La universidades aprovechan las ventajas de las TIC para transformar el modelo de enseñanza

El sector de la educación está en constante proceso de transformación durante los últimos años y las TIC se convierten en la palanca para avanzar hacia un nuevo modelo más eficiente.

Publicado el 04 Dic 2012

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La presente publicación ha querido tener en cuenta al sector educativo universitario para conocer cuáles son sus necesidades TIC, y de qué manera están contribuyendo a transformar la formación y el aprendizaje. Igualmente, ha sido relevante saber cuáles son los impulsores e inhibidores en la introducción de las nuevas tecnologías en el aula. Para ello, organizamos un encuentro entre CIO de centros tanto públicos como privados, y proveedores, con la intención de descubrir si hay posturas enfrentadas o una meta común en dicho colectivo. La primera parte se centró en la aportación de las Tecnologías de la Información a las universidades. Comenzando la intervención, María José García, directora de TI de la Universidad Autónoma de Madrid, opina que “las aulas son un espacio abierto donde los alumnos a día de hoy son nativos digitales, y por tanto las TIC son fundamentales”. Por ello, la Autónoma, desde hace ya algún tiempo, se está modernizando, empleando tecnologías de tipo colaborativo como la plataforma libre de e-learning Moodle, “e intentamos incorporar las últimas tendencias del mercado”, indica García.

Por su parte, en la Universidad Carlos III de Madrid, las TIC también se llevan utilizando desde hace tiempo, tal y como confirma Carlos Delgado Kloos, vicerrector de Infraestructuras del centro. “También contamos con Moodle y herramientas de videoconferencia. Pero me gustaría destacar que en 2012 se ha producido un cambio radical y un punto de inflexión; me refiero a un cambio en la enseñanza, ya que las universidades se han dado cuenta de que la formación online tiene importantes ventajas, incluso para la formación presencial”, señala. En ese sentido, la Carlos III cuenta con cursos online de gran afluencia y abiertos, que están “cambiando las nuevas bases de la educación superior como las conocíamos hasta ahora. Y es Internet quien lo ha cambiado todo, y por ello es el momento de plantearse cómo estas tecnologías pueden afectar a la educación en su conjunto”.

Mientras tanto, para José Joaquín Loza, CIO de la Universidad Europea de Madrid, “estamos en un mundo global, y por lo tanto nuestra labor principal es formar a los alumnos con el objetivo de que sean capaces de trabajar en las empresas, y que estén adecuadamente preparados. Y es que tenemos la idea de que un recién licenciado sirve para poco hasta que empieza a adquirir experiencia profesional, por lo que la universidad debe prepararle para que tenga todos los conocimientos que le permitan ser productivo desde el primer momento”, comenta. Y todo ello se puede conseguir con ayuda de la tecnología.
“Siempre intentamos mejorar para que la docencia sea los más fácil y cercana tanto a alumnos como a profesores”, afirma por su parte Valentín Felip, responsable del área de Sistemas Operativos de la Universidad Rey Juan Carlos. “Nuestra labor es sobre todo la de dar soporte a la capa de informática y a los profesores, y en este contexto las TIC son la base de la enseñanza en nuestra universidad. Y apoyar a las TIC supone contribuir a la mejora de la enseñanza de los alumnos”.

El caso de la Uned es muy particular, ya que sin las TIC su modelo de enseñanza simplemente no sería viable. “Es verdad que la tecnología es básica, pero tanto en formación presencial como a distancia”, matiza Covadonga Rodrigo, vicerrectora de Tecnología de la institución. “En nuestro caso concreto, hemos sido los impulsores de la implantación tecnológica, ya que siempre nos hemos subido al carro de las tendencias del momento. Por ello, también contribuimos a la alfabetización digital, ya que fundamentalmente nos dirigimos a adultos”.

