El advenimiento de nuevas economías asiáticas que ya juegan como potencias, o la incapacidad de la Unión Europea por crear un único núcleo económico y social donde tengan cabida nuevos y antiguos miembros son cuestiones que hoy preocupan a los ciudadanos del continente. Por ello, Unisys organizó los pasados 20 y 21 de junio un seminario que bajo el título: ¿deberían los europeos temer al futuro?, consiguió reunir a casi una decena de ponentes para tratar esta realidad europea, un devenir marcado por un amplio abanico de inquietudes.
Como punto de partida, el cada vez mayor peso económico de naciones como China o India, que han conseguido multiplicar por tres el crecimiento económico de Europa -atrapada en un sedentarismo económico sazonado por una creciente inflación y aumento de precios- sirvió para desvelar una crisis cultural y social casi generalizada, acentuada por el fracaso de las últimas iniciativas llevadas a cabo por la UE.
Como medidas de choque, los distintos ponentes incidieron en la necesidad de una reinvención de la vieja Europa, inmovilizada en antiguas prácticas de negocio; en la obligación de acercar posturas a través de la tecnología o el trabajo conjunto; y en la exigencia de aunar esfuerzos para que las economías del continente prosperen.
“Una Europa unida, una Europa conectada, sin fricciones, es nuestro futuro”, concluyó Joseph W. McGrath, CEO de Unisys Corporation.
Además de para ofrecer una vía de análisis sobre lo que está siendo la pérdida de poder y de unidad en el continente, el seminario sirvió para conocer de primera mano detalles sobre la explosión económica de países como China o India, que han sabido beneficiarse de dos formas distintas de hacer negocio.
Así, mientras que el primero ha multiplicado su crecimiento económico gracias a una estrategia centrada en adquirir bienes y materias primas a bajo coste para luego fabricar y vender sus propios artículos, el modelo indio ha preferido descansar en la provisión de servicios profesionales, con mínimas necesidades de inversión, pero con grandes beneficios.
El resultado: economías saneadas y unas previsiones de crecimiento tan altas que en pocos años podrían trastocar el orden económico mundial.