El sector del transporte de mercancías ha sido estratégico durante los meses más duros de la pandemia, pues ha permitido que las actividades consideradas esenciales pudieran seguir funcionando adecuadamente para dar servicio a la ciudadanía. El abastecimiento de los supermercados, la provisión de materiales sanitarios, las entregas a domicilio de los productos comprados a través de Internet… Nada de esto hubiera sido posible sin la labor de los transportistas.
Y sin embargo, la paralización de toda industria ajena a los sectores sanitario y alimentario hizo que, en datos globales, la actividad del transporte de mercancías por carretera durante el confinamiento se redujera considerablemente. Según la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), la reducción media de actividad del sector durante el primer semestre del año respecto al mismo periodo de 2019 se cifra en un 43%, llegando al 59% en el caso de los autónomos y al 48% en el de las empresas con menos de 20 vehículos.
Más allá de la coyuntura específica generada durante el confinamiento, lo cierto es que el sector se ha quedado resentido a causa de la ralentización de la economía derivada de la pandemia, y tanto las empresas de gestión de flotas como los propios transportistas autónomos se enfrentan a una realidad compleja que han de afrontar con determinación para tratar de alcanzar el reto de la recuperación económica. Y en ese proceso, la digitalización va a jugar un papel muy relevante.
Todo el tejido empresarial ha acelerado, de hecho, su evolución hacia lo digital. En algunos casos por obligación, al tener que gestionar los negocios en remoto como única alternativa posible; en otros, por oportunidad, buscando vías alternativas de actividad para tratar de adaptarse a la situación y a las necesidades de la sociedad y seguir facturando.
Para el transporte por carretera, la tecnología contribuye al aprovechamiento de las oportunidades del mercado, así como a la optimización de recursos y a la reducción de costes. Y esto, sobre todo en el caso de las pymes y los autónomos (el 71% de las empresas del sector tiene menos de tres vehículos, según datos del Ministerio de Transporte), puede marcar la diferencia entre verse abocados al cierre o ser capaces de sortear la crisis. Porque la economía va a seguir necesitando transportistas. Por tanto, se trata de buscar la máxima eficiencia para tratar de obtener los mejores resultados.
Para ello, existen plataformas y herramientas de optimización de cargas que permiten a estos profesionales responder con mayor flexibilidad a las fluctuaciones del mercado, absorbiendo los incrementos de demanda sin tener que aumentar el número de vehículos, lo que consigue que realicen más servicios y generen más ingresos. La automatización de procesos posibilita la transmisión digital de la información crítica del negocio, lo que facilita la capacidad de respuesta y agiliza los procedimientos, traduciéndose en una reducción de costes. Asimismo, el aprovechamiento de la capacidad máxima de carga de los vehículos y la optimización de rutas repercute en un menor consumo de combustible.
Ofrecer estas posibilidades a los transportistas a través de una plataforma tecnológica como la nuestra resulta vital, pues no solo contribuimos a mejorar sus condiciones laborales, sino que además nos aseguramos de que el servicio de transporte se presta con la mayor calidad y eficiencia posible, lo que beneficia a las empresas que envían las cargas y a las industrias y establecimientos comerciales que las reciben, aportando valor a la dinamización de la economía.
Para que todo esto sea posible, la apuesta por la innovación ha de ser permanente, y la aplicamos en todos nuestros procesos internos de gestión. Desde el uso de un modelo de Inteligencia Artificial y machine learning para predecir los picos de demanda y prepararnos para absorber las necesidades del mercado (con un margen de error medio del 10% en demanda y del 16% en capacidad de carga por tipo de vehículo); hasta un sistema que detecta de forma anticipada posibles incidencias con las cargas, lo que nos permite resolverlas antes de que afecten al cliente (gracias a ello se han reducido en un 20% las paralizaciones de los transportistas y aumentado en un 15% la puntualidad de las entregas).
La digitalización ya no es una opción, es un salvoconducto para la recuperación económica, y el sector del transporte de mercancías no puede quedarse al margen.