José Javier Rodríguez tiene la responsabilidad de ayudar a que Madrid sea una ciudad sostenible mediante la captación de proyectos y productos innovadores con los que mejorar la calidad del aire de la ciudad y la movilidad de las personas incentivando el transporte público y los medios eléctricos. Otra de la faceta de su área es ofrecer a startups y empresas la puesta en marcha de negocios digitales con visión de futuro.
¿Qué abarca su área de responsabilidad?
J. J. R. H.: Dentro de mi área de responsabilidad hay tres ámbitos. El primero corresponde a la política de innovación del Ayuntamiento de Madrid, relacionada con procesos de compra de productos innovadores. En segundo término, gestionamos los centros de innovación de la villa y corte, en particular La Nave, que está ubicada en Villaverde. El tercer ámbito consiste en establecer unas líneas estratégicas para la ciudad inteligente. Si le parece, profundice punto por punto.
¿Cuál es la política de innovación de Madrid?
J. J. R. H.: En este periodo, hemos lanzado una iniciativa desde la demanda que se llama ‘compra pública de innovación’, que pretende adquirir productos de investigación que estén próximos al mercado para estimular el ecosistema de I+D+i de la ciudad. Buscamos soluciones a problemas cuya respuesta no está comercializada. Contactamos con los departamentos de innovación de las empresas que trabajan en ello, con universidades y laboratorios. En 2018, hemos lanzado nueve proyectos, cinco de ellos encuadrados en compra pública precomercial y otros cuatro son compra pública de tecnología innovadora.
¿Puede poner ejemplos?
J. J. R. H.: Un ejemplo del primer tipo es que estamos trabajando en la calidad del aire y tratamos de mejorar la medida de la calidad del aire, midiendo nanopartículas, todos esos contaminantes que están por debajo de una micra. Estamos buscando equipos de medida para hacer un mapa de contaminantes, que todavía no es obligatorio medirlos pero que ya hay estudios médicos que alertan que son aquellos que más penetran en nuestros pulmones. En el segundo caso, vamos a probar una tecnología para filtrar los gases que se emiten en la Calle 30. El aire contaminado de los túneles se extrae por unas chimeneas y vamos a limpiarlo a través de biofiltros, bacterias y hongos que se alimentan de estos contaminantes. Vamos a evaluar la eficacia y viabilidad de estos sistemas. Estos procesos ya se han probado en la industria química y en centrales térmicas.
¿Qué alcance económico tienen?
J. J. R. H.: El gasto de todos estos proyectos asciende a 3,9 millones de euros. Hay uno ya aprobado por 300.000 euros y el resto van a ser adjudicados antes de marzo. En mayo vamos a lanzar unas consultas de mercado (RFI para el sector privado), un mecanismo nuevo de la Ley de Contratos que se puso en vigor en 2018, y vamos a abrirnos a entornos de movilidad, analítica de datos y logística urbana.
¿Qué es lo que están haciendo en analítica de datos?
J. J. R. H.: Hay una Oficina del Dato que depende de la alcaldía y uno de los proyectos que tenemos en marcha es evaluar el impacto de Madrid Central (cierre al tráfico del centro de la capital). Evaluarlo desde el punto de vista de la movilidad (flujo del tráfico), impacto en la contaminación, el valor económico y su impacto en los negocios de la zona. Trabajamos con proveedores de datos en modo servicio, Mastercard o BBVA, que nos presentan análisis de transacciones comerciales. Tenemos datos propios a través de nuestras plataformas de tráfico, mediante un sistema de cámaras que detecta si los vehículos pueden acceder a la almendra central, cruzando los datos con nuestra base de datos y verifica si el coche entra en un parking. Con toda esa información se avisa a los conductores de su infracción a modo preventivo, ya que a partir de marzo se harán efectivas las sanciones.
En temas de investigación vamos a abrirnos a entornos de movilidad, analítica de datos y logística urbana
Háblenos de su segundo ámbito de responsabilidad (La Nave).
J. J. R. H.: Tenemos otra línea de negocio de apoyo a las empresas innovadoras. Contamos con un International Lab en la calle de Bailén, pero es en La Nave donde centramos las actividades principales. Con una superficie de 13.000 metros cuadrados y una sala de actos con cabida para 600 personas, aquí hacemos programas de aceleración, en 2018 entraron 70 empresas que recibieron durante seis meses un soporte para mejorar su proyecto o su idea presentada al programa. Hay una gran variedad de propuestas y de madurez de desarrollos. Muchos buscan redefinir sus estrategias o su producto. En mayo, ya podremos obtener resultados. Se trata de proyectos informáticos y de IoT. Uno de ellos, utilizando dinámica de sistemas, ha creado una app para detectar el acoso escolar y valorar la violencia urbana, y luego aporta informes a los asistentes sociales. Otras hacen big data, como Dataton, que trabaja orientada al vehículo autónomo y mapping. También sirve de sede para eventos relacionados con la tecnología como South Summit u Open Expo.