En el plazo de los próximos cinco años, y de cara a cumplir con la normativa SEPA (Zona Única de Pagos para el Euro, lo que afecta a todos los pagos electrónicos incluidos los pagos con tarjeta, transferencias de crédito y domiciliaciones, lo que implica a bancos, procesadores y clientes) que entrará en vigor en 2008, las 100 principales entidades financieras de Europa deberán invertir más de 3.000 millones de euros en sistemas de pago, de acuerdo con un trabajo realizado por Accenture.
Considerado un desafío para la banca europea, el proyecto de cumplimiento de SEPA, como normativa dirigida a simplificar y estandarizar el mercado de pagos en Europa, reduciendo los obstáculos que existen en el procesamiento de pagos transfronterizos, supondrá un esfuerzo adicional para España, dado que la banca de nuestro país está fuertemente implantada en Latinoamérica, área geográfica en la que deberá también unificar sus sistemas de pago.
El informe arroja que el 62 por ciento de los directivos europeos crece que SEPA significa el mayor factor impulsor del cambio en el mercado de pagos europeo, frente al 28 por ciento de la muestra que opina que tal impulso viene dado por la propia dinámica del mercado.
Sin embargo, y pese a los niveles inversores, sólo el 37 por ciento de la gran banca prevé poder cumplir con los nuevos requerimientos legislativos antes de 2008, fecha a partir de la cual y hasta 2010 los bancos que no hayan actualizado sus sistemas precisarán de unas soluciones provisionales de procesamiento de pagos. Según apunta el estudio, el 27 por ciento de la muestra gestionará internamente estas soluciones provisionales, mientras que el 19 por ciento las externalizará y un 16 por ciento de-sarrollará sus propios productos respetando las directrices marcadas por SEPA.
Serán los bancos de la zona euro los que habrán de realizar los mayores esfuerzos económicos para llegar a la adecuación durante los próximos cinco años. Dentro del contexto europeo, Francia e Italia serán los países que afrontarán los mayores niveles de gasto con 500 millones de euros cada uno. A continuación, se posicionarán las entidades financieras de Reino Unido y de los países que conforman Escandinavia con 300 y 250 millones de euros, respectivamente. Los bancos establecidos en España, por su parte, invertirán la nada despreciable cifra de 220 millones de euros.
Las ventajas que supone SEPA se traducirán, por ejemplo, en que las empresas podrán girar recibos desde cualquier Estado contra los recibos de personas residentes en cualquier país adscrito al sistema.
El grueso de los directivos consultados pronosticó que la consolidación del procesamiento de pagos es una consecuencia inevitable de la SEPA, a medida que las infraestructuras de pagos nacionales cederán el paso a las infraestructuras europeas.
Antonio Iglesias, socio director de Sistemas de Pago para Europa, África y Latinoamérica de Accenture, ha indicado que “Visa y MasterCard serán los ganadores de todos estos cambios, especialmente por lo que se refiere a la implantación del marco para las Tarjetas SEPA (SEPA Card Framework)”. Sin embargo, comenta, “ambas tendrán que superar el reto de abrir sus esquemas al mercado y liberalizar el procesamiento de sus tarjetas“.