Richard Barber, que desempeña labores de desarrollo estratégico en la empresa Artico-Integralis, considera que las medidas políticas tomadas, mediante el uso de encriptación, para impedir que los terroristas utilicen redes de telecomunicaciones móviles desplegadas por compañías privadas para intercambiar su información, tienen un agujero que puede ser utilizado por los hackers para sabotear la red.
La Oficina Americana de Exportación y Administración no permite la exportación de la tecnología de encriptación de alto nivel a los países sospechosos de terrorismo -los pertenecientes al llamado T7-como Libia e Iraq.
Teniendo en cuenta que los dispositivos móviles conectados a las estaciones base delatan la posición geográfica del usuario y que esas antenas cuentan con elevados niveles de encriptación para el envío de voz y datos sobre redes móviles, Barber considera que si un hacker pudiera acceder a una estación base y reprogramar el sistema para hacer creer que está en un entorno propio del T7, el sistema respondería de inmediato invalidando las medidas de encriptación. Barber hace hincapié en que las estaciones base instaladas por operadores comerciales tendrán que ser fuertemente protegidas contra este tipo de ataques, pero añade que las empresas que instalan sus propias redes móviles usando estaciones base en sus propias redes corporativas son a menudo muy vulnerables.
Barber aconseja a las compañías que instalen estas redes, particularmente a las que utilizan estos sistemas como parte de su estrategia de comercio electrónico, a comprobarlas a fondo, incluso si éstas ya han sido desplegadas
