Por fin se han modificado las leyes para la protección de los compradores on line dando a los clientes 7 días para decidir si quieren o no mantener los artículos comprados a través de Internet. La directiva europea da a los llamados e-compradores el derecho a cancelar un pedido pudiendo exigir su reembolso en un plazo de 30 días, incluso después de que los artículos hayan sido enviados. Por otro lado, a menos que se acuerde de antemano, los clientes podrán pedir la devolución de su dinero si la mercancía solicitada no ha sido enviada en el mismo plazo.
Por su parte, los comerciantes que venden a través de la red se verán obligados a modificar su websites para notificar a los usuarios su derecho de retirar un contrato suministrándoles un formulario de cancelación.
Aunque la ley ha previsto algunos casos de excepción, especialmente para los contratos que implican alojamiento, transporte, catering o servicios de ocio y tiempo libre, así como los que incluyen contratos donde las mercancías pueden deteriorarse rápidamente como por ejemplo CDs, videos y videojuegos donde el embalaje puede ser abierto, periódicos, etc., para las empresas, esta directiva da demasiado poder a los consumidores además de costar a los e-tailers inversiones millonarias en administración y costes de servicio. Otro aspecto que destacan los comerciantes, es que las pequeñas firmas se verán forzadas a salir del negocio.
También conviene mencionar que, mientras estas medidas protegen a los consumidores en sus transacciones con los e-tailers europeos, no existe ningún requisito que los vendedores americanos tengan que obedecer.