El Metaverso ya es un centro para transacciones millonarias en el ámbito del Real State, compras de arte o artículos de lujo, entre otras. Todo esto hace que el interés que tiene la banca en este nuevo universo digital, crezca exponencialmente.
Este nuevo canal permite la interacción entre las personas y ofrece la posibilidad de crear nuevos mercados y productos. Así, se forma una nueva economía digital llena de oportunidades para los negocios. En el caso del sector financiero, ya están surgiendo posibilidades de inversión para el cliente más minorista. A pesar de esta realidad, todavía hay quienes consideran que el Metaverso es una disrupción tecnológica más de la que ahora se habla mucho, pero que con el tiempo su interés de desvanecerá.
Es cierto que la creación de un universo digital paralelo a nuestro mundo real no es nueva. Muchos recordarán como, a principios de los 2000, irrumpía causando un gran furor la comunidad virtual Second Life. También se recordará que tiempo después fracasó al no conseguir la atención necesaria ni de individuos, ni de empresas. Pero hablamos de un momento distinto del que ya ha pasado mucho tiempo. Hoy, la madurez (tanto tecnológica, como social) y el aumento de las capacidades digitales de las personas nos permiten confiar en que el Metaverso ha llegado para quedarse. También nos lo indica la introducción de este concepto en cada vez más foros de conversación empresariales e institucionales y la inversión que se está haciendo para su desarrollo, que está llegando a los niveles de otras tecnologías disruptivas ya consolidadas, como la inteligencia artificial o el cloud.
Por todo ello, tiene sentido que sectores como la banca apuesten por él. En este sentido, ya hemos visto algunas primeras aproximaciones del sector a esta tecnología. En España, por ejemplo, prácticamente toda la gran banca se ha sumado a esta tendencia, realizando inversiones para lanzar iniciativas, principalmente dirigidas a la interacción con clientes o posibles clientes, y a la formación y mejora de la experiencia de sus empleados.
Con estas iniciativas, las entidades han podido obtener valor relativo a la eficiencia de procesos, al ahorro de costes, la facilitación de trabajo de sus equipos o la captación de talento, entre otros. Sin embargo, el sector financiero todavía está buscando ideas que, a medio plazo, puedan generar negocio. La realidad es que hoy en día es difícil poder obtener retorno de un gasto en este ámbito, algo que sí que ha sucedido en otros sectores como por ejemplo el Retail.
Así, uno de los aspectos clave que debe desarrollarse para que comiencen a surgir esos casos de uso que aporten un mayor valor al sector, será la regulación y supervisión financiera que se genere en torno a esta tecnología. Y es que los retos legales afectos al Metaverso son en gran parte responsables de que ni el sector ni los ciudadanos estemos preparados para realizar operaciones en este universo, como hacemos en el mundo real.
El Metaverso puede mejorar y transformar nuestra sociedad, pero para ello antes hay que dirimir algunas cuestiones relativas a cómo se regulará este nuevo mundo: bajo qué leyes y normativa se determinarán responsabilidades, cómo se verificará la identidad de los usuarios, los aspectos relativos a la recopilación de los datos, su seguridad y su privacidad, la gestión de los riesgos financieros y no financieros, la fiscalidad, la contabilidad, la prevención del blanqueo de capitales, el componente punitivo, etc…. todo ello orientado a garantizar la seguridad de las personas y de las operaciones en el ámbito concreto del sector financiero.
Pero al igual que hoy coexiste la banca tradicional y la banca a digital, lo más probable es que en un futuro hablemos de la banca del Metaverso. Una inclusión que se realizará, obviamente, de forma paulatina. Mientras que al principio asistiremos al uso del Metaverso como un canal más del sector en el que se emplearán las normas establecidas para la banca tradicional, en una segunda fase ya veremos entidades que se establezcan como sucursales, bajo una normativa híbrida (tradicional/metaverso) y producto específico para el canal. El siguiente paso será la creación de bancos que actuarán como filiales o incluso nuevas entidades nativas del metaverso, que ya se regirán por una normativa específica que contemple la casuística exclusiva del mundo virtual.
En definitiva, deberá establecerse un marco legal que establezca el terreno de juego sobre los retos del metaverso anteriormente mencionados.
De esta forma, estaremos más cerca de crear la banca del Metaverso, perdiendo el miedo a operar en ella, tal y como ya hemos hecho con el uso de la banca digital. Quien no recuerda cómo comenzamos operando con cierto recelo por facilitar nuestros datos bancarios a través de webs y aplicaciones móviles, y como hemos acabado haciendo todo en ella, convencidos de la seguridad de los procesos. Y es que no hay que olvidar que, en esta revolución de la transformación digital, la banca fue uno de los sectores pioneros en sumarse. Quizá el Metaverso sea el paso natural de su evolución.