Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones han perdido representación directa en el comité de dirección de las empresas españolas, ya que si en el año 2000 este departamento tenía presencia en el cuadro directivo en un 49 por ciento de las compañías, durante los dos últimos años se ha producido una caída, de manera que en 2002 se registró un porcentaje del 35 por ciento. Así se desprende de un estudio realizado por el Grupo Penteo en base a una investigación de mercado realizada sobre una muestra de 268 empresas españolas con una facturación superior a los 30 millones de euros, y en el que también se refleja que el departamento de sistemas se encuentra indirectamente representado a nivel directo en la mayoría de los casos, concretamente un 44 por ciento.
Sin embargo las TIC continúan teniendo una importancia estrategia en la estructura de la empresa, al menos en el organigrama, ya que en la mayor parte de las empresas del Responsable de la Dirección Informática depende directamente del director general de la compañía. Y pese a que más de la mitad de los directores generales mantienen una postura pasiva ante las TIC, esta vinculación refleja que la dirección quiere estar al tanto de los temas tecnológicos de un modo directo. Pero eso no impide que el Responsable de la Dirección Informática haya perdido parte del peso estratégico que obtuvo en momentos anteriores.
El estudio también refleja que el principal problema que afecta a los Responsables de la Dirección Informática en la efectividad de su trabajo es el exceso de tareas que gestionar. Sus ocupaciones principales son las que consisten en la gestión de recursos, que ocupan prácticamente la mitad de su tiempo. Las funciones de comunicación, que incluyen el marketing del departamento y la comunicación con otros ejecutivos, significan una cuarta parte de su tiempo. Y, en contra de sus preferencias, las labores de investigación y análisis tan sólo cuentan con el 20 por ciento de su tiempo.
En lo que se refiere al departamento de Sistemas de Información se mantiene la misma línea; sus tareas se centran, básicamente, en el suministro y soporte de infraestructuras de la compañía. Más de la mitad de sus contribuciones están destinadas a estas tareas y sólo una cuarta parte está destinada a la introducción de innovaciones TIC. Por lo tanto, la visión de este departamento sigue siendo más práctica que innovadora.
España es el país de Europa que menos presupuesto destina a este departamento, con un valor medio del 2,1 por ciento del total de la facturación. Pese a este dato, la inversión en TIC se ha incrementado ligeramente contrastando con la actitud del resto de países de Europa y de Estados Unidos, donde el presupuesto en TIC ha descendido ligeramente durante los últimos años.
Esta tendencia se debe a que estos países realizaron fuerte inversiones en periodos anteriores debido, principalmente, al efecto 2000 y a la implantación del euro, así como a la propia burbuja tecnológica, lo que hizo aumentar la presencia del departamento de sistemas dentro de la empresa. España, por el contrario, sufrió cierto retraso en la evolución tecnológica en comparación con este entorno y esto ha provocado que los cambios en el presupuesto sean menos bruscos que en el reto de países.
Hay que señalar también que España es, por detrás de Gran Bretaña, el país que considera que las empresas no destinan suficiente parte del presupuesto al departamento de Sistemas de Información. En nuestro país se observa que casi la mitad de las compañías están disconformes con la inversión en TIC, mientras que la otra mitad la considera adecuada, nunca excesiva.
Además, la caída del presupuesto en Europa ha provocado que existan menos proyectos en el departamento y esto se ha traducido en una mayor disponibilidad de tiempo para la relación con el comité de dirección y la comunicación entre diversas áreas. De hecho, los datos reflejan que ha crecido el peso del RDI en las decisiones sobre tecnología que llevan a cabo las empresas en gran parte de estos países, según se refleja en el estudio Synstar´s PPI-III.
Por otro lado, el estudio realizado por Grupo Penteo refleja que la evolución tecnológica de las empresas está liderada en gran parte de los casos por el RDI, a pesar de que existe una fuerte inclinación a optar por las tecnologías ya consolidadas. Esta tendencia es la misma tanto en España como en el resto de Europa, lo que demuestra que el RDI se percibe como una herramienta para obtener beneficios, no como el impulsor de las nuevas tecnologías.
En Europa, sin embargo, ha aumentado la preocupación por la inestabilidad de los sistemas durante el último año y la preocupación por la seguridad es todavía palpable. Esta tendencia es menor en España, donde la mayor intranquilidad proviene de la responsabilidad de respaldar las tecnologías en las que se basa la empresa.
El estudio realizado por Grupo Penteo también demuestra que la anticipación a las necesidades de la empresa y ofrecer las soluciones pertinentes es el objetivo más valorado por el RDI. Las tareas más prácticas y mecánicas, como la administración del material informático, reciben menor consideración y no se encuentran entre las preferencias de este sector.
Por otra parte, el principal punto de valoración que las empresas tienen sobre la eficiencia del RDI es el servicio prestado a los usuarios y el resultado de los proyectos desarrollados. Sin embargo, antes de valorar la eficacia, la exigencia principal de la compañía es el coste. Este requerimiento está mejor valorado que la calidad e innovación de las TIC. Es decir, se tiene una percepción global del departamento como gestor de proyectos y prestador de servicios. Esto contrasta con los objetivos que realmente busca el RDI, ya que la tendencia general indica que prefieren plantear estrategias al negocio que solucionar los problemas informáticos.
Por tanto, la percepción que ofrece la compañía sobre la importancia de las TIC indica una pérdida de relevancia estratégica de los proyectos tecnológicos. El RDI sigue teniendo línea directa con la dirección, pero el peso que obtuvo en años anteriores ha quedado en un segundo plano.
Antonio Guerra, consejero delegado de Grupo Penteo