Hospital Juan Canalejo, el más difícil todavía

El traslado de un CPD de unas instalaciones a otras siempre supone una extraordinaria complejidad. Si esta mudanza ha de realizarse sin detener en ningún momento la actividad que presta la dificultad crece exponencialmente.

Publicado el 11 May 2006

Desde que en 1950 se inaugurara en La Coruña la primera residencia de España del entonces desaparecido Instituto Nacional de Previsión (I.N.S.), hoy hospital Materno Infantil Teresa Herrera, muchas cosas han cambiado. Desde entonces, este centro devino en el Complejo Hospitalario Juan Canalejo, que en la actualidad supera las 1.500 camas y engloba al propio hospital que le da nombre, a cuatro hospitales más y un hotel de Pacientes, entre otros. Toda una estructura multicentro por la que pasa casi un millón de gallegos al año.

Fruto de este continuo proceso de transformación, el departamento de Sistemas de Información también ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, siendo a finales de 2005 cuando afrontara un proyecto al alcance sólo de unos pocos. Se trata del traslado de todo su CPD, con el condicionante de no parar en ningún momento la actividad y servicios prestados. Todo un reto que una vez logrado y en la distancia se relata con cierta calma, pero una simple ojeada al plan del proyecto pone los pelos de punta.

Las condiciones del antiguo CPD no eran en absoluto las más idóneas, puesto que se ubicaba en un edificio concebido para ser residencia de Enfermería, aunque nunca funcionó como tal, recuerda Guillermo Vázquez, subdirector de Sistemas de Información del Complejo Hospitalario. Así fue como el CPD fue a dar con sus hierros a “una cuarta planta de unos 350 metros cuadrados, de formas muy irregulares, múltiples balconadas y un falso suelo de 10 centímetros”, explica Daniel Llamas, uno de los administradores de Sistemas.

Con las nuevas instalaciones no sólo se ha ganado en superficie se superan los 900 metros cuadrados- sino en seguridad, tanto física como lógica. No obstante, el paso de un edificio a otro no resultó precisamente un paseo, sino que requirió de duros meses de trabajo en la planificación. Esta fue, precisamente, la fase más compleja y larga de todas, puesto que la migración se realizó en tres días, en concreto, durante el pasado puente de la Constitución.

En todo este proceso, el Juan Canalejo ha contado con un compañero de viaje del que, en realidad, es viejo conocido. Se trata de NextiraOne, que ha ido recogiendo la herencia en el hospital de Xylan y más tarde Alcatel, cuya tecnología es omnipresente en el ámbito de las comunicaciones.

Este Complejo gallego se erige como uno de los centros pioneros en la aplicación de videoconferencia ATM, si bien es cierto que la tendencia es ir hacia redes Gigabit Ethernet. En este proceso, NextiraOne ha jugado un papel clave. El subdirector de Sistemas se muestra satisfecho con la experiencia y precisa que “la alternativa de proveedor cuando a principios de 2001 afrontamos el salto a Gigabit era Cisco Systems”. Sin embargo, una vez convocado el concurso público, “la oferta presentada por Nextira-One con equipamiento Alcatel proponía las mismas cifras de coste pero con el doble de capacidad de proceso y el doble de capacidad de rendimiento que Cisco”, indica el experto.

En la actualidad, el Complejo cuenta con una red Gigabit y otra ATM que conectan entre sí a cada uno de los centros que se agrupan bajo él. “En los primeros esbozos del proyecto tratamos de determinar cuántas horas podíamos parar”, recuerda Vázquez, “y llegamos a la conclusión de que no podíamos parar”, debido a la criticidad de los servicios sanitarios. Este fue el motivo por el que se confeccionaron dos proyectos que terminarían convergiendo: por un lado, el relativo al despliegue de las redes y, por otro, el traslado de los servidores y del archivo.

Javier González, administrador de Sistemas, relata que “el trabajo de redes fue muy duro, con muchas reuniones entre la gente de NextiraOne y HP, fundamentalmente”. Con todo, el resultado fue excelente y así lo subraya Vázquez al asegurar que

</em>Daniel Llamas explica que el planteamiento original se plasmaba en el aislamiento de los equipos de planta, de modo que lo que entrara no saliera de ellos. Así las cosas, lo primero que se hizo fue adquirir un nuevo equipo de backbone, un Alcatel OmniSwitch 8800, que se conectó a la red Gigabit para poder empezar a trabajar en un entorno redundando. <em>“La idea era tener el backbone principal y los equipos de planta absolutamente aislados”</em>, indica el administrador, <em>“de modo que cuando se muriera un equipo no afectara a ningún otro de planta”</em>. Para ello, se contó con el apoyo de las máquinas que no se iban a mover, esto es, la del sótano, así como los de planta de cada edificio, teniendo en cuenta que <em>“como la cantidad de placas no era suficiente, duplicamos aquellos equipos que tuvimos que llevar hasta los nuevos troncales que estaban en el CPD”</em>. Además, una vez que el nuevo backbone disponía de conectividad, se extendió hasta él la red ATM, de modo que si se caía cualquier servicio ATM también se le podría prestar servicio desde allí.

