El sector bancario español sigue mostrando su músculo presupuestario para abordar todas las necesidades de su negocio, donde las tecnologías tienen cada vez más que decir. Así lo constatan las cifras del gasto anual en TI que arrojan un 8.4 por ciento de incremento, totalizando un volumen de negocio de 3.000 millones de euros, según los últimos datos disponibles sobre banca facilitados por Accenture.
El aspecto positivo más destacable es que se aprecia una mayor atención al negocio, lo que se refleja en que el desarrollo de aplicaciones crece un 8,6 por ciento. A pesar de ello la asignación de recursos está todavía muy centrada en la infraestructura y poco en aplicaciones. “Hay un incremento de la dedicación de recursos a TI, y una mayor atención al negocio, lo que supone una evolución claramente positiva. No obstante, en la mayoría de los casos se trata de iniciativas muy tácticas y de alcance limitado. Es necesario evolucionar hacia iniciativas de mayor entidad, con mayor aportación de valor al negocio y con mayor impacto en la innovación y la competitividad”, según José Antonio Fernández, socio de Accenture.
Para la mayoría de entidades la reducción de costes y la mejora de la eficiencia siguen siendo objetivos prioritarios. Existe una cierta dispersión en las prioridades si bien, el desarrollo de la Multicanalidad y de la operativa de oficina y de canales, la Gestión de Riesgos, Basilea II y nuevas normas contables, CRM y Sistemas de Información de Gestión se encuentran entre las prioridades de muchas entidades. También se tienen en cuenta la mejora de la calidad del servicio, la potenciación de la seguridad y la industrialización del área de sistemas.
El coste se reparte desigualmente entre mantenimiento de hardware, licencias software y comunicaciones (29 por ciento), nuevas adquisiciones (21,7 por ciento), proveedores externos (35,3 por ciento) y personal interno (14 por ciento).
En opinión de Accenture, en la mayoría de las entidades la gestión sigue muy centrada en el corto plazo, en la gestión de los costes y en la optimización de las operaciones en base a medidas fundamentalmente de índole táctica. Es necesario evolucionar a un enfoque más estratégico y más centrado en el medio plazo y en el negocio. Para ello las entidades deben centrar de nuevo la atención en la tecnología como palanca para mejorar la capacidad competitiva, la innovación y la aportación de valor de forma sostenida, conseguir una mayor asignación de recursos a TI y una estructura de costes más equilibrada, conseguir una mayor integración entre tecnología y negocio, asegurar la productividad y el uso eficaz de los recursos discrecionales.
