La Administración debe mirar al frente

Las Telecomunicaciones y Sociedad de la Información ya cuentan con un nuevo Secretario de Estado: Víctor Calvo-Sotelo -hijo del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, quien se encargará de “realizar cambios dentro del sector de las telecomunicaciones con objeto de que las Tecnologías de la Información sean una herramienta cada vez más eficiente”, de acuerdo a las primeras palabras efectuadas la pasada semana tras su toma de posesión. Atrás queda el periodo de transición ejercido por Juan Junquera -de apenas medio año- y de Bernardo Lorenzo -cercano a los doce meses-, que solo sirvió para alargar las medidas ya impuestas y no se tradujo en acciones determinantes en beneficio de las TIC. Otra cosa fue el ‘mandato’ que llevó a cabo Francisco Ros -de unos seis años-, y que favoreció en gran medida que la Sociedad de la Información se impregnara en nuestro país a todos los niveles, ya sea mediante la implantación de soluciones tecnológicas en los organismos públicos como en el desarrollo de la administración electrónica. Es cierto que los presupuestos eran otros; el Plan Avanza contó en este caso con partidas suficientes para poder sacar partido a las nuevas iniciativas que iban surgiendo. El interrogante que se nos presenta a partir de ahora y con la llegada de Calvo-Sotelo es obvio. El nuevo Secretario de Estado plantea reformas “para adaptarnos a los nuevos tiempos”. Todavía están por determinar, algo que debería hacer lo antes posible aunque la sensación es que esa ‘adaptación’ significará una reducción sustancial de los presupuestos del departamento que dirige. En este caso, difícil lo tendrá para apuntalar los proyectos que ya están en marcha en materia TIC. Su obligación debe ser esa en cualquier caso y hacer frente a las restricciones inversoras que se le quieran imponer, porque él mismo ya ha sugerido que “todas las Administraciones, además de empresas y ciudadanos, tienen que sacar el máximo partido de las nuevas tecnologías”. Para ello habrá que evolucionar y asentar a nuestro país como uno de los más vanguardistas en el uso de las herramientas tecnológicas -de hecho, ya se le considera uno de los diez más avanzados-. No es momento de dar un paso atrás, sino de mirar hacia delante y, como titula el Secretario de Estado, “conseguir el reto de ser el impulsor de las nuevas tecnologías”.