María Garaña deja Microsoft después de permanecer cerca de siete años al frente de la filial ibérica. La directiva aterrizó en España para sustituir a otra mujer, Rosa María García -ahora liderando Siemens España- y, precisamente, su vacante será ocupada por otra representante del sexo femenino: Pilar López Álvarez, hasta estos momentos directora financiera de Telefónica. La trayectoria de Garaña en nuestro país ha coincidido con una de las crisis más serias del sector tecnológico y con el cambio de identidad que ha tenido que acometer la propia compañía. Durante este tiempo, los planes de la firma han cambiado y la nube ha pasado a ser su principal puntal junto con la tecnología social media, y Google su competidor principal, por delante de los tradicionales Oracle o SAP. Pero la estrategia de Microsoft llegó fuera de plazo. Primero Apple y después Google fueron un paso por delante para ocupar mayor protagonismo en la era Internet y dentro del nuevo boom de los dispositivos móviles. Mientras, la multinacional de Redmond se conformaba con intentar apuntalar su pasado en torno a Office y Windows. Además de ello, los pasos que ha ido dando no han fructificado de la forma prevista; Bing apenas tiene impacto y la compra de Nokia tampoco ha servido para tomar posiciones en el ámbito móvil, por no hablar del enorme retraso en llegar al terreno de las tabletas. Una empresa acostumbrada a innovar se quedó rezagada y con cada vez menos margen de maniobra. Este panorama tenía igual reflejo en el mercado español. Es cierto que la etapa liderada por María Garaña ha estado marcada por la recesión y por una política corporativa obsoleta, pero también es cierto que la propia directiva no ha sabido transmitir dinamismo ni dentro ni fuera de la organización. Su paso por la entidad ha implicado llevar a cabo demasiados cambios internos de los principales directivos que no han mejorado la imagen previa; ella misma además no ha mostrado la cercanía que proporcionó en su momento Rosa García, y a nivel de comunicación ha preferido mantener las distancias. Microsoft con todo ello ha perdido presencia y protagonismo. ¿Quizás siguiendo con una estrategia marcada? Si fuera así, habría sido errónea. Pilar López tendrá ahora el reto de maniobrar y virar de rumbo.
Microsoft cambia de dirección
La directiva no ha sabido transmitir dinamismo ni dentro ni fuera de la organización.
Publicado el 09 Feb 2015
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