La AEAT, todo oídos

El éxito de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) pivota alrededor no sólo del buen hacer de la propia Administración, sino de la participación activa tanto de entidades financieras, fabricantes de software y de los ciudadanos.

Publicado el 03 Jun 2005

La Agencia Tributaria española se presenta como unas de las más avanzadas del mundo en materia informática y procesos telemáticos. Llegar a este punto no es ni fruto de la casualidad ni del esfuerzo únicamente de los administradores, sino que, como insistió durante toda su ponencia Santiago Segarra, director del departamento de Informática de la AEAT, es también producto de la colaboración de los propios administrados.

Así lo demuestra el Plan de Prevención del Fraude, que estuvo publicado en Internet y del que, como precisó Segarra, “se recibieron más de 300 aportaciones, muchas de las cuales han sido incorporadas al Plan”.

Segarra realizó una distinción entre los diferentes servicios que la AEAT presta al ciudadano. Por un lado se encontraría el amplio abanico de servicios abiertos, en los que resulta irrelevante si el usuario se identifica o no. Es el caso de toda la legislación colgada en la web de la Agencia Tributaria o los simuladores de renta.

Sin embargo, existen muchos servicios de valor añadido, como es el hecho de que la oficina virtual en Internet preste un servicio 24×7, “puesto que, por ejemplo, el 10 por ciento de las declaraciones del IRPF que se archivan se entregan durante el fin de semana”. Las ventajas que se desprenden del proceso telemático son claras: la misma declaración se tramita siete veces más rápida si se hace por Internet que del modo tradicional”.

En estos casos sí que se requiere una identificación, al tratarse de servicio mucho más personalizados. En palabras del responsable informático, “la firma electrónica se inició en la AEAT en 1998 y establece una vinculación subjetiva sobre quién firma y objetiva sobre lo que se firma. Quizá ha sido un error hablar de firma electrónica, quizás mejor criptograma”.

Esta firma o criptograma viene prestada por una serie de Autoridades de Certificación que, según expuso Anguiano, operan en régimen de libre competencia. La primera de las Autoridades fue la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), pero desde entonces se han sumado al censo de la AEAT hasta 15 más. Estos certificados digitales, según Segarra, “sirven para las relaciones jurídico-tributarias, relaciones entre privados (facturación telemática), porque nosotros damos validez jurídica a esas facturas sobre pagos realizados”.

El responsable de Sistemas de la AEAT aludió en sucesivas ocasiones a la activa participación ciudadana a la hora de sugerir mejoras en los procesos de presentación del IRPF. Entre las críticas que se ha ido recibido en la Oficina Virtual destacó algunas como que “los contribuyentes ya no tiene que acceder a dos URLs (la de la Agencia y la de su banco) para tramitar su declaración, sino que a través de la AEAT se da acceso a la entidad bancaria, se firma una orden de pago ligado a una cuenta y es la entidad quien confía en la certificación de la AEAT para aprobar el proceso”.

Otros ejemplos de mejora los constituyen el borrador de la declaración, la aprobación de dicho borrador por canales alternativos (vía SMS) o, más recientemente, “la validez del envío de justificantes escaneados en caso de necesidad, siempre y cuando esté firmado”.

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Redacción Computing

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