El sector bancario desempeñará un papel primordial en la transición a una Europa baja en emisiones de carbono y deberá financiar la amplia mayoría de los 2,9 billones de euros de capital necesarios para implantar la infraestructura de emisiones bajas en carbono, según el estudio publicado por Accenture y Barclays titulado ‘Carbon Capital’. Para ello, los bancos se apoyarán sobre todo en la titulización, aunque los incentivos y las políticas gubernamentales estables y a largo plazo continuarán siendo esenciales.
El estudio calcula que para financiar el desarrollo, la adquisición y la implantación de 15 tecnologías bajas en carbono que puedan resultar viables serán necesarios 2,9 billones de euros para el período comprendido entre 2011 y 2020. Dichas tecnologías permitirán a Europa colocar sus emisiones en el 83% de los niveles de 1990 antes del fin de 2020, lo que representa un descenso de las emisiones de carbono en 2,2 Gt en CO2. Mientras que otros estudios establecen unas previsiones de necesidades de capital en función de los índices asumidos de adopción necesarios para cumplir los objetivos de Europa del año 2020, las previsiones realizadas por Accenture y Barclays se basan en cálculos de índices de adopción realistas de tecnologías bajas en carbono.
Según Peter Lacy, socio de Accenture y responsable de sostenibilidad para Europa, África y Latinoamérica, “el camino hacia una Europa baja en carbono ha dependido de iniciativas gubernamentales. En estos momentos la elevada deuda del sector público y una tecnología madura hace necesaria la colaboración del capital procedente del sector privado, con intermediación esencial por parte de los bancos, para acelerar las inversiones dirigidas a satisfacer nuestros objetivos de 2020. No obstante, los gobiernos deben continuar desempeñando un papel fundamental en la estimulación de la demanda y la estabilización de los mercados de carbono mediante compromisos políticos transparentes y duraderos. Este informe ayuda a los bancos y a los organismos que elaboran las políticas a identificar los costes de las tecnologías bajas en carbono que resultan viables desde el punto de vista comercial y sugiere además nuevas formas para financiarlas”