Tras la receta del éxito de la asistencia primaria

¿Cuál es el estado real de desarrollo de la receta electrónica en nuestro país? ¿Qué nivel de implantación tiene en las distintas comunidades y centros médicos y farmacéuticos? ¿Qué conocimiento y uso real se hace de la misma por parte de los pacientes?

Publicado el 02 Jul 2013

Tertulia Computing,

¿Cuáles son los factores que están frenando su plena implantación? ¿Por qué no existe una figura que lidere este proyecto en aras de alcanzar la interoperabilidad y la completa eficacia de este servicio?… Son muchas las preguntas que planean en torno a un proyecto que lleva desarrollándose más de una década y que parece no terminar de cuajar. Un concepto del que los estamentos políticos han hecho bandera a la hora de vender sus éxitos en el ámbito de la eSanidad pero en el que no parecen haberse implicado lo suficiente, poniendo las bases de una planificación estratégica y un lógico desarrollo. Todos estos puntos centraron el interés en la tertulia de Computing, en la que colaboró Efron Consulting, y en la que aportaron su punto de vista diferentes responsables TI y portavoces de los diversos agentes que componen el entorno medico asistencial y el ámbito farmacéutico.

Alicia Abad, directora del Sector Sanidad de Efron Consulting, opina que la compartición de la información y la orientación al paciente han sido el centro de los sistemas sanitarios. “Además de la historia clínica electrónica, la receta electrónica es otro gran proyecto al que está vinculado tanto la sanidad pública como la privada. Se requiere una estandarización de los datos del paciente, teniendo en cuenta que el enfermo puede tener un seguro médico privado y otro público. La interrelación entre la Seguridad Social con entidades como Sanitas resulta útil para todos”, sostiene Abad. Según sus pesquisas, resulta complicado obtener una foto aproximada de cuál es el nivel de desarrollo de la receta electrónica en España: “los datos disponibles del Ministerio de Sanidad datan de 2010, es difícil cons tatar los progresos, si bien la ministra exigía la receta electrónica estatal para este año”. En cuanto a las comunidades autónomas existen diversas velocidades. Mientras que Andalucía, que empezó en 2005 con un porcentaje irrisorio, rondaba hace un año el 82%, según datos de la Junta Andaluza, en Castilla-La Mancha se acaba de culminar un proyecto piloto de receta que ha afectado a 11 centros de salud y 48 farmacias en la provincia de Guadalajara, en donde se han emitido unas 437.000 recetas. En Aragón también se ha puesto en marcha otro proyecto, al igual que en la localidad madrileña de Brunete, que lo ha culminado. Además, en enero se publicó el Real Decreto del nuevo modelo de receta privada y en Muface ya se está requiriendo la implantación de la e-Receta. Todos estos datos recabados por Abad componen un puzzle de un proyecto que, en su opinión, “terminará consiguiéndose y lo tendrán todas las comunidades autónomas igual que la sanidad privada. Será cuestión de dos o tres años. El siguiente paso será la interoperabilidad”.

Francisco García Vieira, director adjunto de Servicios Públicos Electrónicos de red.es, aporta nuevos datos que ayudan a completar el cuadro. “Desde red.es, adscrito al Ministerio de Industria, tratamos de ayudar en el uso de las TI en los servicios públicos y su consiguiente reducción de costes”, explica. “Trabajamos con sanidad en línea, siempre con el eje fundamental de la identificación única, la historia clínica y la receta electrónica”, puntualiza para añadir que, según el estudio de las TIC en la Salud de 2012 (referido a dos años atrás), el cien por cien de los médicos prescriben a través de una plataforma informática. El mismo estudio señala a La Rioja y a Castilla y León como las comunidades más retrasadas en la implantación de la eReceta, en contraposición de Andalucía y Baleares que están a la vanguardia. “La receta está en uso y se despliega a buen ritmo”, enfatiza si bien reconoce que “las principales barreras son organizativas”. Pese a todo, comunidades como Asturias, Cantabria o Murcia colaboran estrechamente con red.es para agilizar la receta electrónica. También considera que los pilares para la interoperabilidad están ya dispuestos, y en el marco de la Agenda Digital Española, “la receta electrónica estará interoperable para 2015, una vez que se haya desplegado en todas las comunidades”.

Comunidad de Madrid
Zaida Sampedro, Directora General de Sistemas de Información Sanitarios de la Comunidad de Madrid, relata la experiencia de un proyecto de receta electrónica que se inició en 2005 y que contó con un piloto en 2007. “La estrategia iba de la mano de un nuevo sistema de atención primaria que ya era centralizado. En 2008 el proyecto se tuvo que posponer debido a otras prioridades como la apertura de hospitales”. El proyecto tuvo otros retrasos, hasta que finalmente se despliega en Madrid un piloto ambicioso que afecta a más de 250 centros de salud. “Un aspecto que ha incidido en el retraso de la implantación de la receta tiene que ver con sus costes, como alertaron Extremadura y Galicia. Entonces decidimos ser muy rigurosos, y estudiar la experiencia de otras comunidades donde constatamos que existe un ‘gap’ entre lo que se dice y la realidad. El hecho de tener una receta electrónica no garantiza que lo usen todos los médicos y pacientes. En Andalucía están más avanzados, pero llevan muchos años”. Al final, en 2012 Madrid inició la fase uno, alineada con el Colegio de Farmacéuticos, con el fin de “pasar de piloto a situación real, detectar problemas de operativa y evaluar el impacto en asistencia y en los aspectos económicos”, puntualiza Zaida Sampedro. La conclusión de su estudio es que la frecuencia de la asistencia al médico se reduce en más del 20%, si bien este dato se puede ver alterado por la polémica del copago que acaeció por esas fechas. La estrategia de la Comunidad de Madrid pasa por completar todo el cinturón periférico en una primera fase y avanzar de forma radial hasta la almendra central. Está previsto que el proyecto se complete en el primer semestre de 2014. En paralelo, Madrid ha avanzado en la dispensación electrónica. Y a tenor de los datos que facilita Sampedro, 23 millones de recetas ya se han registrado en tiempo real en las farmacias.

