Este reforzamiento de su posicionamiento competitivo en los mercados internacionales, se ha traducido en un aumento de las ventas del 16 por ciento, frente al crecimiento del siete por ciento en España durante su ejercicio de 2008, que ha dado lugar a una facturación total de 2.380 millones de euros.
Esta cantidad cumple con los objetivos de crecimiento previstos por la empresa española, que preside Javier Monzón, al constituir un aumento del diez por ciento con respecto al ejercicio de 2007. Igualmente queda satisfecho el ratio del beneficio neto del 23 por ciento al haber obtenido un resultado de 182 millones de euros. Y respecto a su posición financiera, Indra ha cerrado el ejercicio con una deuda neta de 149 millones de euros.
De su estructura de negocio, el segmento de soluciones ha generado el 74 por ciento de las ventas totales de la compañía y el de servicios, el 26 por ciento restante, habiendo crecido ambos un diez por ciento. Con todo, su cartera de pedidos se ha situado en 2.428 millones de euros, con un incremento del ocho por ciento respecto al año anterior, siendo las áreas de mayor actividad los mercados de tráfico aéreo, tráfico terrestre, seguridad, servicios financieros y telecomunicaciones.
Aparte del éxito de su internacionalización, otro de los motivos que alega Indra para justificar sus buenos resultados a pesar de la situación económica del sector, es que la demanda del segmento de servicios se ha visto favorecida por la prioridad de los clientes en mejorar la eficiencia de sus procesos y reducir costes.
Para 2009, el grupo continúa confiando en los mercados internacionales como motor de crecimiento, principalmente en Europa del Este, Norte de África, Oriente Medio o India, aunque reduce sus previsiones marcándose como objetivo un crecimiento de las ventas de entre un cinco y un siete por ciento.