Si observamos el panorama de estrategia internacional comprobamos que las preocupaciones que destacan son las habituales en la estrategia de Sistemas. Esto es: el apoyo a la Estrategia del Negocio, el repetido “alineamiento de negocio”, el uso de nuevas tecnologías, el uso de últimas herramientas para potenciarlo o aumentar la productividad…
Sin embargo, en España vemos que la crisis también ha tenido un impacto importante tanto en los departamentos de Sistemas como en la estrategia llevada a cabo en los mismos durante esta reciente etapa.
En los últimos años, los departamentos de Informática se han visto mucho más exigidos por la complicada situación económica. Esto es: hacer más con presupuestos mucho más recortados al tiempo que se les exige mantener los niveles de calidad y se reduce el número de incidencias.
Las preocupaciones tradicionales del director de Informática: alineamiento con el negocio, cumplimiento de fechas de los proyectos, optimización de costes… se han visto estresadas al tener que justificar que no se puede hacer más y a la vez se es capaz de asumir recortes presupuestarios importantes sin que el servicio ofrecido se deteriore.
No resulta sencillo justificar los resultados y compararlos con los de empresas similares. La visión de los usuarios de informática no siempre es positiva. Con frecuencia resulta difícil poder cumplir todas las peticiones de los mismos y, cuando los presupuestos son reducidos, esto pasa a ser mucho más complejo. Es fundamental estar completamente seguros de que los proyectos que se abordan son los prioritarios y de que serán los que aportan mayor valor al negocio.
Tampoco resulta fácil poder compararse con empresas de características parecidas. Estas suelen ser reacias a compartir datos de costes. Los ‘benchmark’ existentes suelen ser realizados por consultoras pero, en general, se refieren a aspectos parciales o se limitan a grandes compañías.
Sin embargo, además de los esfuerzos que están haciendo todas las organizaciones, sí que resulta interesante conocer otras experiencias y compartir ideas que pueden ser de aplicación en la propia organización. Para esta labor, los consultores pueden ser de gran utilidad divulgando experiencias exitosas obtenidas en empresas anteriores, manteniendo, por supuesto, los límites necesarios de confidencialidad.
Por todo ello es recomendable avanzar en la implantación de prácticas de gobierno de TI estandarizadas que permitan obtener medidas de todos los procesos de IT. Se debería recordar aquello de que: “todo lo que no se mide, no existe”. Estas medidas resultan muy útiles cuando se necesita justificar los resultados de cara a la organización a la vez que resulta la mejor forma para continuar la optimización y la mejora de los procesos. Para la implantación de estándares de gobierno puede ser conveniente utilizar un ‘Framework’ que proporcione un marco general para adaptarlo a la organización. ISO 28500 o COBIT posee ejemplos de este tipo de marcos generales
Los directores de Informática deben ayudar a transformar las organizaciones y a mejorar el desempeño del negocio a través de la tecnología. Las consultoras pueden ayudar a los CIO para mejorar la eficacia del área de TI optimizando sus costes y la gestión de la función de TI a la vez que deben colaborar para implantar las mejores prácticas para el Gobierno de TI.
Transformación del negocio a través de la tecnología
En el momento actual es una de las áreas de mayor interés para los CIO. Resulta imprescindible que las áreas de Negocio y Tecnología compartan el mismo lenguaje. Los CIO deben conocer la estrategia de la empresa hasta sus menores detalles y la Informática tiene que ser parte fundamental de esa estrategia. El alineamiento de negocio y tecnología del que se viene hablando desde hace tiempo, es una realidad en la mayoría de las organizaciones.
Sin embargo, existe otra función básica para los CIO, y es la de actuar como impulsores de las nuevas tecnologías para transformar el negocio. Conocer las nuevas tecnologías y ser capaz de predecir su utilidad e impacto en el negocio de nuestra empresa requiere tanto de un conocimiento tecnológico como de un profundo conocimiento del mismo y de los objetivos de la organización.
Detectar estas áreas de transformación del negocio es vital para el posicionamiento “a futuro” de las compañías. Las nuevas tecnologías precisan de tiempos de aprendizaje y asimilación en la organización. Si se espera al momento que la competencia empiece a utilizarlas, se irá a remolque, se habrá perdido una ventaja competitiva importante y se tendrá que realizar los nuevos proyectos con tiempos de asimilación mucho más reducidos.