Ibermática es una compañía que ha recorrido los diferentes estadios del outsourcing, como describe José Miguel Iparraguirre, director del Área de Servicios de Infraestructuras: “empezamos en 1973 con un centro de cálculo, que puede considerarse la versión punto cero en outsourcing. En estos 40 años hemos tenido experiencias muy variadas en torno a este mercado”. Ibermática fue en 1998 el primer proveedor de outsourcing que se certificó en ISO 9000 y en 2001 consiguió el mayor contrato nacional de externalización tecnológica con la ONCE.
Desde el punto de vista de decisión, Iparraguirre considera que el outsourcing es una práctica de gestión estratégica que ese encuadra en un modelo de sourcing. “Todos los modelos de sourcing son igual de buenos si se adaptan a las necesidades de sus organizaciones”, afirma el portavoz de Ibermática. Desde la perspectiva del proveedor, “entendemos que esta práctica requiere servicios personalizados para cada cliente, en los cuales hay que buscar la aportación de valor y el compromiso que representa para los dos jugadores”, continúa. Aquí se ofrecen servicios básicos y otros más depurados como la externalización de infraestructuras, aplicaciones o, yendo más adelante, la venta de activos.
Y esta relación exige flexibilidad por ambas partes, no hay soluciones estándar, sino que se van construyendo de una manera conjunta. En ocasiones el outsourcing supone traspasar un departamento interno a un proveedor externo, “por tanto no debe tratarse de hacer lo mismo que se hacía antes con una mejora tecnológica. Va mucho más allá, las cosas no tienen que seguir haciéndose de la misma manera”, advierte José M. Iparraguirre. El outsourcing se ha visto impulsado en los años 2008 y 2009 con la introducción de buenas prácticas ITIL, certificaciones CCMMI, Lean IT, etc., que han contribuido a la industrialización de los servicios. Y hasta la Administración Pública está entrando en el mundo del outsourcing. Para José Miguel Iparraguirre otro factor de la evolución de este mercado ha sido “dejar de ser un decisión táctica donde se valoraba el coste y los recursos, a convertirse en una medida estratégica para las compañías, con la que esperan liberar recursos propios para dedicarlos a actividades de mayor valor añadido, algo que proporciona ventajas competitivas”. Por tanto, la ventaja competitiva es el elemento básico a trabajar in house, el resto de los servicios pueden ser externalizables con toda tranquilidad.