El CIO y la externalización TI

La externalización TI no es la panacea de todos los males, pero es la solución a muchas y específicas necesidades

Publicado el 28 Oct 2011

En el mercado de la externalización de las Tecnologías de la Información parecen convivir dos velocidades distintas, la de la oferta y la de la demanda, destinadas a entenderse pese a las divergencias y peculiaridades de sus puntos de vista. Lo hemos podido palpar de primera mano durante el congreso anual de CIOnet que acogió a 160 CIO de grandes organizaciones españolas, muchas de ellas pertenecientes al Ibex 35, y en el que se vertieron opiniones y experiencias muy dignas de tenerse en cuenta en materia de sourcing y provisión TI.

Por norma general, los proveedores abanderan mensajes optimistas de vanguardia, tratando de llevar a sus clientes la mayor innovación posible, marcando ritmos quizás precipitados para lo que los CIO están preparados y -por qué nomentalizados. Por otro lado, se encuentra el responsable TI que, como un Ulises cualquiera, trata de resistirse con fuerza a unos cantos de sirena demasiado perentorios y a una presión ambiental que le llega de diferentes estamentos (incluso del CEO) y que trata de condicionar su agenda. Carlos Moreno, CIO de Ono, fue el exponente de esta visión escéptica, y llamó la atención de los riesgos inherentes a dejarse llevar por las modas.

El outsourcing TI no es la panacea de todos los males, así lo reconocieron los diversos ponentes, pero es la solución a muchas y específicas necesidades. Las empresas no cuentan con todos los recursos tecnológicos que quisieran ni tienen acceso a las últimas tecnologías. Este es uno de los argumentos de peso que determina la relevancia de esta modalidad de servicio. Pero claro, transferir los profesionales a otra organización, y que de empleados pasen a ser suministradores, supone un cambio diametral. También supone un cambio cultural para toda la compañía y una transformación profunda en su forma de hacer las cosas.
Pero para el bien de todos los que intervienen en el proceso, tanto proveedor como cliente deben abordar un contrato de externalización como una relación de ganancia mutua, y en el que el bien del socio repercute en el beneficio propio. Esta es la premisa fundamental para que un proyecto de outsourcing termine siendo satisfactorio para ambas partes, y que pueda armonizar entre las dos velocidades divergentes.

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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