Podrían resumirse en una terrible falta de liquidez, que impedirá que en 2011 se desarrollen nuevas iniciativas en proyectos de inversión, por mucho que éstos redunden en ahorro de costes. El segundo problema, derivado de esta falta de liquidez, se traduce en un incremento de la dificultad de financiación del propio circulante de las empresas, al mismo tiempo, que éste aumenta por el, cada vez mayor, retraso en los cobros pendientes. Cuando los vientos soplan en contra, los más pesimistas se quedan en los puertos, los optimistas salen al mar para ver si el viento cambia y los realistas buscan alternativas que les permitan avanzar, aunque la situación sea contraria a sus intereses.
Nos encontramos a la búsqueda de alternativas reales que nos permitan afrontar, con el menor riesgo posible, no sólo el año 2011, también el 2012, ya que sabemos que los milagros no existen en la economía y seguiremos al menos hasta 2012 en una situación comprometida.
Cualquier plan, cualquier iniciativa es válida. Todo antes que caer en la desesperanza, pero siempre desde la fría realidad de los números y desde las tristes expectativas de nuevos negocios en España.
La apuesta por el mercado internacional es un seguro de vida, siempre y cuando nos encontremos en un periodo de madurez suficiente, que no obligue a realizar inversiones y que suponga, al contrario, una fuente de ingresos alternativa. La experiencia nos dice que abrir nuevos mercados en el exterior, conlleva una inversión de dos o tres años, para, luego, recoger los frutos.
La otra alternativa, que implica disminuir nuestros costes, tiene un impacto directo en los recursos humanos, que son la base del conocimiento y el valor eal de nuestras empresas. No hacerlo puede suponer poner en peligro la continuidad de toda la organización, un dilema ante el cual siempre debemos buscar el equilibrio.
Capitalizar nuestras empresas no por vía de la financiación, sino más bien a través de fórmulas basadas en ampliaciones de capital parece una utopía.
No obstante, es hoy la mejor de las soluciones. Fusionar empresas para adquirir mayor tamaño, reducir costes generales y, después, plantear ampliaciones de capital creíbles, es otro camino. El camino que, con dinero público, está poniendo en marcha nuestro sistema financiero. Ya nos gustaría a las empresas del sector TIC tener esas mismas oportunidades, aunque para ello deberíamos ser estratégicas en la economía de nuestro país, cuando la realidad dice que no lo somos. Por todo esto nos toca sufrir y, en este sufrir, muchas empresas TIC en España desaparecerán sin pena ni gloria.
No queremos ser una de esas empresas, así que para este año 2011, actuaremos en las dos líneas realistas que nos puedan servir para disminuir nuestros riesgos y que son, a nuestro entender, las siguientes:
Mercados internacionales
Fusiones con otras empresas para alcanzar mayor tamaño