mientras que el área de consultas y urgencias se abordará en 2006. Un año después, fecha en que ser prevé concluir la iniciativa, se culminará el módulo de hospitalización, según los planes que maneja el SAS. Además, como apunta Antonio Llergo, de forma paralela “se está terminando el sistema de aprovisionamiento, con la intención de disponer de un modulo común para el Servicio de Saluda Andaluz” Actualmente, 4,7 millones de ciudadanos andaluces de un total de 7,2 de población adscrita- cuentan con la tarjeta sanitaria del proyecto Diraya. En cuanto al personal médico, 3.456 profesionales ya disponen de acceso al sistema.

El SAS ha invertido en el desarrollo del proyecto Diraya una inversión directa de 80 millones de euros, a los que habría que sumar aspectos adicionales como los centros de gestión, desde donde se controla el funcionamiento de la red, que ya funcionaban previamente y que añadirían otros 30 millones de euros.

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Redacción Computing

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