En la encrucijada de la tecnología y la ética medioambiental

Debido a su naturaleza especialmente sensible desde el punto de vista medioambiental, los equipos informáticos requieren una gestión precisa a lo largo de todo su ciclo de vida para garantizar que se reciclan o destruyen de forma ecológica.

Publicado el 16 Abr 2008

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Actualmente, los grandes avances tecnológicos que han realizado las empresas son más que evidentes. No obstante, en un contexto de grandes iniciativas de sostenibilidad, ¿qué se está haciendo con los residuos y, en concreto, con los residuos electrónicos y eléctricos que, como se nos está alertando, están empezando -más que cualquier otra clase de residuo- a crear una verdadera bomba de relojería?
España produce anualmente 200.000 toneladas de residuos electrónicos que contienen numerosas sustancias peligrosas con un impacto potencialmente dañino para el medio ambiente, como el cadmio, el mercurio, el plomo, el aluminio y el cobre. Los residuos de la industria informática son de los más peligrosos y requieren un tratamiento especial. Los monitores y las tarjetas electrónicas encabezan la lista de residuos informáticos contaminantes y requieren un procesamiento especial para impedir que contaminen.
Entre tanto, el ritmo de sustitución de equipos informáticos y electrónicos sigue acelerándose año tras año. En España se vendieron 4,1 millones de PC en 2006 y las previsiones apuntan a unas ventas superiores a los 5 millones de unidades en 2007. Las innovaciones técnicas y funcionales están llevando a empresas y hogares a sustituir sus equipos por otros más modernos antes de que alcancen el final de su vida útil. Así, se están desguazando productos que todavía funcionan. Por el bien del medio ambiente, es necesario llevar a cabo una clasificación de los residuos y procesarlos.
Los legisladores europeos son conscientes de este problema y han puesto en marcha un ambicioso plan de acción. Así, en 2003 se aprobó la Directiva sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (WEEE, por sus siglas en inglés), que crea un marco para la recuperación y el reciclaje de equipos eléctricos y electrónicos tanto en las empresas como en los hogares. Esta directiva entró en vigor en España el 1 de julio de 2006, fecha en la que se impuso la obligación de recoger y procesar los residuos.

La directiva WEEE en un contexto profesional
Para los residuos de equipos profesionales eléctricos y electrónicos vendidos después del 13 de agosto de 2005, los fabricantes (y sobre todo los proveedores informáticos) están obligados a prever y financiar la eliminación de residuos eléctricos y electrónicos mediante un sistema específico de retirada y tratamiento. También pueden instaurar otros métodos de gestión con sus clientes como parte de un acuerdo contractual.
Los residuos de equipos vendidos antes del 13 de agosto de 2005 son responsabilidad de los usuarios de dichos equipos o de las propias empresas.
El seguimiento de los equipos electrónicos se está convirtiendo en una necesidad estratégica ineludible para las empresas y las entidades públicas. Por este motivo, en respuesta a los imperativos de gestión (dirección general, departamento de calidad, etc.), los departamentos informáticos deben buscar formas de cumplir con la directiva WEEE y crear registros minuciosos de los equipos informáticos de la empresa para poder realizarles un seguimiento y procesarlos al final de su vida útil.
Las soluciones de gestión de activos informáticos basadas en la información (gestión de inventario y servicios tecnológicos) desempeñan un papel primordial en el seguimiento de los equipos. Con independencia del tipo de estructura (simple o compleja, un solo centro o multicentro, nacional o internacional), estas herramientas pueden crear automáticamente inventarios de los equipos informáticos y ofrecer una gestión centralizada del ciclo de vida: entrega, instalación, reubicación física, reparaciones, desguace, etc. De esta forma, la empresa tiene acceso continuo a la información sobre los equipos que forman su infraestructura tecnológica, desde su estado, cómo están asignados a la plantilla, su uso actual, etc. hasta el momento en que se retiran del inventario. En el momento de su retirada, se especificará el destino final: desguace, reutilización (para el sector público), devolución al fabricante, etc. Mediante el uso de paneles de control creados para hacer un seguimiento a los equipos, las empresas pueden supervisar el ciclo de vida de sus activos informáticos para dar los pasos adecuados y asegurarse de que cumplen las directivas medioambientales.

Política de desarrollo sostenible de una empresa.

De este modo, las soluciones de gestión de activos informáticos no sólo son un eslabón clave en la cadena del buen gobierno tecnológico, sino que también ocupan un lugar destacado en las políticas de desarrollo sostenible de las empresas. En este sentido, la mayoría de las empresas españolas cotizadas en la Bolsa ya consideran como una obligación especificar en sus informes anuales qué hacen para afrontar las consecuencias medioambientales y sociales de sus actividades.
Por lo tanto, es evidente que en lo que respecta a los equipos informáticos, la capacidad de registrar el ciclo de vida de los equipos hasta su desguace reviste una gran importancia para las políticas de desarrollo sostenible de las empresas. Las soluciones de gestión de activos informáticos ayudan a cumplir las disposiciones de las directivas medioambientales y a evitar sanciones, además de contribuir a la creación de una imagen de ecologismo voluntario para la empresa. Una vez más, la tecnología redobla sus esfuerzos para satisfacer las necesidades de las empresas y las entidades públicas en el terreno de los cambios y el cumplimiento de la legalidad.

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Redacción Computing

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