Todas las tareas que habitualmente desarrolla en una empresa el departamento de Recursos Humanos tienen en Internet no sólo un medio para ahorrar tiempo y costes, sino también una herramienta para, por una parte simplificar determinadas actividades, generalmente las puramente administrativas, y para por otro lado perfeccionar y aportar un valor añadido a determinados procesos, especialmente comunicativos y formativos.
En lo que se refiere a los procesos administrativos, Internet a estrechado las relaciones que obligatoriamente han de establecer las empresas con los organismos administrativos con los que normalmente debía mantener una relación física. Otros procesos que implican transacciones como la contratación de seguros y viajes, etc., son algunas de las actividades que han experimentado una mayor simplificación y agilización, con la aparición de mercados virtuales especializados en estos ámbitos.
La búsqueda y selección de profesionales también está en el centro de esta revolución, en la que su carácter global aporta nuevas posibilidades acercando de forma espectacular la demanda y la oferta. Se está produciendo una irrupción de empresas que ofrecen vía Internet estos servicios, por otra parte cada vez más perfeccionados a medida que se desarrollan sistemas capaces de desarrollar funciones de personalización y de filtrado de información cada vez más evolucionadas. Además, cada vez un número mayor de compañías cuenta con su sitio en la Red, a través del que además de serles posible anunciar sus ofertas laborales, se facilita la comunicación con los posibles candidatos, con los que, también por esta vía, pueden establecer un contacto inmediato.
No es necesario insistir en lo que Internet ha supuesto para la mejora de los procesos de formación, la eliminación de los obstáculos físicos y temporales que en los procesos de formación tradicional limitaban y reducían sus potencialidades es uno de los grandes logros de la aplicación de Internet al desarrollo de estas actividades. En la actualidad, es posible asistir a cursos que se desarrollan a kilómetros de distancia sin que ello signifique una reducción en las posibilidades de interacción, sino más bien lo contrario, por lo que Internet aporta como foro de discusión e intercambio de conocimientos. Especialmente las grandes corporaciones, que disponen de numerosas instalaciones físicas dispersas en diferentes países, han encontrado en la Red un instrumento ideal para llevar a cabo procesos de formación a escala global, hasta hace relativamente poco tiempo impensables o que suponían un alto coste en lo que ha tiempo y dinero se refiere.
Por otra parte y en lo que a los profesionales se refiere, Internet ha ampliado el espacio de trabajo, la Red ofrece la posibilidad a los trabajadores de realizar sus funciones desde cualquier parte del mundo manteniendo una comunicación inmediata y constante con su centro físico de trabajo. El teletrabajo es una de las modalidades que más se está desarrollando gracias a Internet; situación que se potenciará con el desarrollo y la generalización de los dispositivos móviles, en plena expansión.
En relación con este último punto, es necesario hacer referencia en los movimientos que se están desarrollando en lo que a normativa se refiere. El carácter transnacional de Internet obliga a cuestionarse la adecuación de la normativa. La primera duda que surge es si ha de aplicarse la normativa que rige en el país donde se encuentra el trabajador o la del país en donde se encuentra ubicada la empresa para la que trabaja. Entre los estudios que la Comisión Europea ha realizado en este sentido (Attica, Cobra y Practice), destaca este último, que analizó las políticas adoptadas por una serie de organizaciones, como IBM y su programa Mobility, y el Ministerio de Transportes Danés, que no ha dejado muy clara la situación actual, aunque han avanzado en aspectos como la seguridad, la confidencialidad, el control o el pago de horas extras.
Por último y en cuanto a lo que a comunicación se refiere, son algunos los que advierten, sin por ello, restar importancia a las posibilidades que ofrece Internet, del peligro que puede suponer la ausencia de una relación comunicativa directa con los trabajadores, sobre todo cuando se trata de grandes corporaciones con un número ingente de empleados. Conseguir combinar ambas metodologías es el reto al que se enfrentan los profesionales de la gestión del capital del conocimiento, una función clave en la consecución del éxito empresarial.
