Los principales operadores de la tecnología UMTS han anunciado que ralentizarán el desarrollo de la tercera generación de móviles motivados por las dificultades técnicas y comerciales que están encontrando. De hecho, hay informes que apuntan que las previsiones de los ingresos por usuario procedentes de la 3G son inferiores al mínimo exigido para que el lanzamiento de esta tecnología sea comercialmente rentable para los operadores.
De hecho, recientemente Japan Telecom dio carpetazo a sus planes para lanzar los servicios 3G este mismo invierno postergándolos hasta al menos el próximo verano. A la compañía nipona se han sumado dos operadores suecos, Europolitan y Orange Sweden, lo que da una idea de la dimensión del problema.
En Reino Unido los cuatro principales operadores tienen planeado introducir los servicios de tercera generación entre finales de 2002 y 2003, después de que los servicios hayan sido desplegados en otros países. De esta forma, a los costes que suponen el pago por las licencias se ha unido la lentitud del despliegue, lo que haría que los ingresos derivados de esta tecnología no llegaran hasta el año 2004.
A esto habría que añadir el problema de unos estándares mundiales, que podrían tardar años en llegar, de forma que algunos expertos consideran que aquellos operadores que quieran desplegar sus redes UMTS de forma inmediata se podrían encontrar con que los terminales que comercialicen se queden obsoletos en muy poco tiempo.
Los operadores asiáticos, como los de Corea del Sur, que previsiblemente debían ser de los primeros en abordar el despliegue de redes 3G, también tienes retrasos en sus planes. Sólo NTT DoCoMo en Japón insiste en que comercializará servicios móviles de tercera generación a partir del próximo mes de mayo.
