Durante los últimos años ha existido una fiebre por el despliegue de redes paneuropeas de fibra óptica a lo largo del Viejo Continente por parte de los grandes carriers. Sin embargo, según un estudio de The Yankee Group, a pesar de que en los últimos años se han instalado más de 600 pares de fibra en las principales rutas europeas, sólo el 10 por ciento de las mismas está actualmente en uso y prácticamente ninguna está al límite de su capacidad (número máximo de longitudes de ondas o lambdas que son capaz de transmistir a través de equipos DWDM).
Pese a esta modesta utilización de la fibra óptica desplegada, los servicios basados en longitudes de onda se perfilan como la infraestructura de telecomunicaciones de próxima generación, tanto desde el punto de vista tecnológico (facilitando la migración desde SDH) como por capacidad, ya que proporciona 2,5 Gbps inicialmente, aunque con posibilidades de alcanzar los 10 Gbps e incluso los 40 Gbps.
Los grandes carriers se decantaron en primera instancia por infraestructuras ópticas basadas en los 2,5 Gbps, que eran las únicas disponibles en el mercado. Ahora su problema, según The Yankee Group, reside en que, para ofrecer capacidad a 10 Gbps deben reconfigurar sus redes y desplegar equipos DWDM preparados para asumir una mayor capacidad.
Por eso, los grandes carriers europeos, que como Carrier 1, Ebone, (antes GTS), Global Crossing o KPNQwest, entre otros, han desarrollado o están realizando un gran esfuerzo para desplegar su infraestructura de fibra óptica y confían en un significativo incremento de sus ingresos derivado de este concepto en los próximos dos años. Las previsiones pasan por que el mercado de los servicios de longitudes de onda de carriers salte desde los 260 millones de dólares del pasado año hasta los 3.200 millones en el año 2005.
En ese período, serán los ingresos procedentes de las fibras de 10 Gbps los que se incrementen de forma espectacular debido a la caída de los precios y, por consiguiente, a una mayor demanda de banda ancha. Para las longitudes de onda de 2,5 Gbps -con un precio normalmente la mitad de los 10 Gbps- las previsiones son que los precios desciendan en un 25 por ciento a lo largo del presente año.
El aumento de la demanda ha de venir propiciado por un mercado caracterizado por las nuevas necesidades de los proveedores de datos, nuevos operadores, revendedores de servicios, la popularización de los centros de datos, la explosión de los ASPs, proveedores de redes SAN, operadores móviles y los enfocados en el mercado empresarial.
Además, un buen número de factores vendrá a potenciar esta demanda, como la actual situación de los mercados financieros que influirá en que muchos operadores prefieran comprar estos servicios antes de invertir en la construcción y despliegue de sus propias redes. Aún así, tendrán que superar algunas barreras como, por ejemplo, que la infraestructura de gran capacidad pueda traspasar la barrera de los POPs o nodos y llegar hasta el cliente a través de las redes metropolitanas, cuyo desarrollo aún está, como quien dice, en pañales.
Aunque en un principio serán los operadores y compañías de este entorno los clientes objetivos de este mercado, las previsiones apuntan que posteriormente será el segmento corporativo la principal fuente de ingresos debido a los beneficios que les aportan en términos de flexibilidad y economías de escala.
El estudio también revela que, a pesar de que los contratos se están realizando a largo plazo (ente 15 y 20 años) en un futuro los periodos temporales se recorten debido a los constantes cambios en las condiciones de mercado, principalmente precios.
