En el último año, las tecnologías emergentes (blockchain, inteligencia artificial, machine learning, IoT, computación cuántica, …) se han ido ratificando como las herramientas indiscutibles que transformarán y revolucionarán las compañías en la próxima década. Independientemente de su tamaño, sector o del ámbito geográfico en el que operen, las empresas y sus responsables afrontan en estos momentos un período clave de disrupción tecnológica que exige anticiparse a las tendencias, apostar por la innovación y tener el valor de explorar nuevos horizontes tecnológicos. Sin embargo, mantener el vertiginoso ritmo de la innovación y aprovechar el poder de las tecnologías emergentes puede resultar un gran reto.
Los últimos estudios realizados por Avanade demuestran que, en términos generales, las organizaciones están adoptando estas tecnologías emergentes y abordando cuestiones relacionadas con la ética y la seguridad digital. Casi todas las empresas tienen planes para integrar alguna tecnología emergente en un plazo de tres años. Sin embargo, los mismos estudios confirman que los responsables de las empresas no están seguros de que en su compañía se entiendan las complejidades derivadas de estas innovaciones, y reconocen que no están explotando todo el potencial de la tecnología ya existente en sus estructuras.
De hecho, según nuestros últimos datos, casi la mitad de las empresas españolas (45%) destinan parte de su inversión a mejorar la tecnología de la empresa sin integrarla en sus sistemas, es decir, sin aprovechar al máximo las mismas. Algo especialmente sorprendente si se tiene en cuenta la convicción y firme apuesta que se está haciendo por las nuevas tecnologías, con un 49% de los empresarios españoles afirmando que la transformación digital es una prioridad absoluta, y con casi un 100% asegurando que tienen en marcha planes al respecto.
Por ello, en estos momentos, los empresarios se enfrentan a decisiones que pueden cambiar profundamente la trayectoria de sus negocios y que tendrán un gran impacto en sus organizaciones, sus trabajadores y sus clientes. La disrupción, generada por la tecnología, tiene potencial para crear nuevas formas de involucrar a los empleados, nuevas vías para interactuar con los clientes y nuevos modelos de negocio, y cada uno de estos aspectos puede repercutir fuertemente en su crecimiento y en su capacidad para hacer crecer su volumen de negocio.
Disrupción tecnológica
A modo de ejemplo, según un reciente estudio de Avanade, adoptar un enfoque integral sobre la experiencia en el lugar de trabajo podría generar ingresos de hasta 2.000 millones de dólares para aquellas empresas capaces de implementar una estrategia innovadora e integral que mejorase la experiencia en el puesto de trabajo. Modernizar las plataformas tecnológicas, los servicios y los espacios de trabajo físicos, reimaginar la cultura y la experiencia de los empleados y optimizar los procesos cotidianos, supone un factor diferencial a la hora de competir.
Ya se ha empezado a andar, y las tecnologías emergentes son el único camino para seguir creciendo
Y aunque en este aspecto, la mayoría de las empresas no están donde deberían estar, es alentador saber que el 95% de los empresarios están de acuerdo en que para maximizar su ROI necesitan poner la experiencia en el lugar de trabajo, en el centro de su estrategia de transformación empresarial. De hecho, el estudio señala que ofrecer una gran experiencia a los empleados es tan importante como ofrecer una gran experiencia a los clientes.
Así pues, aunque las cifras y los estudios muestran que todavía queda mucho por mejorar para conseguir sacar mayor rentabilidad a las herramientas tecnológicas, también demuestran que ya se ha empezado a andar, que la apuesta es firme y que las tecnologías emergentes son el único camino para seguir creciendo. Afortunadamente, en el último año se ha afianzado la opinión de que la tecnología no es solo una oportunidad para reducir costes, es la ocasión de evolucionar, crecer y mejorar.
