Irlanda, república tecnológica

El Gobierno ejerce un papel activo en la promoción de iniciativas empresariales a través de organizaciones como Enterprise-Ireland.

Publicado el 18 Abr 2001

Con una superficie de 70.282 kilómetros cuadrados y una población que ronda los cuatro millones de habitantes, la República de Irlanda es, según el índice de A.T. Kearney, la segunda economía más global después de Singapur y un reciente informe de Legg Mason Precursor Group la sitúa, junto a EEUU, el Reino Unido y Canadá, en el grupo de los Cuatro de la Banda Ancha, con una perspectiva relativamente alta de crecimiento en la Nueva Economía.

La década de los 90 representó para Irlanda el gran salto. Según la OCDE, la economía de la isla creció una media anual del 8,5 por ciento entre 1994 y 1999, superando con un amplio margen la de la UE, que fue de un 2,3 por ciento. El despliegue estratégico de los Fondos Estructurales y de Cohesión de la UE, en la que Irlanda ingresó en 1973, significaron un empuje importante, pero fueron sobre todo la fuerte afluencia de capital extranjero y el peso de las exportaciones los factores que determinaron y continuarán determinando el crecimiento de su economía. Durante los últimos 15 años, se han realizado inversiones directas en Irlanda por un valor acumulado de 6.000 millones de libras irlandesas, cifra de la que dos tercios proceden de EEUU, de forma que, aunque Irlanda representa sólo el 1 por ciento del PIB de la UE, acapara el 10 por ciento de la inversión en fabricación de los EEUU en la UE.

Esta inversión ha conducido a la creación de un sector orientado a la exportación que dispone de una mano de obra muy joven (el 45 por ciento de la población tiene menos de 25 años y el 27 por ciento se sitúa entre los 25 y los 44 años) y altamente especializada. Entre 1994 y 1999, la exportación de mercancías irlandesas, según datos de la OCDE, creció una media anual del 15,9 por ciento, es decir, más del doble que en la UE. Se estima que el 70 por ciento de los productos manufacturados en Irlanda se exportan y el porcentaje crece hasta el 85 por ciento en el caso del sector industrial de capital extranjero, con EEUU y el Reino Unido representando el 40 por ciento de las exportaciones en 1999.
Aunque la industria agroalimentaria sigue siendo el bastión de la economía irlandesa, los productos manufacturados representan el 84 por ciento de la exportación. Las áreas de alta tecnología, principalmente electrónica, sanidad y productos farmacéuticos, son especialmente importantes, pero también los servicios de comercio internacional como software, telemarketing y servicios financieros.

El hecho de albergar las actividades principales en Europa de Intel, Dell, Hewlett Packard, Boston Scientific y otras muchas grandes corporaciones, está acelerando el crecimiento y favoreciendo la aparición de cientos de nuevas empresas irlandesas. Junto a firmas de la talla de Baltimore e Iona, que ya cotizan en Nasdaq, otras de menor tamaño pero sumamente innovadoras, como Macalla Software, Orbiscom Conduit y MoneyMate, conforman una fuerza de alto potencial, de la que es plenamente consciente el Gobierno, quien ejerce un papel activo en su promoción a través de organizaciones como Enterprise-Ireland, una sociedad estatal que fomenta el desarrollo de iniciativas empresariales irlandesas a través de inversiones directas o de la toma de participaciones de entre un 10 y un 15 por ciento en su estructura accionarial. Si una compañía necesita 1 millón de euros, nosotros financiamos entre 300 o 400.000 euros, explica Gerry Moloney, director de inversiones de la organización, que desde su constitución en 1995 ha invertido alrededor de 45 millones de euros.
En su avance, Irlanda no sólo ha desplazado a los EEUU del puesto de mayor exportador de software del mundo sino que también es el centro mas importante dentro de Europa de localización de software. Para continuar con esta dinámica y a pesar de la reducción de los Fondos de la UE, el gobierno ha establecido, para el periodo comprendido entre 2000-2006 un Plan Nacional de Desarrollo (PND) que, con una inversión global de (40.600 millones de libras irlandesas), define una política estratégica de desarrollo tendente a conseguir un incremento medio anual de PIB del 5,4 por ciento y en la que las TIC ocupan una posición clave.

Además de continuar ofreciendo importantes ventajas fiscales (los beneficios derivados de actividades de fabricación o servicios que reúnen ciertos requisitos están sujetos a un tipo impositivo del 10 por ciento hasta el 31 de diciembre de 2002), la formación y la investigación también son áreas prioritarias. El PND prevé inversiones en infraestructuras de formación y enseñanza por valor de 1.624.000 millones de libras irlandesas durante 2000-2006. Aunque el número de licenciados en informática pasó de 500 en 1996 a casi 2.000 el siguiente año, entre las iniciativas mas importantes es destacable la financiación de 14.000 nuevos puestos de postsecundaria en los Institutos de Tecnología, ya que a pesar de disponer de una economía de pleno empleo (se prevé que el índice de desempleo se sitúe en un 3 por ciento este año) y de que se espere un crecimiento del empleo en el sector informático del 117 por ciento hasta 2003, Irlanda requerirá alrededor de 200.000 inmigrantes para cubrir los puestos de trabajo disponibles en los próximos diez años. Para cubrir este déficit, además de simplificar las normas de emigración, la Agencia de Formación Gubernamental (FAS) ha lanzado una campaña de promoción y atracción a nivel mundial.

La liberalización del mercado de las telecomunicaciones ha sido determinante a la hora de preparar a Irlanda para la era del comercio electrónico. En la actualidad Irlanda es uno de los ejes mas importantes de negocios electrónicos de Europa con una cuarta parte de toda la capacidad de banda ancha de Europa.

La Ley sobre Comercio electrónico, de 10 de julio de 2000, ha sido clave a la hora de impulsar el comercio electrónico pero más llamativo resulta el proyecto de creación del distrito digital. Diseñado para acelerar la entrada de la economía irlandesa en la era de Internet, el distrito digital comprenderá una zona de 9,6 kilómetros cuadrados en Dublín y se espera que acoja cientos de compañías altamente tecnológicas, conduciendo a la creación de más de 7.000 puestos de trabajo.

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Redacción

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