Buen Menú, pagos a pedir de boca

¿Quién dijo que en España no se innova? Siempre hay excepciones y Grupo Copel es una de ellas con su servicio Buen Menú, sistema corporativo de ayudas de comida basado en tarjetas de débito. Su centro de proceso de tarjetas se sitúa a la cabeza de Europa.

Publicado el 13 Jul 2006

En 2002 nació el Grupo de Negocios Copel en España con el objetivo de crear Buen Menú, un innovador sistema de subsidios de comida para empresas como alternativa a los tradicionales sistemas de cheque de papel, en manos de tres importantes compañías francesas. José Manuel Fernández, responsable de Marketing y Comunicación de la compañía, explica que “la idea era mejorar todos los procesos en los tres agentes que actúan en el proceso, esto es, la empresa, el usuario y el restaurante”, mediante el salto a un sistema digital.

En primer lugar, la empresa se beneficia de una optimización de sus labores administrativas, puesto que una vez entregada la tarjeta de débito al empleado todas las gestiones (altas, bajas, recargas, etc.) se realizan de un modo on line, eliminando toda la problemática asociada al papel (envíos, caducidades, etc.). “El ahorro de costes y dinero es considerable”, precisa Fernández, añadiendo que según sus cálculos

</em>Javier Martínez, presidente de Grupo Copel, incide en otro punto: <em>”este sistema nos ha permitido universalizar el servicio, puesto que posibilita la entrada a gente que antes, con los talonarios, no podía beneficiarse como es el caso de los autónomos”.</em> Martínez encuentra que sus competidores galos <em>”han desatendido a los clientes más pequeños, porque es para ellos costoso mandar un talonario a un autónomo todos los meses”.</em> Buen Menú soluciona este problema, con la ventaja añadida de que <em>”la tarjeta no se deteriora y, si lo hace o la roban, no se pierde el saldo”.</em> De este modo, Buen Menú cuenta ya con más de 400 empresas clientes de la talla de Oracle, Nokia, Dell, AGIP, etc., lo que supone más de 30.000 usuarios. Además, aclara Fernández, <em>”todos los días nos entran consultas o contratos de empresas de 40 o 50 empleados”.

</em>Una vez puesto en marcha todo el sistema puede llegar a pasar desapercibido el extraordinario trabajo que se oculta detrás; tanto es así que la iniciativa se comenzó a gestar en 1999. Sería tres años después cuando entrara en el proyecto Atos Origin (entonces SemaGroup): <em>”llamamos a Atos con la desfachatez de los novatos y la ambición de tener lo mejor”</em>. Sin embargo, pasado un tiempo de colaboración, el presidente señala que <em>”nuestra capacidad de inversión por aquel entonces no llegaba a lo que una empresa como Atos merecía por el trabajo que le pedíamos”</em>, y tuvo que recurrir a un partner de menor envergadura.

Pasado el tiempo y habiendo fraguado una mayor experiencia, Copel se sintió con fuerzas para acudir al que desde su punto de vista es el líder y Atos retomó su papel de compañero de viaje cubriendo una parte del proyecto. Martínez precisa que <em>”no desembarcó como nuevo, sino que ha retomado sus archivos de 2002, los actualizamos y pusimos en marcha lo que queríamos entonces”.</em> En este sentido, la compañía siempre ha sido paciente, consciente de que <em>”el tiempo de desarrollo de la aplicación necesaria para vender un buen servicio nos iba a llevar dos o tres años”.

</em><br />Así, tras estos duros años de trabajo Martínez asegura que <em>“tenemos el centro de proceso de tarjetas más importante de Europa, porque es capaz de discriminar de mil maneras el uso de la tarjeta”.</em> La tecnología base de Buen Menú permite introducir restricciones en el uso de las tarjetas hasta el punto de limitar su uso en determinado tipo de establecimientos, en ciertas provincias, etc. Resulta tan innovador que, tras su creación, una entidad financiera alemana mostró su interés por el software para aplicarlo a sus propias tarjetas corporativas. A ello se suma un reciente acuerdo con <em>“una entidad financiera importante, dedicada a las empresas, mediante el cual ella van a vender nuestro producto y nosotros vamos a cubrir la parte transaccional y el nivel tecnológico de todas las operaciones”</em>; no en vano, <em>“para este producto y tecnológicamente hablando somos más importantes que la propia entidad financiera”</em>, precisa el presidente.<br />El backend, cuyo desarrollo inicial se remonta a 2000, ha ido evolucionando, contando con una segunda versión de 2003 y, en la actualidad, la última que ha supuesto el salto definitivo al mundo on line en tiempo real.

<em>“Empezamos haciendo un backoffice que administrase e informase a la vez a las entidades financieras asociadas, diciéndoles los saldos de las tarjetas todos los días y recogiendo la información de las transacciones que hubieran realizado para administrar nuestras empresas clientes y a los usuarios”</em>, recuerda el presidente. Las últimas modificaciones incorporadas y la conexión de su propio centro con las redes nacionales e internacionales de los bancos permite que operaciones que antes precisaban 12 horas ahora se realicen en cuestión de minutos.

La tecnología que se esconde tras el centro de proceso de tarjetas se basa en plataforma hardware de HP ProLiant de dos vías con sistema operativo Unix y base de datos Oracle. Todos los elementos respetan la máxima de estar redundados asegurando alta disponibilidad, y su dimensionamiento es tal, que Martínez asegura que <em>“ahora mismo podríamos absorber todos los clientes que usan papel, pero sin crecer en instalaciones ni máquinas, y no estaría sobrecargado”.<br /></em><br />En cuanto al centro de respaldo, el directivo no quiere entrar en demasiados detalles por seguridad, pero indica que <em>“lo tenemos externalizado con una empresa que da servicio a más de cien empresas financieras, por lo que antes de que a nosotros se nos caiga el servicio, se le ha caído a algún banco”</em>. Telefónica, Ono y Neo-Sky son sus principales proveedores de telecomunicaciones.

Entre los planes de futuro inmediato, Grupo Copel no descarta trasladar este modelo de subsidio de comidas a otros servicios que tienen desgravación y no se consideran renta para el empleado como es el caso de la formación, el seguro sanitario, la informática y las guarderías.

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Redacción Computing

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