La crisis que actualmente atenaza a las operadoras de telecomunicaciones tiene su origen, según un informe realizado por Forrester Research, en la falta de innovación y en las oportunidades de negocio no aprovechadas a lo largo de los años anteriores a pesar de la llegada de los procesos de liberalización en los principales países europeos.
Según la consultora, la clave para el futuro será optimizar sus respectivas cadenas de valores, reestructurar sus áreas de negocios separándolas en distintas unidades y apostar por la innovación.
Las operadoras europeas no se han dado cuenta de que la raíz de su actual malestar reside en el modelo integrado vertical por el que se rigen desde hace 100 años. Con una industria sumida en la crisis, las fusiones tradicionales y las reestructuraciones derivadas de las adquisiciones utilizando un modelo de organización vertical anticuado no pueden resolver sus actuales problemas. El saber migrar de una estructura integrada verticalmente a otra horizontal fomentará la innovación, mejorará la relación con los clientes, añadirá nuevas fuente de ingresos y acelerará los procesos empresariales, asegura Lars Godell, analista de Forrester.
Godell considera que las grandes operadoras de telecomunicaciones sufrirán el mismo rumbo de desintegración que ha caracterizado a otros segmentos del mercado, como por ejemplo en el área de las compañías de informática. Según el analista, la clave de la reestructuración será la red tecnológica con que cuente la operadora, que se convertirá en la base para el desarrollo de una oferta de soluciones integradas de cara al usuario final, además de sentar las bases para abordar la oportuna dosis de innovación.
Desde el punto de vista financiero, el analista considera que las compañías deben apostar por la transparencia en sus ofertas y fijar tarifas determinadas por el propio mercado en vez de precios variables en función del cliente.
Forrester Research considera que el proceso de reestructuración se desarrollará de forma lenta a lo largo del resto de la presente década. La primera fase, que tendrá lugar durante el presente y el próximo año, se caracterizará por ser un periodo de innovación y apertura y donde se dibujarán los primeros movimientos hacia una organización horizontal en detrimento de la actual vertical. Otro factor clave de esta etapa será la consolidación del desarrollo de nuevas redes y la externalización, en parte de la innovación, gracias a un ecosistema basado en alianzas estratégicas.
Serán las operadoras nórdicas las primeras en afrontar la migración hacia el nuevo modelo, mientras que las grandes operadoras tradicionales -ex PTTs- mantendrán aún sus esquemas durante un mayor periodo de tiempo.
La segunda fase se llevará a cabo en 2003-2004, tan pronto como los operadores móviles comiencen a sentir el declive de los beneficios en su cuenta de resultados. No les quedará más remedio que apostar por la integración coordinada de las redes fijas, móviles y de Internet, a la vez que aparecen nuevos entrantes y se desarrollan interfaces comunes para clientes.
Por último, la tercera fase, de 2005 a 2010, los operadores dominantes cederán terreno de forma definitiva. Así, para el año 2005 la combinación de una serie de factores -como la extraordinaria competitividad, problemas financieros, presiones de innovación y las necesidades de gestión para coordinar los tres negocios (fijo, móvil e Internet)- hará que los grandes operadores aborden unas mayores cuotas de integración, de forma que una oleada de nuevos acuerdos entre sus diversas unidades, a la vez que con otras compañías que aporten valor y competidores del mercado caracterizará la segunda mitad de la década.
