El BYOD es un timo

¿No será que las empresas, en su afán por ahorrarse hasta el último céntimo están deseando popularizar y vender el BYOD como algo ‘moderno’ y ‘guay’ que todo el mundo debería imitar con tal de no invertir en dispositivos para sus empleados?

Publicado el 22 Nov 2012

Aunque a estas alturas todo el mundo lo sabe, me gustaría comenzar por definir qué es el BYOD, por aquello de aclarar conceptos. Se trata del acrónimo de Bring Your Own Device y viene a plasmar la irrupción de los dispositivos móviles personales en el entorno corporativo, siendo los propios usuarios los que aportan la tecnología con la que más cómodos se sienten, ya que se traduce, supuestamente, en una mayor productividad para las organizaciones. Se dice también que empresas de todos los tamaños y sectores están ya siendo abordadas con insistentes peticiones de sus empleados para traerse, utilizar y acceder a los recursos corporativos con los dispositivos móviles de su propiedad, fundamentalmente smartphones y tablets.

Lo siento, pero hay cosas que no me cuadran. Ante este nuevo “fenómeno” que nos quieren vender, no puedo evitar preguntarme si será verdad que son los propios empleados los que están deseosos de aportar sus dispositivos personales al servicio de la compañía, sin importarles la frontera entre lo personal y lo laboral. Sinceramente, lo dudo mucho. Seguramente habrá a quien no le importe incorporar todas las aplicaciones empresariales a su dispositivo, ya que, como dice el refrán popular, “hay gente para todo”, y supongo que lo harán no sólo por ser solícitos y diligentes, sino también por una cuestión de comodidad, ya que eso de tener dos teléfonos puede que no le agrade a muchos. Pero no creo que todos los trabajadores estén tan deseosos de mezclar ambas cosas por todo lo que implica, sobre todo una conectividad y disponibilidad permanente, a todas horas, todos los días, fines de semana incluidos, y una cada vez más creciente limitación de la privacidad, además del lío de manejar distintas agendas de contactos, distintas aplicaciones y datos como fotos, vídeos, cuentas de correo electrónico, etc.

Pero, aún voy más lejos. ¿No será que las empresas, en su afán por ahorrarse hasta el último céntimo están deseando popularizar y vender el BYOD como algo ‘moderno’ y ‘guay’ que todo el mundo debería imitar con tal de no invertir en dispositivos para sus empleados? Será que soy muy mal pensada o suspicaz, pero de verdad que estoy convencida de que hay una especie de ‘complot’ por parte de empresas y analistas -e incluso, por qué no decirlo, admito la responsabilidad de los propios medios de comunicación al darle tanto bombo- para que todo el mundo de repente quiera de tan buena gana aportar su dispositivo personal al servicio de la empresa. Lo siento, pero conmigo no cuela. Personalmente pienso que si una empresa quiere de mí una mayor movilidad y disponibilidad debe pagar por ello. Si quieren que instale aplicaciones corporativas en un tablet para que pueda ser más ‘productiva’, que desembolsen el dinero que haya que desembolsar, porque la movilidad también cuesta.

Uno de los argumentos para defender el BYOD es que supone unos mayores niveles de rendimiento de la plantilla, cosa que también pongo en duda, puesto que no creo que se deba a que los empleados estén deseosos de poner su smartphone o tablet al servicio de la empresa, sino a que en muchas ocasiones no tienen más remedio que hacerlo porque es simplemente lo que hay. Que la movilidad es un hecho, estoy de acuerdo, pero el BOYD es un timo, digan lo que digan.

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B
Lucía Bonilla

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