…y un extraordinario volumen de comunicaciones en continuo tránsito dentro de su red interna. Sedes nacionales, delegaciones regionales y filiales internacionales, son sólo algunas de las ramificaciones que puede tener una empresa y todas ellas con su propia infraestructura. Sin embargo, pese a la autonomía de actividades dentro de cada sección de negocio, estas deben mantener el objetivo y la política común de la compañía y, por tanto, es necesario la conectividad entre todas las divisiones.
Hemos asistido en los últimos meses a la fusión de algunas cajas de ahorros, que por la coyuntura económica que atraviesa la comunidad internacional, han decidido unificarse tomando lo mejor de cada una de sus estructuras para crear una institución más potente e innovadora, tecnológicamente hablando. Estas situaciones necesitan de soluciones que logren integrar con éxito sus filiales y su infraestructuras de TI. Normalmente, el problema más importante que existe es el relativo a la gestión de recursos duplicados entre las empresas que se asocian tanto si en las TIC se produce un proceso de absorción, simbiosis o preservación. La gestión conjunta de las TIC permite la consecución de una mayor economía de escala ya que el coste de producción disminuye debido a que hay una menor repercusión del coste de equipos y sistemas, además se aprovecha el conocimiento y la experiencia combinada de las empresas. La unificación debe tener en cuenta además que la infraestructura resultante debe ser escalable para poder cabida a las empresas asociadas.
 
Actualmente, la disponibilidad e interacción, a un alto nivel de rendimiento, de la información guardada en bases de datos y/o digitalmente es posible o bien disponiendo de un gran número de modernos y costosos equipos o bien utilizando la virtualización de algunos de ellos, para aumentar la operatividad y el espacio del que dispone la compañía. Virtualizar implica que la capacidad de almacenamiento crezca exponencialmente, que las comunicaciones se integren y que las aplicaciones tecnológicas se actualicen sin la necesidad de renovar ningún hardware; cuanto más alto sea el grado de virtualización, más equipos estarán trabajando para la empresa simulando un único activo electrónico.
 
La virtualización se ha convertido en toda una tendencia de mercado, pudiendo aplicarse a muchas vertientes empresariales. El concepto nació hace un par de décadas, pero es ahora cuando está cobrando su verdadero significado. Las prestaciones se multiplican como en un juego de espejos que reflejan infinitamente un objeto. Así, un equipo ve incrementada su potencia y una base de datos su capacidad gracias a ella. Sus pros son evidentes en cuanto se consulta cualquier estadística, siendo indiscutible el ahorro en la utilización de hardware; si embargo, los procesos entre redes corporativas y bases de datos en un ámbito virtualizado pueden llegar a tal grado de complejidad que, a veces, los procesos se ralentizan hasta niveles críticos.
  Las últimas soluciones aparecidas en el mercado, trabajan dinamizando y agilizando los procesos de comunicación entre sistemas corporativos, con el ánimo de reducir los temidos cuellos de botella. Su propósito es eliminar procesos innecesarios fomentando una arquitectura que logre economizar los recursos de una empresa. Estas aplicaciones permiten adaptarse a las necesidades de crecimiento de recursos y están preparadas para asumir e integrar fusiones entre empresas y/o futuras modernizaciones en su infraestructura.
 
Los beneficios derivados de la virtualización que veremos en un futuro no muy lejano, serán de tal magnitud que cualquier solución hardware o software que aparezca en el mercado estará mediatizada por ella. La forma de trabajo de cada individuo se adaptará al grado de virtualización de la empresa… y todo esto ya está en marcha.
