Lo del error informático para justificar una metedura de pata me evoca algunas historias, además de la ocurrida bochornosamente con el diputado del PP. En Valladolid se resumen con una frase genial, “echar la culpa al empedrado”. También me recuerda a las explicaciones de los talleres mecánicos de coches, que te buscan los más disparatados argumentos para atizarte unas facturas groseras.
Ahora con el teletrabajo en plena ebullición, justificamos nuestra ausencia en tal o cual reunión por problemas de conexión; antes era el tráfico la mejor excusa para escaquearte. Los humanos nos pasamos la mayor parte de nuestra vida evitando o esquivando nuestra responsabilidad buscando el descargo en los imponderables. Algunos políticos (que especialmente carecen de ideología y solo viven del postureo) hacen una doble pirueta en esta dirección, agarrándose a los más disparatados argumentos para vender sus mensajes pordioseros.
“Es más difícil estar a la altura de las circunstancias que au dessus de la mêlée”. Hay que aprender de Antonio Machado
Volviendo a la digresión del fallo humano disfrazado de fallo tecnológico nos viene a poner de nuevo en el debate de la inteligencia artificial y el futuro. Si con semejantes representantes del pueblo andamos siempre sospechando que están haciendo trampas entre bastidores, no será mejor delegar en robots que sin trampa ni cartón tomen las decisiones políticas en función de un big data democrático basado en algoritmos de justicia social, reparto equitativo y respeto a todos los derechos individuales. Claro, alguien dirá (y no sin razón) el problema sería quién hace los algoritmos y decide qué es de justicia y no… y aquí volvemos a la gresca de siempre.
Yo obligaría a todos estos políticos que manchan la reputación de su gremio a leer la obra de Antonio Machado, y escribir al menos cien veces, pero con lápiz y buena letra como en el colegio, “Es más difícil estar a la altura de las circunstancias que au dessus de la mêlée”. A ver si se les pega algo del maestro.