¿Cómo afrontan las empresas la problemática del nuevo ecosistema de plataformas?
ALEJANDRO GIMÉNEZ: Todos los negocios se están digitalizando, a la vez que asistimos a una transformación de sus usuarios, que ahora son tecnológicamente competentes, acostumbrados a nuevos dispositivos o aplicaciones. Estos usuarios esperan de sus organizaciones la misma agilidad que cuando consumen o realizan gestiones en su vida diaria. Desde este punto de vista, los departamentos de IT tienen que hacer frente a unas expectativas nuevas marcadas por el negocio, tales como facilitar la operativa, incrementar la eficiencia o favorecer la competitividad. Y todo ello con la máxima agilidad. Cuando el usuario de negocio solicita un servicio nuevo, sabe lo que pide y qué beneficios implica, por lo que IT debe procurar su puesta en marcha en el menor tiempo posible y con un coste competitivo.
MARCOS COTRINA: Son los departamentos de IT los que tienen que ser capaces de proponer esos servicios. Esa agenda digital corporativa tiene que elaborarse con las problemáticas actuales y dando opciones flexibles para lo que se van a encontrar.
¿Cómo se aplica la teoría del caos a las TIC?
MC: El hecho de que se tome una decisión implica que sucedan algunas cosas que no están bajo control. En el momento de enviar un correo electrónico, pueden darse diferentes variables: que no haya línea de comunicación, que se caigan los servidores, que el receptor del mensaje no lo lea… Por ello es preciso delegar en las TI la confianza suficiente para intentar garantizar que ese aleteo que provoca el usuario llegue a buen puerto. Que el proceso esté controlado. Cuando se adquiere una aplicación en la store correspondiente, basta con un clic para comprarla. Pero por detrás hay una ingente cantidad de procesos que implican infraestructura, facturación, aprobación, transacción económica… y que garantizan que todo se realice correctamente.
AG: En el fondo, lo que resulta clave es la causa, una solicitud del negocio, y el efecto, un nuevo servicio puesto en marcha. Todo lo que suceda en medio debe ser lo más transparente y automático posible.
¿Por qué existe en este momento una imperiosa necesidad de transformación digital?
AG: Porque lo digital ya no es solo un soporte al negocio, para reducir sus costes o mejorar su eficiencia; ahora, cuando hablamos de disrupción digital hablamos de actividades que se transforman y donde lo digital pasa a ser la primera línea del negocio. Pensemos en Uber, básicamente una aplicación digital que ha cuestionado un negocio tan maduro como el transporte ciudadano, las regulaciones de los ayuntamientos o la fabricación de taxímetros. O pensemos en los grandes bancos españoles, que perciben que su amenaza hoy no es otro banco nacional o extranjero sino advenedizos digitales como Google. Las empresas no temen tanto a su competidor de toda la vida, como al digital que llega con un modelo de negocio que desbarata la forma convencional de hacer las cosas.
MC: Esa transformación tiene su causa en los usuarios finales. En los últimos cinco años ha habido una explosión brutal IT, que ha puesto en manos de usuarios no tecnológicos tabletas y smartphones, ocasionando que se compren apps con el móvil. Toda nuestra vida se está haciendo digital y no todas las empresas están preparadas para ello, por lo que tienen serios problemas para gestionar la demanda.
AG: De hecho, los usuarios que trabajan en las TIC son especialmente exigentes como consumidores. En EMC los usuarios compramos toda la tecnología que necesitamos para nuestro trabajo (un ordenador nuevo, un usuario virtual…) a través de un marketplace en modo autoservicio y automatizado. La compañía nos ofrece una serie de servicios estandarizados y acordados con las áreas de negocio.
¿Qué factores obstaculizan la puesta en marcha de un modelo digital?
AG: Ahora que los responsables del negocio conocen las ventajas de la transformación digital y los riesgos de una eventual competencia de los gigantes tecnológicos, los profesionales de IT necesitamos reflejos para entender lo que se espera de nosotros. No es sencillo, porque hay organizaciones muy complejas, aplicaciones heredadas y procesos tradicionales que interfieren. Pero creo que IT debe liderar estos cambios, y evitar ser percibido como un obstáculo.
MC: Las organizaciones públicas y privadas tienen que percibir el valor de la transformación digital, tanto en un entorno tecnológico como el nuestro como en otros como la gestión medioambiental de una ciudad, sin tener que recurrir a procesos manuales para superar las deficiencias de los procesos TI convencionales. Hay tecnologías que nos pueden ayudar, tales como Big Data, Open Data, analítica… propuestas tangibles y realistas que llevar a cabo.
AG: Totalmente de acuerdo, los procedimientos manuales son grandes obstáculos, pues dependen de personas. La automatización tiene la ventaja de que permite programar las tareas, liberando al proceso de la parte más lenta y resistente. ¿Es cierto que los grandes proyectos de transformación digital están abocados al fracaso?
MC: Es aconsejable empezar con procesos concretos. Hay que identificar qué procesos son los más adecuados y qué se desea obtener de ellos. Hay que tener clara esa agenda digital, estableciendo y priorizando los procesos que hay que automatizar. Se debe empezar con aquellos que ofrezcan un resultado valorable. Digitalizar la empresa de la noche a la mañana es una tarea inabordable. La gestión del cambio resulta muy importante; las empresas tienen usuarios analógicos y digitales cuyos intereses hay que combinar. Los usuarios deben convertirse en ‘fanáticos’ del cambio.
AG: Los grandes procesos secuenciales se han hecho muy lentos, hay proyectos que duran dos años y al finalizar el entorno ha cambiado en una dirección distinta a la planificada en un primer momento. Ahora se tiende a descomponer los procesos para hacerlos más simples, un auténtico mosaico de transformación, como es el caso de las app móviles, que resuelven problemas muy concretos. ¿Cuál es el papel de Big Data en este proceso de cambio? Hay empresas que no son TI que superan en capacidad analítica a los proveedores habituales del sector.
AG: Es el caso de algunos grandes conglomerados industriales, como General Electric, que se ha convertido en una auténtica factoría de software y que utiliza masivamente Big Data para la automatización de procesos.
MC: Por ejemplo, una empresa de cerveza necesita calcular el caudal de consumo de litros que se surte en sus grifos durante un acontecimiento deportivo. El objetivo es saber si debe aumentar el suministro de barriles o si una campaña publicitaria concreta impacta directamente en la demanda de una bebida u otra. Eso es información, es Big Data y es negocio. Y si se cruza con la información disponible a través de la Administración Pública, las posibilidades se disparan.
¿Cuál es la propuesta de valor de la entente entre EMC y Unisys para abordar la transformación?
MC: Todos estos procesos necesitan soluciones, tecnología, conocimiento tanto desde negocio como de la infraestructura necesaria para soportar el cambio. Nuestra coalición de años permite conjugar estos aspectos. Desde Unisys, tenemos experiencia en gestión de procesos y EMC nos aporta el software para soportar todos esos procesos. Podemos dar soluciones de principio a fin. AG: Desde EMC proveemos de plataformas tecnológicas que van mucho más allá del hardware con el que tradicionalmente se nos ha identificado. Tienen que ver con el desarrollo ágil de aplicaciones, las analíticas de Big Data o la eficiencia de la nube. La colaboración con Unisys garantiza la mejor utilización de estas tecnologías, a través de su experiencia en automatización de sectores donde tiene cabida esta transformación.