Llamas incide en que la redundancia de los diferentes equipos fue la premisa a respetar sin la cual ninguna máquina estaba en disposición de ser migrada al nuevo CPD. En un tercer estadio del proyecto, se trasladó al nuevo CPD el otro equipo del backbone ATM con el fin de disponer de más capacidad para conectar más servidores en el mismo centro.

Se sumaron a la red, dos nuevos OmniSwitch 7700 para la red Gigabit, uno para el Materno y otro para montar un equipo de planta que daría redundancia al nuevo edificio, inaugurado 15 días después del inicio del nuevo CPD.<br />La situación final ha dejado un dibujo en el que los dos equipos soportan toda la carga de servidores que están conectados a Gigabit, que en realidad es la mayoría<em>: “o bien tienen doble tarjeta de red y están conectados entre sí o bien hay dos servidores que cumplen una misma función con una única tarjeta de red y cada uno está conectado a uno de los equipos”</em>. Llamas señala que <em>“la red está pensada de forma que los clientes tengan que dar el menor número de pasos posibles”</em>. Así mismo, Vázquez precisa que <em>“la redundancia está planteada de tal modo que se balancee la carga, pero que nunca un equipo se quede sin carga”.<br /></em>

La actual red del hospital desplegada por NextiraOne responde a unos niveles de exigencia incluso mayores que los que cabría suponer en un principio. Aunque Guillermo Vázquez no es capaz de cifrar con exactitud el tráfico de red de que es objeto, sí precisa que <em>“hace años hicimos un estudio de tráfico y una UCI de diez camas generaba más tráfico de red que un banco con 500 sucursales”</em>. Y es que la UCI es el área mayor consumidora de recursos de red, puesto que todos los datos los captura en tiempo real. A ello se suma el resto del tráfico, en el que el diagnóstico por imagen ocupa un lugar muy especial: una placa de tórax de alta densidad puede llegar a suponer hasta 20 MB.

La red del Complejo Juan Canalejo se conecta directamente con la red corporativa del SERGAS, que se estructura en tres capas: una de backbone, otra con seis nodos (uno por área sanitaria) conectados directamente a ese backbone y una tercera de distribución para todos los periféricos, como los centros de atención primaria, almacenes, etc. No hay que olvidar que la Xunta mantiene abiertos varios frentes tecnológicos con los que se persigue la conexión de todos los centros de la Comunidad. En este punto, Vázquez aclara que <em>“el verdadero problema aquí no es la digitalización en sí, sino el acceso inmediato a la información; de lo contrario bastaría con guardar toda la información en cintas y llevarlas a un almacén, pero esto no es posible”.<br /></em><br />Esta cuestión dirige directamente a uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los departamentos de Sistemas de los hospitales: el almacenamiento. Vázquez, de un modo muy gráfico, apoya esta afirmación asegurando que en ciertas áreas <em>“hay que pasar a ver la informática como un gasto corriente y no como inversión, porque si todos los años tengo que incrementar mi almacenamiento en 15 TB, estoy hablando de un gasto corriente, esto ya no es una inversión”</em>. Y esta capacidad traducida en euros, con la coletilla de gasto corriente no siempre es sencilla de trasladar a gerencia. Por este motivo es preciso distinguir entre lo que es un activo y un histórico; sólo así se es capaz de equilibrar los presupuestos destinados al almacenamiento. Bajo estos preceptos, Vázquez determina varios niveles de almacenamiento, mirando para el más exigente hacia cabinas HDS, mientras que <em>“para un segundo nivel se opta por máquinas del tipo de Dell”.

</em>Toda la informática del Complejo se encuentra centralizada en el Juan Canalejo excepto servidor intermedio de imágenes radiológicas-, gracias a una infraestructura tecnológica dominada por dos servidores HP Superdome, flanqueadas por otros de gama media del mismo fabricante. El Complejo ha ido creciendo por ampliación en este ámbito desde que el ministerio de Sanidad optará por HP para equipar a los centros de hospitalarios de primer nivel en 1989. La fórmula escogida ha sido la del arrendamiento por un período de tres años, tras el cual se renuevan las máquinas.

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Redacción Computing

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