Como era de esperar, la salida de las fases duras de la pandemia ha venido con la aceleración en la transformación de aquellas compañías que detectaron durante el confinamiento la necesidad de evolucionar sus procesos, tecnologías y modelos de negocio en general. Pero ¿cómo adoptar estos cambios, que ahora se antojan urgentes, de la mejor manera posible sin poner en riesgo las operaciones del presente? La respuesta tiene muchas variantes, pero existen dos aspectos fundamentales: acelerar la transformación y entrega de aplicaciones, y optimizar la gestión de las operaciones.
En el ámbito de la entrega de aplicaciones, las empresas han aprendido que debe producirse al ritmo que marca el cliente, no tanto al de sus desarrolladores. Las mejores prácticas del mercado sugieren desde hace tiempo metodologías Agile y DevOps, pero que en 2022 hemos empezado a ver combinadas con procesos de Value Stream Management, para acelerar considerablemente la entrega de valor en las aplicaciones.
Las prácticas Agile aportan los fundamentos para soportar la entrega de aplicaciones, mientras que las de DevOps amplían aún más la capacidad para implementar pruebas constantes y despliegues seguros que ayuden a detectar problemas funcionales, de rendimiento o de seguridad, aportando mayor fiabilidad antes de que las aplicaciones entren en producción. Por su parte, Value Stream Management aporta la parte visual de los componentes necesarios para entregar un producto digital, aplicación o servicio. Con ello se consigue analizar y optimizar todo el proceso, identificando los pasos del proceso susceptibles de mejora, aquellos que implican un mal uso de recursos existentes o tiempos de espera, aportando inteligencia y eficiencia en la gestión integral del proceso de entrega de aplicaciones. No en vano, según algunos analistas, en 2023 veremos hasta un 70% de grandes organizaciones iniciar o progresar significativamente en su camino hacia Value Stream Management.
Por otro lado, en el ámbito de la gestión de operaciones de IT, las organizaciones necesitan reducir la complejidad de sus operaciones, que han aumentado exponencialmente con las arquitecturas híbridas cloud y on premise, y que requieren de costes flexibles que se adapten a las demandas del mercado. El nuevo enfoque de las operaciones se dirige a la construcción de fábricas digitales en la nube que alineen las operaciones de IT con los recursos existentes y las necesidades del negocio. Dicha fábrica, o plataforma unificada de operaciones, debe integrar y mejorar las herramientas existentes, aplicando automatización e inteligencia artificial en la gestión óptima del cloud.
Plataformas unificadas de gestión
Y así, estamos viendo cómo grandes organizaciones en todo el mundo dirigen su operación de IT hacia la adopción de estas plataformas unificadas de gestión. Pero no se trata de partir de cero, eliminar todo lo anterior para implantar estas nuevas plataformas, sino que la estrategia más eficiente en coste, tiempo y riesgo es reaprovechar inversiones y tecnología existente, agregando información de diferentes fuentes y herramientas, para conseguir un punto de vista único de toda la operación hibrida, tan necesario para reducir la complejidad de las operaciones. Desde aquí, las organizaciones pueden conseguir gestión eficiente de la nube y sus costes, gestión de servicios unificada para toda la organización más allá de los servicios de IT, uso de robots, etc. Todo ello con un uso masivo de la automatización, de la inteligencia artificial y machine learning.
En definitiva, cualquier estrategia de éxito requiere una combinación de personal cualificado, de un procedimiento operativo moderno y tecnología resiliente. Tanto Value Stream Management como las plataformas unificadas de operaciones IT son herramientas indispensables para alcanzar este equilibrio de forma sostenible, permitiendo a las organizaciones adaptarse con celeridad a los cambios que puedan venir, pandemias o conflictos sociopolíticos incluidos, sin que sus operaciones se vean afectadas: ejecutar y transformar al mismo tiempo.
