La clave del nuevo modelo productivo: la innovación y los activos intangibles

La Cátedra UAM-Accenture en Economía y Gestión de la Innovación en colaboración con Aetic, han elaborado el informe, “El papel de la innovación en el nuevo modelo económico español”, que concluye que las pymes y los sectores tradicionales son las grandes apuestas para la competitividad futura.

Publicado el 21 Jul 2010

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¿Cómo hacer frente al agotamiento del modelo económico actual?, y ¿cuáles son las claves del tan deseado nuevo modelo productivo?, son dos de las preguntas que trata de responder el informe, “El papel de la innovación en el nuevo modelo económico español”, elaborado por la Cátedra UAM-Accenture en Economía y Gestión de la Innovación en colaboración con Aetic, y que según sus responsables se encuentra en la agenda de todos los políticos, empresarios, académicos e investigadores.
Certifica esta investigación que la falta de competitividad y la baja productividad por un lado, y la convergencia de las tecnologías y las comunicaciones, por otro, hacen de la innovación y los activos intangibles aparejados a ella las respuestas más acertadas. Sin embargo, se suele cometer el error de que al hablar de innovación se asocie al I+D, cuando no es el único ingrediente, también hay otros muchos componentes a tener en cuenta en un proceso de innovación como la financiación, gestión, formación, comercialización, colaboración…
“Los términos I+D e innovación, que en ocasiones y de forma indebida se usan indistintamente, no son equivalentes. La I+D, aunque importante, es solo uno de los integrantes del proceso de innovación, junto con otros, como la adquisición de equipos con mejor tecnología incorporada, el desarrollo de las habilidades de los recursos humanos mediante la formación; la compra de patentes o know-how; el diseño; la mejora de las relaciones con los stakeholders; la reorganización de los sistemas de gestión y de los métodos comerciales (OCDE y CM, 2007). Es correcto potenciar y verificar el esfuerzo en I+D, pero es imprescindible prestar la debida atención a los restantes integrantes del proceso”,se especifica en el estudio.
Por otro lado, la innovación tampoco es la única clave para llegar a un nuevo modelo productivo en España. Generar innovaciones a través del I+D no es suficiente; también deben estar implicados, como propone el informe, todos los sectores, y aprovechar más intensamente las inversiones e innovaciones que hayan sido realizadas por las empresas TIC, por ejemplo.
En esta línea, del estudio se concluye que en España existe un gran potencial de innovación, y de generación de empleo a partir de ella, en los sectores tradicionales, no solo en aquellos que utilizan alta tecnología (tecnologías de la información y la comunicación, biotecnología, biomedicina y farmacia, y sector aeronáutico y aeroespacial). Así, se han identificado otros sectores como el del calzado, turismo, textil, transporte y logística, automoción, energía, alimentación, financiero y agricultura, con buenas perspectivas de desarrollar innovaciones.
“En estos sectores tradicionales España es competitiva y reconocida internacionalmente, pero podría serlo aún más si se modificara el modelo productivo, mejorando la cualificación del factor trabajo e introduciendo tecnologías de la información y la comunicación y otras tecnologías de vanguardia”,apunta el informe.
Además, desde esta investigación se recomienda poner el foco en las pequeñas y medianas empresas, las cuales no invierten en innovación por la falta de nivel educativo y nivel de formación en gestión, porque no se hacen visibles los resultados y los beneficios de la innovación en esos segmentos, por las barreras institucionales, porque la financiación para las empresas innovadoras en España es muy compleja y cuestionada, y por la escasa utilización de los incentivos fiscales a la innovación por parte de las pymes españolas.
Otra recomendación es facilitar las relaciones entre las universidades y las empresas. En este sentido, subraya el estudio que es preciso actuar al menos sobre tres elementos: la profesionalización de los cargos directivos, el reconocimiento adecuado en el currículum de los investigadores de los resultados de la investigación desarrollada en colaboración con las empresas, y una mayor apertura de la universidad a la empresa, escuchando las recomendaciones y propuestas de esta en el seno de las instituciones educativas.
Finalmente, el tratamiento fiscal de la innovación también es clave para propulsar su desarrollo. Sin embargo, choca con dos problemas: las grandes empresas ya innovan independientemente de los incentivos fiscales existentes; y las pymes no se aprovechan de las ventajas que aporta el sistema fiscal a la innovación debido a la falta de información, a la infravaloración de los beneficios, a la sobrevaloración de los costes, y a la falta de formación de los directivos.

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Redacción

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