Cómo desarrollar capacidades en un mundo digital

Por Gonzalo Ortega, Director Senior y Responsable Digital en BTS.

Publicado el 17 Mar 2021

Gonzalo Ortega, Director Senior y Responsable Digital en BTS.

Hoy en día hay dos palabras clave que están impactando enormemente en nuestra sociedad, tanto a nivel personal como profesional: TRANSFORMACIÓN DIGITAL. Si observamos a nuestro alrededor, lo digital aparece en cada minuto de nuestro tiempo: desde la conducción asistida por un ordenador, hasta la forma de acceder a las series favoritas en cualquier servicio online de películas o series a la carta. Y como no podría ser de otro modo, también ha alterado la manera en la que nos formamos y aprendemos.

La aparición de internet y, posteriormente, la llegada de los móviles inteligentes ha propiciado la atención en los llamados “micro momentos”, responsables de la evolución de una sociedad que busca, de forma impaciente, el acceso a la información casi en tiempo real. De ahí que las necesidades formativas en las organizaciones hayan evolucionado, o se hayan adaptado, hacia un modelo donde lo virtual va cobrando cada vez más relevancia, consiguiendo solucionar ciertas necesidades como son llegar a un público más amplio con un programa de aprendizaje, escalar o transmitir iniciativas estratégicas, agregar módulos digitales a un itinerario de aprendizaje existente, hacer una enseñanza personalizada y continua…

A la hora de cubrir la demanda, la formación virtual está estrechamente ligada a las últimas tendencias tecnológicas y digitales. Por ello todos los días están surgiendo nuevos términos que se añaden al glosario general de la formación digital, véase Social Learning, Micro aprendizaje, Multimedia, Ciencia de Datos, Realidad virtual y aumentada, Simulaciones, Gamificación, e-learning, Redes Sociales, Micro titulaciones… Ahora bien, si tuviéramos que destacar una sola tendencia, deberíamos quedarnos con e-learning, en su concepto más amplio porque, aunque nos pueda parecer anticuado, significa “formación virtual” en todos sus formatos posibles.

Lo virtual funciona, y lo hemos podido comprobar tras vernos inmersos en esta pandemia global que nos ha obligado a la gran mayoría a teletrabajar. Estaba ahí desde hace muchos años, pero se le daba un uso residual. Y ahora ha llegado para asentarse definitivamente, en mi opinión no para sustituir a la experiencia presencial, pero sí para convertirse en un gran complemento, en unos casos, y como una gran solución alternativa, en otros.

Algunos datos respaldan esta idea de que lo virtual funciona. El e-learning aumenta las tasas de retención de lo aprendido entre un 25% y un 60%. Un informe de la Sociedad Americana para la Formación y el Desarrollo descubrió que, de 2.500 compañías analizadas, aquellas con programas de formación exhaustiva que incluían actividades online, experimentaron un aumento de los ingresos por empleado de un 218% y un crecimiento del 24% en los beneficios. Y estiman que el mercado mundial del e-learning crecerá hasta los 325.000 millones de dólares en 2025.

Si el futuro global es el e-learning, ¿cuáles son las grandes tendencias en formación digital que observamos en el mercado? Podemos hablar de tres grandes conceptos: Aprendizaje Experiencial o x-learning, que consiste en “tocar” el conocimiento, vivirlo, la práctica hace al experto y aprender experimentando es la mejor de las fuentes; Micro-learning a demanda, hoy en día queremos acceder a la información de inmediato, pero necesitamos que sea relevante, basada en estudios, adaptada a momentos de necesidad y de fácil asimilación; y Aplicabilidad y resultados, si no sé aplicar lo aprendido y no puedo medir el grado de éxito con mis nuevos conocimientos, la formación al final se diluye y es infructuosa. Se exige cada vez más que el e-learning tenga un sentido y un fin, más allá de “aprender”. Conceptos como “Inteligencia de Negocios” (business intelligence)”, “macrodatos” (big data), “Ciencia de Datos” ayudan a medir resultados de acciones formativas y su impacto en la organización.

Está claro que el mundo está cambiando rápidamente, de forma que se hace necesario crear una buena estrategia digital de formación, que sirva como pilar y que sea suficientemente flexible para ir adaptándose al cambio. Esta estrategia deberá moldear y poner en orden todas las tecnologías y metodologías digitales de formación que tenemos a nuestro alcance, para lograr un objetivo claro y medible.

Hay que ser consciente que el abanico de posibilidades es demasiado amplio y las nuevas tendencias nos pueden cegar. Decidir cómo todos los posibles elementos van a convivir y colaborar para ofrecer el máximo retorno de la inversión en formación, para que los empleados retengan mejor el conocimiento y lo puedan aplicar, es la clave. Las ventajas de crear una estrategia de formación digital parecen obvias, pero muchas veces nos complicamos la vida, tratando de elegir las últimas tecnologías o lo más puntero, y nos alejamos del objetivo fundamental y más básico que es siempre el de formar y desarrollar capacidades, en un mundo digital.

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Redacción

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