La voz de los proveedores
En el otro lado están los proveedores de esa tecnología, y, como es lógico, todos ellos están de acuerdo con la importancia de introducir tecnologías, pero siempre con criterio y analizando a fondo las necesidades concretas de cada institución, porque siempre hay particularidades. En opinión de Rafael Burgos, consultor estratégico de Selta, compañía dedicada a sistemas de telecomunicaciones, “ambos bandos estamos del mismo lado. Los proveedores llevamos años trabajando para tratar de adaptarnos al entorno que es muy cambiante, y a día de hoy estamos muy volcados en los puestos de trabajo, tanto de profesores como alumnos, y de la parte administrativa. Nosotros empezamos siendo fabricantes de centralitas, pero hemos ido evolucionado hacia las comunicaciones unificadas, porque a día de hoy el puesto de trabajo es multidispositivo, y contempla teléfono, ipad, portátil, etc. Lo fundamental es tener acceso a los mismos servicios y aplicaciones desde cualquier dispositivo, y todo esto, que suena muy fácil, ha tenido una evolución lenta”, admite. Igualmente, Burgos destacó el importante despegue de las comunicaciones unificadas a raíz de la crisis, debido a la necesidad de ser más eficientes y productivos.

En el caso de NetApp, su director técnico, Javier Martínez, comenta que “el principal reto de las universidades está en saber transmitir a los alumnos el uso de las tecnologías que van a tener en su vida privada y laboral. Es un reto importante porque sabemos lo que tenemos ahora, pero no dentro de cinco años”. Bajo su punto de vista, ya se han dado pasos muy importantes porque el modelo anterior no tenía demasiado en cuenta a las TIC. En cambio, ahora se ha producido un salto, “pero el desafío es saber mantenerse al día, porque las tecnologías evolucionan tan rápido que resulta complicado estar a la vanguardia. Los CIO deben estar a la última, analizando continuamente dónde se puede mejorar e invertir porque es un mundo muy cambiante”.
Adicionalmente, Andrés Díez, director de preventa del integrador Ermestel by Econocom Group, también piensa que el modelo de negocio y el enfoque de las universidades ha cambiado. “La mayor parte de las veces, las nuevas tecnologías son incorporadas por los propios alumnos, quienes suelen ser los pioneros, y por tanto, quienes demandan esas tecnologías. Es algo complejo porque la tecnología siempre va por delante de lo que el usuario necesita”. Díez igualmente destaca ese importante salto que suele existir entre la universidad y la empresa, junto con la dificultad de gestión de los CIO, “el mayor problema es quién demanda, cómo demanda y cómo se puede dar”.

La problemática del BYOD El fenómeno Bring Your own Device (BYOD) es un hecho en la universidad. Tanto alumnos como profesores hacen uso de sus propios dispositivos de trabajo, y es una tendencia a la que ningún centro puede hacer caso omiso. Los CIO son conscientes de ello, y trabajan a destajo para intentar hacer frente a los desafíos que supone, ligados sobre todo a la compatibilidad de formatos. Para Carlos Delgado, de la Universidad Carlos III, “solamente hay dos alternativas, o bien, facilitas a los alumnos de los dispositivos que necesitan, lo cual es bastante fácil de controlar, o bien fomentas el BOYD. No es una decisión fácil porque no todo el mundo tiene un smartphone. En nuestro caso, nos apoyamos en la tecnología Bluetooth para la transmisión de datos”.

Mientras tanto, en la Universidad Autónoma, “el año pasado comenzamos un programa de préstamo de equipos portátiles a los alumnos, a través de la biblioteca. Ha tenido mucho éxito, y de hecho estamos intentando ampliar el parque”, asegura María José García. Sin embargo, el éxito de ese modelo no lo tiene tan claro Joaquín Loza, de la Universidad Europea, centro que ya experimentó hace unos años con un programa similar, y no dio buenos resultados. “Nos dimos cuenta de que los alumnos no lo valoraban, y la experiencia no resultó satisfactoria, ya que todos empezaron a traer sus propios dispositivos, ya que cada uno tiene unas necesidades distintas. Ahora, de forma natural, hemos empezado a detectar que la mitad de los alumnos no utilizan nuestra infraestructura, y de hecho tenemos más de la mitad de las maquinas sin usar, así que sólo habilitaremos las necesarias”, confirma. Precisamente la clave para Loza está en ofrecer una red WiFi potente, reduciendo los equipos en las aulas y virtualizar los laboratorios para que cualquiera pueda acceder a los recursos de la universidad.

