El sector primario de nuestro país afrontará este trimestre un punto de inflexión con la publicación de la Agenda Digital agroalimentaria, forestal y rural del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Un documento que, en principio, tiene previsto ver la luz antes de final de año, tras haberse pospuesto su publicación el pasado mes de junio, y que tiene como objetivo dar una visión global del sector, identificando los grandes retos a los que tiene que hacer frente para abordar la transformación digital con éxito. En definitiva, desafíos que, de afrontarse con previsión y en coordinación con las Administraciones y el resto de actores, culminarán la transformación de un sector cuyo reto principal será adaptarse a los cambios e innovaciones que vayan surgiendo relacionados con su actividad.
Por este motivo, Seresco ha querido aprovechar su experiencia en la digitalización del sector y la agricultura de precisión para adelantarse a la publicación de la Agenda Digital. Para ello, ha identificado 8 grandes retos que Administraciones, agricultores y demás implicados deben tener en mente en los próximos meses si quieren afrontar debidamente la transformación de un sector que, al igual que el resto, está obligado a hacerlo para seguir siendo competitivo.
- Sostenibilidad: trabajar por un funcionamiento del sector eficiente, comprometido con el medioambiente y en el que se aprovechen al máximo los recursos sin dañar ni al entorno ni al consumidor debe ser siempre uno de los retos prioritarios. Por ese motivo, se debe aprovechar la oportunidad que brinda la transformación digital para aplicarla en los trabajos y procesos, de manera que las nuevas tecnologías permitan un uso racional de productos nocivos como fertilizantes o pesticidas.
- Aplicación Variable: la agricultura de precisión tiene como uno de sus objetivos principales maximizar la producción y minimizar los costes. Por ese motivo, es importante extender el uso de tecnologías como la Aplicación Variable, con la que se pueden dividir las unidades agrícolas de acuerdo con sus necesidades. De esta manera, cada zona tendría un tratamiento específico y recibiría los nutrientes necesarios en función de la dosis que necesite.
- IoT como apoyo a la toma de decisiones: la tecnología también tiene que servir de apoyo al agricultor y aconsejarle en la toma de decisiones, facilitando su trabajo y logrando mejores resultados. Para ello, es importante que se fomente el uso de herramientas como Cultiva Decisiones, una plataforma interoperable en la nube que recopila y procesa automáticamente todo tipo de información (pública o privada) que tenga interés para la explotación y ayude al agricultor a mejorar la calidad y aumentar su producción: datos de sensores, satélites, sistemas de observación y predicción climática o vuelos de drones, entre otros. Posteriormente, almacena esa información de manera geoposicionada, permitiendo su análisis visual y las comparativas por periodos, zonas, campañas y otros criterios.
- Competitividad: en ese sentido, estas nuevas herramientas de precisión también pueden ayudar a establecer previsiones de producción y adelantarse a los resultados finales de la cosecha. De este modo, el agricultor podrá anticiparse en todo momento y saber cómo va a ser la producción final, si va a haber exceso, etc, lo que le permitirá ajustar costes de producción, minimizar pérdidas y ser más competitivo.
- Establecer calidades: haciendo un manejo diferenciado del terreno y conociendo las particularidades del mismo, el agricultor puede llegar a detectar que, en ciertas zonas, puede obtenerse un producto de mayor calidad que en otras. Sabiendo esto, podría centrar sus esfuerzos en obtener ese producto de calidad en una parte de su explotación y asumir una calidad inferior en otra zona, haciendo una recolección diferenciada. De este modo, podrá vender dos productos distintos (uno a mayor precio que el otro), obteniendo un mayor beneficio que si vendiese como un todo.
- Simplificar los trámites: el reparto de competencias en materia agraria y la alta cantidad de trámites legislativos que tienen que realizar los agricultores hacen que cada vez sea más complicado y farragoso estar al día en este sentido. La transformación digital debe servir para dotar a la Administración, a los agricultores y demás players de herramientas que agilicen los trámites burocráticos, simplificando los procesos y eliminando las trabas y pasos innecesarios. Si el agricultor tiene una herramienta de utilidad que le ayude en ese sentido, valorará más todo lo que implican los trámites.
- Sinergias con la Administración: hoy en día, la Administración posee información de valor agregada que puede ser de interés para el sector (datos históricos de producción, de rotación de cultivos, incidencia de enfermedades, datos climáticos, imágenes de teledetección…) a la que el agricultor no puede tener acceso. Es necesario crear sinergias entre ellos y las empresas de servicio para crear una plataforma común en la que se intercambie información, con el objetivo de crear una base de datos conjunta y de fácil acceso.
- Trazabilidad: se trata de un término muy empleado actualmente en el sector de la alimentación, pues cada vez son más las maneras de conocer todo el proceso desde que un producto abandona su fábrica y llega hasta el consumidor. Sin embargo, es importante poder dar al consumidor la posibilidad de que conozca cuál ha sido el proceso del producto desde su mismo origen, sin que se rompa la cadena. En el caso del sector agrario, la digitalización debe permitir conocer cuándo se ha sembrado y recolectado un producto, cuáles han sido los tratamientos que ha recibido o, por ejemplo, cuál ha sido su proceso de regadío, facilitando gracias a las nuevas herramientas la grabación de datos por parte del productor.