Fernando Valentín, responsable del Departamento de Nuevas Tecnologías del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmaceúticos, coincide en la apreciación de Alicia Abad en su convencimiento de que “la receta electrónica llegará a puerto”. Sin embargo, Valentín apunta que “hay piedras en el camino debido a la regulación y la crisis. Todo está cambiando y es difícil ponerse de acuerdo. Al final, el proyecto se complica pero no por causa tecnológica”. Según su apreciación, “cada colegio habla con su consejería y se implanta un sistema de receta diferente, con lo cual la clave está en poder interoperar”. Fernando Valentín sentencia: “deberíamos dejar de hablar de interoperabilidad y hacerla efectiva”, convencido que la batalla de la tecnología está ganada y que hay que resolver otros problemas como es la confluencia de muchos agentes que hay que coordinar. A ello hay que añadir la situación de cada establecimiento farmacéutico que tiene su software y sus sistemas propios. Como muestra, un botón: existen 40 proveedores distintos con sus respectivas herramientas de gestión…

La cuarta vía viene de la mano de Joan Camps Pons, director de Estrategia Tecnológica y de Proyectos, del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, quien pone sobre la mesa la perspectiva de los facultativos. “El sistema sanitario español es por normativa un modelo muy distribuido, y la receta está vinculada a la historia clínica, por tanto no se puede centralizar”, argumenta. Camps considera perentorio que exista seguridad en la identidad del paciente. “La ministra dijo que cada ciudadano tendrá un número único y podrá acceder a su información médica en cualquier centro”, señala. Camps ve imposible hacer borrón y cuenta nueva con los sistemas de receta electrónica (como se hizo en Alemania), “hay que deshacer los guetos y basarnos en las identidades seguras”. El portavoz apuesta por un modelo que se pueda basar en un DNI electrónico integrado con la tarjeta sanitaria. En tercer lugar, siempre según la visión de Camps, se requiere identificar al que prescribe y certificar sus competencias. La clave, por tanto, está en un número de identificación único que redundará en un mayor ahorro y en una mejor atención al paciente.

Sergio García Cebolla, director de Sistemas de Información y TIC de Hospitales de Madrid, expone la visión del sector privado: “no hay que perder el foco del cliente. El DNI es difícil de mantener y de usar. Hay que intentar agilizar al ciudadano los trámites, para que sean sencillos y faciliten el ahorro de costes”. García aboga por que “todos los CIO, tanto públicos como privados, deberían reunirse y conseguir que los servicios estuvieran más accesibles; el médico tendría más información y se conseguiría la interoperabilidad con el paciente”. En este punto, Zaida Sampedro se mostró partidaria de que alguien lidere este proceso de unificación y consolidación de los diferentes sistemas de receta electrónica, señalando directamente al Ministerio de Sanidad. Sin embargo,

Jorge Velázquez, director de Sistemas de Hospitales de Sanitas, mostró su escepticismo en este extremo: “los alemanes tienen más capacidad para ponerse de acuerdo. Nuestro problema no es tecnológico es mediterráneo. Tendemos a centrarnos en nuestro ámbito. Una cosa es liderar este proyecto y otra es ver quién tiene autoridad”. El proyecto de receta electrónica -a su modo de ver- sólo funciona cuando hay una autoridad concreta como en el caso de Sanitas o de la Comunidad de Madrid, “en España no hay una autoridad única y estamos abocados a un modelo descentralizado”.A esta problemática, Joan Camps propone “un modelo de federación”.

El aspecto colaborativo resulta fundamental según la perspectiva de Ángel Blanco, director de Organización y Procesos de IDC Salud, “si no resolvemos la identificación es porque no queremos. Cada entidad tiene un sistema de identificación diferente y no se busca una solución colectiva”. Para Blanco, la receta electrónica forma parte de un sistema más amplio y parece que no tenemos claro el servicio final. “El modelo asistencial no es el de antaño, y pretendemos seguir con una normativa autoritaria. Hay que aprender de la sociedad, que nos proporciona herramientas de redes sociales avanzadas. Una red social médica resulta indispensable”, comenta. Estamos abocados al trabajo colaborativo en red social, y “los facultativos usuarios de iPad tienen en su poder app médicas que se han descargado del Apple Store porque obtenerlas por la vía oficial conlleva requisitos tremendos”, denuncia Blanco. Ángel Blanco no cree que el DNI ayude en este proyecto, por la complejidad que entraña, y hace énfasis en el concepto de servicio: “cuando se presta un servicio, el uso de la herramienta es muy amplio. No se trata de acceder a una analítica on line, sino de que el médico la interprete y se ponga en contacto con el paciente para agilizar su atención o suspender futuras citas”.

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Rufino Contreras
Rufino Contreras

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