Dejando claro que su intención era, ante todo, aprender de la experiencia de la industria de las TIC representada por Santiago Cortés, presidente de HP España, Javier Toledo, consejero delegado de Oki en España, y Jesús Vega, director general de Trend Micro España y Portugal; María Callejón, directora general de Política de la pyme (DGPYME), asistió al encuentro “Las necesidades de la pyme española en TIC”, organizado recientemente por Inforpress con la colaboración de VNU Business Publications España.
El coloquio partió de una premisa clara: la insuficiente utilización de las TIC en las pymes, que componen el 99,8 por ciento del tejido industrial español, por debajo de otros países de la UE. “El uso de TIC en nuestras empresas no alcanza el 50 por ciento de la media europea, aunque mi impresión es que en los últimos meses la situación ha mejorado considerablemente. En cualquier caso, para evitar que el gap tecnológico se siga ampliando, la prioridad absoluta del Gobierno es impulsar la Sociedad de la Información”, afirma con rotundidad María Callejón, directora general de Política de la Pyme. Opina, también, que dado que la importancia de las TIC en las pymes es obvia, no hace falta insistir en las ventajas que éstas reportan al negocio, sino que lo necesario es descubrir cuáles son realmente las causas del retraso en la penetración de las tecnologías de la información en nuestras pymes. Y es que, según Callejón, ya no vale decir “no me gusta el ordenador o Internet” porque las TIC suponen ya la nueva forma de alfabetización. “Además, en el ámbito empresarial, la mayor productividad de países como Estados Unidos se relaciona enormemente, según demuestran ciertos estudios, con la utilización de TIC”, añade.
Asimismo, según Callejón, esta debilidad en TIC de nuestras pymes se explica, en parte, por el retraso tecnológico que arrastra nuestro país desde hace décadas, incluso siglos: “La inferioridad actual de nuestras pymes en cuanto a productividad se relaciona con un problema de insuficiente apertura al exterior, en general, de la sociedad y de las empresas, lo que se refleja en el hecho de que se han internacionalizado sólo las grandes empresas. Nuestros empresarios son tan inteligentes como en otros países pero, todavía es alto el porcentaje que no habla idiomas ni tiene formación superior, particularmente en las pequeñas empresas. También la peculiaridad de que las pymes españolas sean más pequeñas, por término medio, que las de la UE, predominando las de menos de diez trabajadores, supone una dificultad añadida”.
María Callejón confía, no obstante, que el ritmo de incorporación de nuevas tecnologías por las empresas comience a crecer muy rápidamente en menos de dos años.
Para Javier Toledo de Oki, aunque el nivel de uso de las TIC en nuestro país aún es bajo comparado con el de otros países de Europa, también es cierto que actualmente la situación está cambiando y el ritmo se acelera: “Aunque todavía existe entre las pymes una desconfianza sobre la bondad de las TIC, percibiéndose en muchos casos como un “sacaperras”, la cuestión estaría ahora más en cómo sacar provecho de la tecnología que ya poseen. El problema radica, muchas veces, en la insuficiente formación del empresario, así como en su escasa vocación de expansión internacional. Se trata, más bien, de una cuestión de baja competitividad en general y de falta de adaptación a la situación actual, ya que a veces el cambio generacional en una empresa, que deja el negocio en manos de jóvenes con mayor formación que sus padres, conlleva la incorporación de Internet y otras herramientas TIC”. Sin embargo, Jesús Vega de Trend Micro rechaza la idea de que los empresarios españoles sean emprendedores de segundo nivel: “No creo que sea cierto que el empresariado nacional carezca de la suficiente ambición. Mi opinión es que si el empresario viera claros los beneficios de la tecnología, la adoptaría”.
La inadecuada formación del canal de distribución de TIC se revela también como una de las causas del insuficiente uso de herramientas de este tipo entre las pymes. “Formar a un técnico en España es, prácticamente, imposible, ya que en el 80 por ciento de los casos no se trata de que la formación sea gratuita, sino de un problema de recursos. Habría que pagar al distribuidor para que cubriera las pérdidas de la ausencia de ese empleado de su puesto trabajo. Esta situación responde a la estructura de costes inferior de la industria TIC en España que se basa en sucesivas subcontrataciones de empresas hasta llegar al cliente. Al final, todo se reduce a una furgoneta con un trabajador que entrega el material con una factura en papel. En otros países de la UE se paga más a estas empresas subcontratadas, pero también se les exige más”, explica Toledo de OKI. Por su parte, Santiago Cortés de HP España, considera prioritario que las pymes sean conscientes de que es necesario situarse “en la carretera principal, es decir, colocar sus productos y servicios en el lugar adecuado y visible del mercado que hoy en día es Internet. Esto todavía no ocurre porque muchas webs son meras tarjetas de visita sin unos contenidos realmente adecuados”.
Además de iniciativas “horizontales” de impulso a las TIC, es unánime entre los asistentes al coloquio la opinión de que el enfoque debe ser sectorial, es decir, con programas y soluciones específicas acordes con sus necesidades particulares. “Además de fomentar un interés general por las TIC como un elemento de competitividad en las empresas, que sería el mínimo común múltiplo necesario, hay que generar interés sectorial, así como reducir a las pymes los trámites burocráticos para la obtención de las ayudas”, explica Santiago Cortés, presidente de HP España. En este sentido, María Callejón, directora de la DGPYME, anuncia que a partir de 2007 se pondrá en marcha un programa piloto de clusters innovadores, que agrupan a empresas, centros de transferencia de tecnología y centros de innovación con un programa común de competitividad.
Jesús Vega de Trend Micro defiende también un enfoque vertical que parta, en primer lugar, del análisis de la problemática de cada sector de cara a satisfacer, así, sus necesidades específicas, “para a continuación mostrar a esas empresas las ventajas competitivas de la aplicación de TIC”.