La Generación Y, ¿la peor pesadilla de los CIO?

Parece ser que la Generación Y, esto es los nacidos entre 1982 y 1994, y la Generación X que llegó tras los baby boomers, y que corresponde a los nacidos entre 1970 y 1981, no se diferencian mucho unos de otros, por lo menos en el entorno laboral. Eso es lo que dicen los de Forrester Research, así que si les hacemos caso, se acabaron las discusiones de “nosotros estamos profesionalmente mejor preparados”,“la mejor película del mundo es E.T”, o “viva Super Mario Bross, abajo Sonic”.
Los analistas catalogan a la Generación Y como el grupo de trabajadores que convertirá la empresa en una zona de redes sociales con herramientas de consumo y exóticas formas de gestionar. El problema que muchos de estos chicos ya se lo tienen subido, y todavía tienen mucho camino que recorrer y marrones que tragar.
No hay que generalizar porque siempre te encuentras con honrosas excepciones, pero Forrester aduce que hay que tener en cuenta que muchos Gen Y han empezado a trabajar a posteriori de su educación, cuando hace unos años lo “normal” (aunque yo más bien lo catalogaría de “obligado” por la presión de tus padres cuando te veían tirado en el sofá), era empezar a trabajar mientras finalizabas tus estudios. También se puede catalogar de suerte, claro porque no todo el mundo ha sido becario o ha estado de prácticas. Eso sí, sin ver un duro eh?
Aparte de estos variables detalles, lo cierto es que los chicos de 25 años el día de mañana tendrán voz y voto para influir en las tecnologías que la empresa usa. Y también hay que reconocer el peso que se pone sobre sus jóvenes cabezas al adjudicarles la tarea de cambiar el lugar de trabajo tal y como lo conocemos. Sin embargo, Forrester advierte que estos pensadores revolucionarios están consumiendo las nuevas tecnologías de manera pasiva, es decir, “me interesan y las utilizo pero no me llevo trabajo a casa”. Es decir, que aunque sepan de manera inmediata qué es “hot” y qué es “out”, y tengan la habilidad de aprovechar las tecnologías a nivel personal, sobre todo las de socialización, eso no significa que puedan trabajar de forma efectiva en la arena empresarial. Vamos, que aunque ellos puedan coger un teléfono móvil y automáticamente saber cómo funciona, los expertos afirman que eso no es aplicable al mundo de la empresa.
La verdad es que tengo que reconocer que a mi no me ha servido de nada saber “por ciencia infusa” programar el vídeo cuando a mi madre le llevaba una hora con manual de instrucciones incluido. Claro que a mi se me resisten otros aparatos como la lavadora, y mira que cada vez ponen más dibujitos para aclararnos a los torpes, pero no hay manera.
En fin, que aunque nos creamos que la Generación Y como “nativos digitales” que son saben mucho de tecnología, no nos engañemos. Una cosa es instalar un Skype o un Wassap en cuestión de segundos, y otra cosa es llegar y besar el santo con un CRM o un ERP. Y es que rara vez se enseñan estas cosas en la universidad, es algo que vamos aprendiendo una vez nos hemos convertido en población activa, aunque claro, tal y como está el panorama igual hasta el paro va a venir bien, por aquello de hacer algún módulo de formación.
Sin embargo, si nos paramos a mirar, ya se están empezando a notar los primeros efectos de la influencia tecnológica de esta Generación, que por cierto, está trayendo más de un quebradero de cabeza a los CIO. Estoy hablando de la “moda” de traerse al trabajo y utilizar tu supermegaguay smartphone o tablet, unos dispositivos que nacieron para el consumo personal y ahora es el último grito entre los directivos, o la obsesión que ahora tienen todos los empresarios por estar en las redes sociales. A ver si va a ser verdad que el día de mañana en lugar de ordenadores, trabajemos con videoconsolas y me veo pegándome con mi jefe en plan Halo o Street Fighter, o al equipo comercial convertido en la comunidad de WarCraft.