Centenario feliz

No es fácil llegar a los cien años y menos aún mantenerse como una de las principales referencias dentro de su sector de actividad. IBM ha sido capaz de este logro.

Publicado el 25 Abr 2011

Después de que fuera constituida a mediados de 1911 como empresa fabricante de balanzas para pesar, de sistemas industriales para el control de empleados o de máquinas para cortar carnes y quesos, IBM ha sabido evolucionar para adaptarse a unos tiempos de cambios incesantes. Hasta convertirse en una organización de 100.000 millones de dólares y 400.000 empleados ha tenido que reinventarse de forma constante. Primero, cambió su nombre en 1924, pasando de Computing Tabulating Recording a IBM; después se consolidó en torno al negocio de tarjetas perforadoras y máquinas de escribir y ya en 1944, con ‘Mark’, desarrolló el primer aparato que ejecutaba cálculos complejos automáticamente. Así, pieza a pieza, comenzó a forjar una estructura operativa centrada en la informática, dejando atrás los rescoldos de sus inicios.

IBM, como sustrato básico, mantuvo el objetivo de progresar en base a la tecnología y el apoyo de la innovación y un alto número de patentes registradas –lleva 18 años seguidos como la empresa con más invenciones en el mundo-; ha contado incluso con cinco premios Nobel entre sus filas. El PC, en 1981, le dio el espaldarazo definitivo y un renombre que ha llegado a calar en la sociedad en su conjunto. Pero su rumbo en el mundo de las Tecnologías de la Información ha seguido virando para reajustarse a las demandas de los clientes- principalmente después de las famosas pérdidas que cosechó en 1993– y con objeto de reconvertirse en una compañía más centrada en la consultoría y los servicios. Dejó atrás el PC, la fabricación de discos, impresoras… y en los últimos 10 años ha comprado 116 empresas de servicios y de software.
IBM ha querido seguir manteniendo sus valores con las miras puestas en el progreso y en la búsqueda de espacios de valor. A buen seguro que mantendrá esta trayectoria, siempre ligada a su propia transformación cada vez que se lo solicite el propio mercado. El éxito para perdurar otros cien años estará marcado por su capacidad de adaptación.

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Ambrosio Rodríguez
Ambrosio Rodríguez

Director

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