Todos contra el CIO

No hay profesión tan fiscalizada como la del responsable TI de las compañías y del sector público.

Publicado el 04 Feb 2014

Arbitro

No conozco una profesión, salvo la de los árbitros y los entrenadores de fútbol, que esté tan fiscalizada como la del Chief Information Officer. Los palos, como a los profesionales del silbato, les llueven por todos los sitios. Primero va el CEO y le pone en solfa por algún capricho tecnológico de última moda, a mí me configuras el iPad, caiga quien caiga, y no vale pegas que si entorno Microsoft, ni leches. Pero al fin al cabo es su jefe y tiene que tragar carros y carretas; va en el sueldo. Luego está el responsable financiero, que le muestra el último informe de marras y le dice que no gaste tanto en tecnología, que los tiempos no están para alegrías, olvídate de despilfarros, colega. Y de actualizarse a Windows 8, ni hablar, hay que aguantar con XP, ya se hunda el planeta. Ahora le toca el turno al responsable de Marketing, aquel sibilino adquisidor de tecnología que a la sombra del departamento TI (Shadow IT) va haciéndose con dispositivos y aplicaciones, pasándose por el arco de triunfo las recomendaciones y competencias del CIO, que si el SEO y las redes sociales, que si el CRM, que hay que estar a la última, y nadie me va a poner trabas, por mis santísimos.

El CIO tampoco tiene buena prensa con los usuarios de casa, que cada vez se quejan de todo lo que signifique cambiar de sistema operativo. Ya viene el plasta de Sistemas a decirnos cómo tenemos que trabajar con sus burocracias y zarandajas. El siguiente fustigador del responsable TI es en ocasiones el proveedor de marras que en tertulias especializadas se desquita de sinsabores comerciales, acusándole de no querer entrar en el carro de las nuevas tecnologías. Dicen que no quiere dejar su zona de confort y que se aferra a su poltrona mostrándose reacio a abordar proyectos de virtualizacion o de cloud computing. Luego están los consultores y los periodistas empeñados en ponerle sambenitos de toda condición, que si la innovación, que si la gestión y tantas milongas más. En fin, más que nunca esta justificado aquello de la soledad del manager, que el CIO parece sufrir en sus carnes como ningún otro. Y puede recurrir al refranero: ‘más vale solo, que mal acompañado’. El que no se consuela…

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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