Ha pasado ya un año desde que empezó la pandemia de la Covid-19, pero no ha disminuido la presión que sufren las empresas para que aceleren los esfuerzos destinados a completar su transformación digital. Tenemos que destacar el auge del modelo híbrido de trabajo.
Hay dos aspectos del ‘nuevo’ concepto de lugar de trabajo que han quedado claros con la pandemia: 1) La transformación digital de las empresas es esencial, y 2) La tecnología ha sido consustancial con una remodelación transformativa a esta escala.
Esa tecnología se llama edge computing: Nos permite optimizar y ampliar la capacidad de la informática en cloud al acercar el almacenamiento de datos y la propia informática a los dispositivos en los que estos se recopilan. Se trata de un concepto bastante difícil de precisar que existe desde la década de los noventa. No obstante, el teletrabajo, que era el caballo por el que nadie apostaba en la carrera del edge computing, nos ha sorprendido a todos debido a la pandemia.
La pandemia ha afectado a todos los mercados del mundo de forma diferente, el punto que tienen en común en cuanto al lugar de trabajo es que ahora es cada vez más frecuente que los datos surjan, sean creados y modificados en sitios distintos. Aunque el futuro del trabajo ya ha llegado, las empresas siguen explorando un territorio desconocido. La cuestión plantea muchas preguntas para los responsables de la toma de decisiones: ¿Cuál es la mejor manera de recopilar y proteger datos? ¿Cumple mi enfoque edge con las necesidades de privacidad y seguridad?
Se ha producido un cambio significativo en la forma de entender el teletrabajo y existe una manera de ayudar a las empresas a preparar a sus empleados para garantizar la continuidad de las operaciones. Esto es edge computing, una tecnología clave para que el nuevo entorno de trabajo esté preparado para el futuro.
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Que la implantación no dicte el resultado
De acuerdo con Juniper Research, edge computing está en pleno crecimiento y se espera que la inversión en esta tecnología alcance los 8300 millones de dólares en todo el mundo en menos de cinco años. Sin duda, esto se ha intensificado gracias a la proliferación de dispositivos de Internet de las cosas (IoT), una tendencia que se espera que represente un gasto total de 398.600 millones en 2023.
Ahora que los nuevos espacios de trabajo incluyen cada vez más puntos de presencia a distancia, móvil, tableta y altavoces inteligentes, se produce una cantidad ingente de datos fuera de las redes informáticas tradicionales. Por eso, la tarea de implantar una estrategia edge puede resultar muy compleja para muchos y algo fuera del alcance de otros.
Sin embargo, la clave del éxito del edge computing está en centrarse en el resultado antes de fijarse en la implantación.
Cada empresa quiere analizar y activar sus datos, y quiere hacerlo rápidamente, pero el poder del edge computing no significa que sea necesario analizar y activar todos los datos. En lugar de eso, ayuda a las empresas a ver cuáles son los puntos de agregación en los que es mejor consumir datos, preservarlos, sacar conclusiones, en los que se aplican las analíticas y de los que extraer conocimiento. Para una empresa el impacto puede ser sencillamente instalar servidores on site que permitan el análisis en tiempo real. Para otra, puede tratarse de la instalación de sensores IoT para así transmitir datos de las cámaras de seguridad.
Como pasa con cualquier otra solución tecnológica, la implantación solo por el mero hecho de implantar no va a beneficiar a ninguna empresa. No obstante, la ventaja que aporta edge es relevante para cualquier empresa que haya transformado digitalmente sus procesos, sobre todo si lo ha hecho en los últimos 12 meses. Edge computing permite a las empresas centrarse en sacar el máximo provecho de los datos más importantes y, a su vez, les permite evolucionar al mismo ritmo que se transforman los lugares de trabajo.
Proteger la ventaja
Contar con una estrategia edge no supone que la protección de datos, el cumplimiento normativo y la seguridad tengan que ser más complicados. Tradicionalmente, el backup de los terminales ha sido el nivel de tecnología más subestimado, pero a medida que los beneficios del edge computing va cobrando impulso, estos casos prácticos adquieren una nueva importancia. Lo bueno es que ya no es necesario «reinventar la rueda».
¿Por qué? Edge no es algo del todo nuevo, se trata de una ampliación de lo que ya conocemos. Como acelerador de la transformación digital, tumba los muros de los data centers y proyecta las capacidades cloud al exterior. Las empresas no deben olvidar que edge tiene que ser parte de una arquitectura de nube híbrida, con tecnologías que los trabajadores ya emplean para ofrecer una experiencia TI segura y sin interrupciones.
Edge computing es esencial si queremos garantizar una transición fluida del entorno tradicional al futuro del trabajo. De hecho, el futuro ya está aquí y es híbrido. Para aprovechar su potencial al máximo, las empresas deben centrarse en el resultado en lugar de hacerlo en la implantación de la tecnología.