Crece la demanda del software como servicio

Carles Cabré, colaborador del e-business Center PwC&IESE.

Publicado el 21 Abr 2006

Buenas perspectivas para el mercado de las aplicaciones bajo demanda. Según IDC, esta alternativa a las tradicionales licencias del software crecerá en Estados Unidos un 28 por ciento entre los años 2005 y 2009. La consultora espera que los ingresos de esta modalidad, que también se conoce como SaaS (software como servicio), pasen de 2.000 millones de dólares a más de 5.000 millones. IDC también augura en este período un importante crecimiento en España, que sitúa en un 19 por ciento como mínimo.

Entre las causas de este auge destacan la generalización de la banda ancha; la creciente oferta de aplicaciones de calidad; el interés de los pro- veedores; y, sobre todo, las ventajas intrínsecas de este modelo, basado en el alquiler del producto por un determinado tiempo. En la fórmula tradicional de comercialización, la compañía compra el programa y lo instala en sus servidores y equipos, que se encargan de gestionar la base de datos y suministrar el servicio a cada ordenador. Y para incorporar las mejoras del programa deberá adquirir las actualizaciones de pago o la nueva versión.

Estas exigencias desaparecen en el caso de las aplicaciones bajo demanda. A cambio de una cuota periódica el proveedor del servicio presta la aplicación a través de Internet y corre a cargo de las actualizaciones periódicas.

Esta fórmula no exige instalar servidores ni sistemas de información en la empresa. Por ello, si un nuevo servicio incumple las expectativas se puede rescindir más fácilmente el contrato, ya que no hay que preocuparse por la amortización de los costes de implantación, integración e infraestructuras. Esta libertad resulta especialmente atractiva para las empresas que necesitan poner en marcha proyectos complejos pero no desean efectuar costosas inversiones. Es el caso de muchas compañías de tamaño medio, que son las que más están apostando por esta nueva modalidad.

Sin embargo, estas ventajas se acompañan de algunos riesgos potenciales, como los problemas derivados de las caídas del servicio, que pueden obedecer a un error del programa pero también a la interrupción de las comunicaciones. Esto obliga aún más a los proveedores a establecer mecanismos para conocer con precisión sus causas y pactar compensaciones si se producen este tipo de problemas.

Otro punto sensible es la seguridad. La idea de que la información crítica viaje por Internet y se almacene en servidores de otras compañías preocupa a muchos directivos. Por ello, los proveedores deben reforzar al máximo los mecanismos de seguridad y conseguir las certificaciones necesarias.

Además, para facilitar la llegada a las grandes empresas los proveedores deberán ofrecer servicios adicionales de integración con los sistemas ya existentes, aunque esto supone en la práctica introducir el concepto de proyecto.

También deberán crear equipos comerciales especializados en ofrecer este tipo de productos. Otro potencial problema de las aplicaciones bajo demanda afecta a su proceso de desarrollo. El software bajo licencia suele tener una actualización más o menos costosa pero el de alquiler en línea incorpora automáticamente los actualizaciones, sin coste extra para el cliente. En consecuencia, éste será más proclive a pedir cambios en el producto y esperar que estén disponibles de inmediato.
El problema es que si en la fase de desarrollo el producto se escora demasiado hacia las demandas particulares puede no satisfacer con eficacia las necesidades generales del mercado al que se dirige. Y la solución, delimitar con claridad la estrategia de producto que se desea seguir.

También es susceptible de mejora la forma de comercialización. En la actualidad predomina la modalidad de suscripción mensual, con descuentos para los contratos de larga duración. Pero hay sitio para otras fórmulas, como las del pago por uso, por ejemplo.

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Redacción Computing

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