En un punto intermedio a caballo entre las economías de segundo nivel y los más avanzados. Ahí es donde se puede situar hoy a España en cuanto a su nivel de transformación digital, de acuerdo con los resultados del estudio de la Asociación Española de la Economía Digital (adigital), llamado “España Nación Digital”.
Pese a los avances de los últimos años, nuestro país sigue sin ser capaz de aprovechar todo el valor asociado a la transformación digital en términos de crecimiento económico, pero también de bienestar social. “Las políticas de innovación no han llevado a cabo una apuesta prioritaria ni estable. Hacen falta mecanismos de colaboración y transferencia tecnológica, así como contar con una legislación adecuada”, comenta la presidenta de la asociación Carina Szpilka.
España está sufriendo las consecuencias de la falta de una apuesta prioritaria y estable por la innovación. Y es que sigue ocupando una posición intermedia en cuanto a políticas de innovación y tamaño y madurez de los mercados locales. Aunque sí progresa en el ámbito de la financiación y el capital riesgo, pero es evidente que hace falta “una mayor apuesta por la I+D, un mayor apoyo a la cultura emprendedora y colaboración público-privada” añade la presidenta.
Las capacidades digitales son otro caballo de batalla. España ocupa un puesto intermedio-bajo en cuanto a alfabetización digital, habiendo empeorado incluso con respecto al estudio realizado en 2018. Esto se traduce en un impacto en el mercado laboral. “hará falta al menos dos décadas para que los jóvenes que se incorporen al mercado laboral lo hagan con el nivel educativo de las sociedades más prósperas, y otras dos décadas para renovar la mitad de la población activa”, señala el informe. Por ello, es necesario ajustar de forma adecuada las capacidades y conocimientos de los ciudadanos y empleados para tratar de evitar la polarización del mercado laboral y las tensiones entre territorios.
El punto positivo
No todo es malo. España sigue destacando en infraestructuras y uso. Tenemos un mercado maduro de telecomunicaciones, innovador y bien desarrollado, que destaca por su despliegue de redes de alta velocidad, fijas y móviles. De hecho, avanza en todas las métricas, lo que la sitúa en una buena posición de partida ante la llegada del 5G, como confirma la existencia de una hoja de ruta nacional, y que exista ya parte del espectro asignado a este fin, y un número significativo de proyectos piloto en marcha.
