El clima económico actual somete a una gran presión a las empresas que quieren seguir siendo competitivas. En cada entorno de negocio, desde el consejero delegado al director de Tecnologías de la Información tienen que evaluar la efectividad de sus operaciones y analizar qué procesos están funcionando correctamente y cuáles necesitan revisarse.
El sector de la impresión no es siempre el primer área considerada como prioritaria. Sin embargo, nadie puede negar su importancia en el desarrollo del trabajo diario. Según Gartner, por ejemplo, las empresas gastan hasta un 15 por ciento de sus ingresos anuales en la elaboración de sus documentos. La impresión no sólo es parte del negocio, sino que es básica para asistir a una reunión o para escribir una propuesta que traslade la imagen corporativa adecuada a los clientes.
Una correcta impresión cumple desde esta perspectiva dos importantes cometidos: el primero, a través de la comunicación, ya que imprimir informa, persuade y promociona una empresa ante su audiencia interna y externa, es decir, optimiza la información e influye en el comportamiento del cliente y del empleado e, incluso, influye en una decisión de compra; en segundo lugar, la impresión es un recurso interno con la capacidad de impactar en la productividad del equipo de trabajo.
Dicho esto para cualquier empresa,independientemente de su sector de actividad, la incidencia de la capacidad y calidad de impresión en un estudio artístico se multiplica exponencialmente, porque la impresión no sólo va ligada a una imagen corporativa, sino que tiene que expresar el valor creativo original de la manera más fidedigna posible.
Desde sus comienzos, el Estudio Mariscal apostó por la tecnología como una herramienta para potenciar su trabajo, como un medio que además de aportar productividad y reducción de tiempos en la ejecución de los proyectos, permitiese realizar determinadas tareas que serían impensables de manera artesanal. Como asegura Santiago Errando, gerente del Estudio, “cuando creó esta empresa, Javier Mariscal tenía muy claro que la informática y las nuevas tecnologías podían ofrecer una mayor relevancia al proceso de creación artística. Hubo gente incluso que pensó que era imposible trasladar su trazo artístico a una máquina, pero la evolución de los acontecimientos le ha terminado dando la razón. Para el Estudio, la informática no es un fin en sí mismo, sino una herramienta a la que puedes hacer evolucionar para adaptarla a tus propios intereses creativos”.
Si añadimos color a la impresión, el impacto de la comunicación es aún mayor. En un estudio reciente de HP sobre este segmento de mercado, se recoge que para los usuarios el color añade tres beneficios importantes desde el punto de vista de la comunicación: información, persuasión y promoción.
Desde su uso habitual como, por ejemplo, destacar en rojo el débito de un documento financiero, hasta la elaboración de gráficos a todo color o mapas en un informe, el color aumenta la asimilación y la compresión de la información que se desea transmitir.
Los documentos a color comunican de una manera más efectiva y ayudan a vender ideas más fácilmente. Al contrario que los documentos a color, los impresos en blanco y negro presentan a menudo una apariencia de boceto. Según la firma de estudios de mercado MetaFacts, el segundo uso más popular de una impresora de oficina, después de la impresión de cartas, es la impresión de informes o propuestas, unos documentos cuyas posibilidades aumentan en gran manera si son producidos en color.
Y el color también promociona porque ayuda a la empresa a comunicar de manera eficiente su imagen corporativa y permite resaltar los resultados económicos. Además, los catálogos, folletos, publicidad y otras acciones de marketing son más atractivas y fáciles de recordar si son creadas en color.
En el caso de Estudio Mariscal, además de estos beneficios, la tecnología de impresión exige de una adaptación a la creatividad artística. Por este motivo, cada nuevo plotter o impresora a color se analiza de manera exhaustiva, tanto desde su naturaleza técnica, como sobretodo por su calidad de color. Como explica, José Manuel Uros, “estudiamos cada compra de manera meticulosa. En primer lugar, evaluamos que las máquinas cumplan los estándares con los que trabaja el estudio, fundamentalmente PostSript Nivel 3 y, en segundo lugar, miramos las posibilidades de calibración del color, el formato y la fuerza del color, lo que nos permitirá definir nuestras paletas, los tamaños y el resultado final un trabajo”.
Esta evaluación exige probar en producción cada uno de los sistemas. Gracias al programa de beta-testing de HP, las recientes adquisiciones de Estudio Mariscal, una HP Color Laserjet 9500 y un plotter PS 800, pudieron probarse in situ y durante un largo periodo de tiempo en las propias instalaciones del Estudio, algo que, según Uros, “otros fabricantes no permiten y que es diferencial respecto de HP”.
Esta operativa es fundamental, ya que la principal base de la creatividad artística del equipo de Mariscal se centra en el color y por tanto en la capacidad para poder calibrar las mezclas de color imaginadas por su creador: “nuestro estudio trabaja con mezclas de color que requieren proporciones muy exactas de diferentes tintas. Por este motivo, es fundamental que podamos ajustar nuestras impresoras y plotters al color final, colores que por otra parte se adaptan a cada proyecto concreto. Una vez conseguido, es muy importante que el color tenga fuerza es decir, el aspecto real que nosotros pretendemos. La HP 9500 cumple con estos requisitos”, asegura Errando.
Pero además de la componente puramente artística, el Estudio Mariscal es una empresa a gestionar y, por tanto, a rentabilizar. Por esta razón, la informática ha ido adquiriendo un peso decisivo en su actividad.
Cada año se dedican mayores recursos económicos en el área de Nuevas Tecnologías, un esfuerzo que, para Errando, “es imprescindible, independientemente de si hay que considerarlo como un gasto o una inversión”.
La empresa está utilizando cada vez más fórmulas de renting para la adquisición de sus sistemas, pero con modalidades cada vez más flexibles. En unos casos se emplea para plazos de dos años y en otros para periodos mayores de tiempo de entre tres o cuatro años, con el objetivo de adecuar los ciclos de vida tecnológicos a las necesidades reales del estudio: “la oferta tecnológica es enorme y es difícil seguir sus pasos. Por ello, creemos que los mejor es buscar fórmulas de renting flexibles que nos permitan anticipar el ciclo de vida de los productos y conseguir una óptima amortización”.