¿Cómo resumiríais la estrategia cloud de vuestra compañía? ¿Qué ámbitos de negocio se ven más afectados?
Cristina Álvarez: En el Santander, como en la mayoría de los Comités de Dirección, los objetivos son cómo acelerar los ingresos, cómo hacer una organización mucho más ágil, pero a la vez cómo mantener los riesgos y los costes controlados. Esta es la razón fundamental por la que decidimos que cloud era un pilar estratégico en el Santander. Es un viaje complicado; estamos en el principio, pero estamos muy contentos por los resultados obtenidos. Empezamos hace tres años poniendo más foco en la nube privada y en los dos últimos también hemos incorporado la estrategia de nube pública, y las aplicaciones SaaS. Lo estamos organizando desde la necesidad de negocio y de su utilidad, porque cloud es un habilitador, no es un fin en sí mismo.
Nuestra estrategia es que la nube privada nos tiene que permitir mantener y modernizar el ciclo de vida de toda nuestra infraestructura con unos niveles de obsolescencia muy bajos y de calidad muy alta. Para la nube pública, todo lo que tiene que ver con nuevos negocios como el caso de PagoNxt, nuestro banco de consumer usando Openbank. También contempla todo lo que tiene que ver con la innovación y aplicaciones críticas, como los canales de relación con nuestros clientes. Como consecuencia, el 60% de todas nuestras cargas están usando la nube, 75% en privado y 25% en público. Nuestro objetivo para 2023 es que este ratio sea del cien por cien. Hemos creado un framework Certified Santander que define cómo usar la nube, pues es un cambio muy profundo. Estamos formando un modelo federado donde integramos el talento y el know how de todo el grupo.
Fernando Lucero: En Iberdrola la pandemia nos ha cambiado el paso. Cosas que antes teníamos muy estandarizadas a unos niveles de eficiencia determinados se han visto modificadas. Las prioridades de Sistemas han cambiado radicalmente este año. Con la nube ya habíamos empezado hace muchos años, condicionados por los fabricantes y por el propio coste. Teníamos el paradigma de si el coste en la nube era más caro o barato que mantener los servicios on premise. El negocio se ha acelerado.
En Iberdrola acabamos de lanzar un plan estratégico con inversiones de más de 75.000 millones de aquí a 2025, y de 150.000 hasta el 2030, con la idea de triplicar nuestra capacidad de renovables, que ahora está en 30.000 Gigawatios de producción; queremos pasar a 60.000 en cuatro años y a 95.000 cinco años después. De esta manera, teníamos que buscar el modelo que mejor se adaptase a esta aceleración de la actividad. Una de las palancas ha sido tener infraestructuras en la nube. Por otro lado, íbamos analizando cuál es el grado de coste en infraestructuras on premise y cómo pasarlo a la nube. He de decir que, en los últimos meses, el entorno de nube está siendo más eficiente. Hay una serie de convergencias, no solamente del negocio que está queriendo impulsar la actividad, sino la propia necesidad de buscar eficiencias y ser más flexibles para dar soporte a servicios que requiere el negocio y reducir el time to market. Un ejemplo es la plataforma de movilidad que estamos desplegando de manera escalable, que podemos llevar a cualquier país.
¿Se está produciendo una revolución de la función TI?
C.A: Hay que tener claro que cloud es una tecnología como otras del pasado, no es mágico y hay que gestionarlo. Como toda transformación de un modelo operativo, la tecnología es lo fácil y lo difícil es cambiar los procesos y las personas. Al principio, nos equivocaremos, no conseguiremos los resultados perfectos, pero aprenderemos. Hay que tocar los tres ángulos de la operativa TI: personas (hemos incorporado 3.000 ingenieros en 2020), procesos (automatizando aquellos que te permite la tecnología) y compliance.
¿En qué manera considera Iberdrola la sostenibilidad en su viaje a la nube?
F.L: Hace 20 años empezamos a invertir en renovables y ahora estamos acelerando este paso. No tendría sentido que no tuviéramos en cuenta estos aspectos en la cadena de suministro. Estamos identificados con los objetivos ODS de la ONU y forman parte de nuestro plan estratégico. Tenemos compromiso de cero emisiones para 2030 y a nivel global en 2050. La sostenibilidad de la cadena de suministro es clave, y estamos analizando cuál es el compromiso de nuestros proveedores con estos objetivos para estar todos alineados. Con algunos estamos invirtiendo en el origen, en el diseño de productos para Iberdrola, con materiales reciclables y condiciones óptimas. Con los proveedores cloud, surge la cuestión de qué grado de sostenibilidad ofrecen. Ir a cloud da ventajas de eficiencia energética, pero debe haber una racionalización de los CPD que nos dan y que usen energía renovable y en su propia cadena de suministro. Nuestras métricas de proveedores califican a los más adecuados.
¿Qué recomendaciones darían a otros colegas que inician este proceso?
C.A: En primer lugar, a nivel de equipos técnicos no se trata de una competición. No va de on premise, pública o privada, sino de usar la mejor tecnología para el negocio. Mantener esa visión integral es muy importante. En toda transformación, corres el riesgo de separar ‘modernos’ y ‘antiguos’, vamos a pasar varios años compartiendo el datacenter con la nube. También hay que elegir muy bien los apóstoles que abran el camino de una forma de trabajar diferente. Y pasar a la ejecución.
F.L: Al principio tardamos mucho en dar los pasos porque queríamos montar un entorno los más automatizado posible en el que pudiesen convivir las arquitecturas viejas con las nuevas. Otro aspecto es cómo gestionamos los costes, el modelo cloud es radicalmente distinto y se pueden disparar por la parte ociosa de utilización de las infraestructuras. Nos costó montar esta capa de inteligencia; ahora ya hay modelos más personalizados. Hemos ido a un modelo híbrido y multicloud, con varios proveedores de forma transparente para el negocio.
“La nube forma parte de la agenda del CEO”
Bruno Chao, managing director de Accenture Technology en España, ejerció de maestro de ceremonias de este debate, remarcando el nuevo grupo Cloud First que su compañía puso en marcha el pasado año, que integra 100.000 profesionales en todo el mundo (en España, 4.500) con una inversión de 3.000 millones de dólares y con operaciones estratégicas como la reciente adquisición de Enimbos. “Lo más importante es que integramos todas las capacidades, no solo en el ámbito tecnológico, sino en el de transformación de la industria, lo cual nos permite un acompañamiento singular a nuestros clientes en todos los retos que abordan hoy en día”.
Según Bruno Chao, la nube forma parte de la agenda del CEO: “Ha elevado la agenda de TI a la Dirección, por tratarse de una palanca fundamental para obtener sus objetivos en cuanto a transformación, expansión y crecimiento, e implica que en este viaje se debe embarcar la máxima representación del negocio”.