Precisamente la virtualización es una de las claves. “Es imprescindible para facilitar el acceso desde la nube y facilitar la gestión de los dispositivos”, piensa Rafael Burgos de Selta. Covadonga Rodrigo también lo tiene claro. “En la Uned le estamos dando un impulso importante a la virtualización, porque el BYOD se ha convertido en un problema importante. Tan sólo el 30% de los alumnos acuden a nuestros centros asociados, pero el resto no, con lo que tenemos que lidiar con todos los terminales del mercado, todos los navegadores –hay cerca de 40 diferentes- y todo tipo de plataformas y sistemas operativos. Eso genera muchos problemas de multi difusión y multi formato”, explica. La Uned tiene todos sus servicios en la Web, pero “genera problemas de visionado, plug-ins, distintos comportamientos de las plataformas, etc. Hay todavía muchos silos, y la gestión es verdaderamente compleja, porque intentas llegar a un estándar que a día de hoy ningún proveedor nos da, ni siquiera open source”, lamenta Rodrigo.
Otro problema añadido es, para Andrés Díez de Ermestel by Econocom Goup, la seguridad. “Garantizar la seguridad ante ese inmenso parque de dispositivos es complicado. En cualquier caso, el BYOD ha venido para quedarse; es una realidad que hay que asumir para poder encontrar soluciones”, añade.

Datos, datos y más datos
El fenómeno del Big Data también está presente en el sector universitario. “Nosotros lo vivimos con nuestra plataforma de e-learning que montamos en 2006. Pensábamos que no iba a tener una aceptación grande, pero en poco tiempo pasó de tener un pequeño tamaño a crecer cada vez más. Los alumnos generan mucho contenido, y de hecho este año tenemos 28 millones de ficheros, y no estábamos preparados para eso. Por ese motivo, hace dos años migramos a una nueva plataforma de almacenamiento, y lo hemos podido resolver”, comenta Valentín Felip de la Universidad Rey Juan Carlos.

Para Joaquín Loza de la Universidad Europea, los datos deben de pasar a formar parte de la estrategia de cualquier organización, ya que es un problema que está ligado a la estrategia. “Desde los departamentos de Informática, además de hablar de cloud, servidores, etc., tenemos que tener una visión estratégica y aportarla. Con la crisis económica, lo que deberíamos de hacer es intentar aprovechar para crecer. Me refiero a que lo primero que hay que hacer es simplificar, estandarizar y tener una estrategia clara con visión a unos años, en distintos aspectos, en cuanto a cloud computing, Biga Data, etc. Covadonga Rodrigo piensa, sin embargo, de otra manera, ya que para ella la estrategia debe basarse en los datos disponibles. “Cuando tengo los datos, los analizo y entonces puedo decantarme por la tecnología que haga falta”. En el caso de la Uned, los datos también se han multiplicado exponencialmente, “en algunos casos hemos tenido hasta 50.000 accesos concurrentes, y llega un momento en el que resulta muy difícil gestionarlo. En mi opinión, el Big Data es un problema real, ya que estamos multiplicando los accesos de manera exponencial”, señala. Además, Rodrigo opina que el problema ya no está solamente en la propia gestión de la información, sino en las normativas y políticas que hay que respetar, “no hay legislación sobre la política de limpieza del material educativo que genera el usuario, ni de almacenamiento ni custodia de la propiedad”.

Universidad pública vs. privada Todos los participantes en el debate están convencidos de que el funcionamiento de universidades públicas y privadas no es el mismo, porque los recursos son bastante más limitados en el caso de las públicas, y por tanto la innovación es más compleja. “Los procedimientos de los centros públicos son más lentos, lo que suponen que la tecnología llega tarde”, piensa Andrés Díez. “El problema”, añade Covadonga, es que “no hay una Administración Pública ágil y eficiente. Cuando intentas hacer un cambio en TI pasa mucho tiempo hasta que se puede hacer efectivo, y por ese motivo cada vez estamos más alejados de las empresas. Nos coartan la flexibilidad”, lamenta. Joaquín Loza admite esta disyuntiva, y menciona que “tenemos la obligación de anticiparnos desde Informática, porque no podemos esperar a que nos digan qué hacer, sino que debemos aportar más y anticiparnos”.

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Lucía Bonilla

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