Tanto las consultoras como analistas iniciaron entonces un incesante bombardeo de mensajes sobre las bonanzas y ventajas que ofrecía este modelo, una iniciativa a la que se sumaron rápidamente la mayor parte de los proveedores del sector de las tecnologías. Y todavía hoy en día continúa. Si bien es cierto que cloud computing ha ido teniendo más o menos adeptos, también lo es que por mucho que se empeñen los interesados es una práctica que se supedita a acciones apenas críticas para las empresas, como puede ser el correo electrónico. Parte de su éxito está ligado en gran medida al ámbito SaaS y todavía persiste confusión con respecto a otro tipo de servicios, como los de outsourcing; además de que muchos usuarios no detectan diferencias frente a otras prácticas que ya se realizaban con anterioridad al nacimiento de este concepto. Me sigue sorprendiendo que se hable de ‘velocidad de implantación’, ‘consolidación’, ‘madurez’… términos que pueden parecer de ficción cuando lo cierto es que son los suministradores los más interesados en avivar el fuego de la Nube. La mente del usuario está más cerca del Big Data, movilidad o seguridad y observan que el cloud computing está ahí, pero nada más. No se deciden a abordar proyectos dentro de su paraguas y menos aún si estos inciden en aspectos críticos para su negocio; hablaríamos siempre además con la consideración de que la opción predominante sería la de cloud privado, donde se busca una alta protección de los datos. Si a esto se suman las dudas relacionadas con la integración, escalabilidad e incluso el ahorro de costes que proporciona, nos encontramos con un nivel de adopción lejos del que se dice y del que se espera. Por más que se haga hincapié en la evolución que experimenta la Nube, la situación es otra, le pese a quien le pese, y más aún si bajamos un peldaño a la mediana y pequeña empresa o si hablamos de la Administración Pública. Y aunque es cierto que existen ejemplos representativos de modernización en torno a cloud computing, no ilustran la realidad de un mercado, sino más bien -como apunta un CIO- “la capacidad que tiene esta industria de vender conceptos nuevos”.
Nubes de evolución
Hace aproximadamente siete años, en torno a 2006, comenzó a germinar el término de computación en la nube que se ha inmortalizado con el paso del tiempo hasta nuestros días.
Publicado el 09 Jul 2013
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