Los últimos han sido años muy duros para Simo, la feria de informática por antonomasia de este país. La crisis hizo que pasaran al recuerdo las fastuosas ediciones de principios de este siglo, con 10 pabellones enteros ocupados por cientos y cientos de expositores, algunos con estética de parque de atracciones. Tan grave se puso la cosa para Ifema, la institución que organiza la feria, que en 2008 se canceló el Simo a pocos días para su inicio porque algunas marcas importantes decidieron a última hora no acudir, y otras lo habían descartado con anterioridad.
Fue el fin de una época (de vacas gordas) y el inicio de otra, una travesía del desierto en que Simo intentó crearse una identidad nueva tocando para ello muchos palos. Primero lo intentó como centro para el debate y la innovación, y más tarde, ya en las últimas ediciones, ha sobrevivido juntando a sectores muy dispares como el canal de distribución, el de la administración pública y el de la educación. Precisamente, ha sido el sector educativo el que al final se ha llevado todo el protagonismo este año. Ya en la edición pasada, fueron los expositores de tecnología para el aula digital y las sesiones formativas alrededor de la misma las que más público tuvieron. Por eso, este año el evento del Ifema se ha convertido en Simo Educación.
Y a juzgar por la asistencia de profesionales y usuarios del primer día, la apuesta ha sido correcta. Se puede decir que Simo ha superado lo peor, su propia agonía y extinción, y encuentra ahora una vía para consolidarse entre las ferias tecnológicas de este país. Alberto Ruano, directivo ahora en Lenovo y muy vinculado desde su etapa en Toshiba al sector educativo, reconocía que para la industria informática es muy importante tener una feria que funcione, aunque también decía que hay que esperar a ver cómo evoluciona Simo después de su cambio de orientación.
En el pabellón 6 de la Feria de Madrid, el equipo de organización liderado por María Valcarce ha logrado congregar a casi 130 empresas, entre las que se encuentran primeras marcas como HP, un histórico en el evento madrileño, Samsung, Lenovo, Dell o Epson. También se han apuntado mayoristas y consultoras con intereses en el sector educativo, como Tech Data, Crambo, Sermicro o Alhambra Eidos; y players puros de este negocio como Santillana, McGraw Hill, Educanet o Promethean.
Un sector de 370 millones de euros
Según Antonio Luis Flores, analista senior de IDC, la inversión en nuevas tecnologías de los centros educativos españoles rondará este año los 370 millones de euros, lo que supone “un ligero crecimiento” con respecto a 2013. Flores aseguraba en un momento de la feria que la evolución de este gasto, que crece moderadamente en los últimos ejercicios, no es mala, sobre todo si se la compara con la curva de descenso de la economía española.
Eso sí, la alegría aquí va por barrios. Mientras que en la escuela pública los presupuestos para nuevas tecnologías están prácticamente congelados, y sólo gracias a las aportaciones de los AMPA salen adelante algunas compras de proyectores o pizarras digitales, en la privada hay más ánimo inversor. “La innovación entra por el sector privado porque es el que tiene que vender sus servicios. Atendiendo a la inversión por nivel educativo, el universitario es el más vanguardista”, apostillaba el analista de IDC.
