Hace unos meses las empresas tradicionales tenían que descubrirse ante el empuje de la llamada nueva economía, cuya expectativa de futuro revolucionaba los cimientos del mercado. La cuestión para muchas empresas era adaptarse a los nuevos tiempos o morir. Sin embargo, hoy por hoy la realidad es bien distinta, y paradójicamente para muchas de las Punto com la cuestión se ha reducido simplemente a cómo sobrevivir.
Pasar del más puro optimismo al más desesperante pesimismo con la velocidad que lo han hecho las llamadas Punto com sólo es posible en un entorno económico como el e-business, donde ni los más expertos saben predecir con certeza la tendencia que seguirá un mercado dominado por la más absoluta incertidumbre.
En apenas unos meses ,desde los pasados meses de marzo y abril hasta ahora, la sangría de las Punto com ha sido constante y un sinfín de compañías que habían confiado su futuro a un modelo económico mal entendido han tenido que rendir tributo a un mercado que se encuentra inmerso en pleno proceso de selección natural.
A partir de la pasada primavera, cuando comenzaron a llegar los primeros traspiés –esta vez más reales que virtuales- de las empresas tecnológicas, la unión de una serie de circunstancias (anuncios de malos resultados, caída en Bolsa, etc.) ha derivado en una vorágine negativa difícil de detener. Es más, ya hay quien habla del llamado efecto dominó, que nació al amparo de los primeros fracasos y ahora ha adquirido más bien un efecto bola de nieve, arrastrando a toda aquella compañía que tenga relación con la nueva economía.
Aunque es difícil aventurarse, según un estudio de la consultora IDC y basándose en datos del portal de desarrollo Internet (Webmergers.com), desde principios de año han sido 130 las empresas de Internet que han tenido que echar el cierre a su negocio. Como no podía ser de otra forma, las que más predominan, con 98 fracasos contabilizados son las dedicadas al B2C (Business to Consumer), enfocadas hacia el cliente final; mientras que las B2B (Business to Business) mantienen una mayor capacidad de supervivencia con 26 desastres. Para completar la cifra, otras seis empresas que pusieron fin a su trayectoria tenían negocios tanto B2B como B2C.
El primer gran aviso de la decadencia de las Punto com se produjo el pasado 18 de mayo, cuando Boo.com, uno de los principales sitios web de ropa, se declaraba en quiebra. Era la primera pesadilla que comenzaba a despertar a las Punto com europeas de sus felices sueños de bonanza. Boo.com había nacido 18 meses atrás consiguiendo involucrar a más de 300 empleados en un proyecto que contaba con JP Morgan y Benetton entre sus principales inversores. Tanto uno como otro se negaron a realizar un desembolso que se había de sumar a los más 120 millones de dólares que ya habían invertido. Recientemente, Boo.com ha sido comprado por el portal de moda Fashionmall que ha resucitado el sitio web.
A raíz de aquel pistoletazo de salida, la tormenta de desastres se desató y la lista de fracasos ha ido engordando a medida que se sucedían los días del calendario. A todo esto se sumó la caída bursátil en picado que experimentaron la mayoría de las Punto com, con unos inversores que comenzaban a desconfiar de un mercado que hasta el momento no había vendido más que unas expectativas que ahora no se veían confirmadas.
Pero la hecatombe no sólo se centraba en las empresas de comercio electrónico, sino que también afectaba a los grandes ISPs. A lo largo del verano eran públicos los apuros que estaba atravesando el proveedor World Online. Primero, debido a un escándalo financiero protagonizado por su máxima directiva Nina Brink el pasado mes de marzo al vender sus acciones por una cantidad inferior al precio de salida en los mercados, y después por las pérdidas de la propia compañía. En el mes de octubre anunció unas pérdidas de 84 millones de dólares en el tercer trimestre del año 2000. A pesar de unos resultados funestos, las pérdidas eran un 17 por ciento inferiores a las registradas el trimestre precedente.
A pesar de todo, se salvó de la quema gracias a Tiscali que, cual caballero salvador, se decidió a comprar World Online por 5.900 millones de euros (981.640 millones de pesetas). El ISP italiano siempre argumentó su necesidad de ganar cuota de mercado de forma rápida.
En España, fueron los accionistas de Ya.com los que consiguieron redondear su apuesta y vender la compañía a la alemana T-Online, filial de Deutsche Telekom, que el pasado mes de agosto pagó 91.500 millones de pesetas.
Ni siquiera las grandes se han librado de la quema y pasan sus apuros. La misma Amazon.com, modelo donde los haya de comercio electrónico destinado al consumidor final a través de la venta de CDs y libros por Internet está pasando sus apuros. Amazon.com, que asegura contar con 25 millones de clientes, mantiene su cuenta en números rojos, al tiempo que su cotización se mueve en mínimos históricos, lo que pone en guardia a buena parte de sus inversores al facilitar su compra por otra compañía. A pesar de eso, lo paradójico es que ha logrado aumentar sus ventas en Navidad en un 99 por ciento y ha conseguido comercializar hasta más de 31 millones de referencias, según ha afirmado recientemente su presidente, Jeff Bezos. Un contrasentido que tal vez apunte a la necesaria adaptación del modelo de negocio de la compañía a la verdadera realidad del e-commerce.
Incluso compañías con ciertos visos de rentabilidad económica como Bike.com, Pets.com, Furniture.com han tenido que quedarse en meros proyectos ante la falta de liquidez económica, al ver cómo los inversores les retiraban su confianza.
En España, la sensación de fracaso también se contagió y, aunque hasta hace bien poco no se han comenzado a conocer casos relevantes, en los últimos días del pasado año han comenzado a faltar dedos de las manos para contabilizar los fracasos.
Uno de los casos más sonados ha sido el de Ecuality, abanderado español del B2C, que contaba con gestores de la talla y trayectoria de Fernando Pardo, ex directivo de PricewaterhouseCoopers. Después de un par de meses de rumores y más rumores, recientemente se confirmó su desastroso final. El pasado 5 de diciembre presentó un expediente de suspensión de pagos tras dejar todo un reguero de deudas que supera los varios miles de millones de pesetas. Su fracaso ha constituido la primera gran señal de alerta en un sector que en España se contagió de la euforia procedente del otro lado del Atlántico y del resto de Europa. Ahora queda por ver qué sucederá con las tiendas on line de Ecuality, uno de las Punto com españolas que más derrochó en campañas publicitarias para fomentar el comercio electrónico.
Otra que también ha sufrido el naufragio de las Dot com ha sido Netjuice, que se ha decidido a reducir un tercio de la plantilla de Baquía.com, su filial en Internet dedicada a la venta de informes sobre la Web, al tiempo que anunciaba la remodelación de su modelo de negocio en aras de obtener una rentabilidad a corto plazo. Al menos ha sido más afortunada que Ecuality y ha conseguido que Netjuice aprobara una ampliación de capital por valor de 166 millones de pesetas.